MUSICA › ANDY TAYLOR, GUITARRISTA HISTORICO DE DURAN DURAN
“En los días buenos, éste es el mejor trabajo del mundo”
El músico habla del regreso de la formación original de Duran Duran, pioneros del new romantic que, aún hoy, dejan su marca en unos cuantos grupos. Y adelanta: “Nos encanta tocar los hits”.
› Por Roque Casciero
Aunque la mayoría de las quinceañeras que enchastraban las paredes de sus habitaciones con posters de Duran Duran ya pasaron los 30 hace rato, lo cierto es que la música del quinteto inglés envejeció mucho mejor que lo que se podría haber imaginado a mediados de los ’80. También hubiera sido difícil predecir que hoy sería tan palpable la influencia de aquellos sonidos catalogados como new romantic o new wave. Sin embargo, ahí está, en bandas como Scissor Sisters, The Killers o The Bravery. Es por eso que resulta más que adecuado que Duran Duran haya vuelto con su formación original en el nuevo siglo. Y si hasta ahora los fans argentinos sólo habían podido ver otra versión de la banda, el sábado 3 en el Personal Fest podrán sacarse las ganas de estar frente a un auténtico clásico: Simon LeBon en la voz, Andy Taylor en guitarra, Nick Rhodes en los teclados, John Taylor en el bajo y Roger Taylor en la batería. Como para aumentar la expectativa, el guitarrista le adelantó a Página/12 que el set de Duran Duran estará, como en el flamante DVD Live from London (no editado aquí), casi exclusivamente conformado por hits como Hungry Like the Wolf, Rio, Wild Boys, Union of the Snake y The Reflex. “Somos muy conscientes del hecho de que tenemos muchas canciones que la gente quiere escuchar”, asegura Taylor. “Además, nos encanta tocar los hits: no hay modo en el que nos pongamos demasiado oscuros.”
–Un día de 1979, usted abrió el desaparecido periódico musical Melody Maker y leyó un aviso de una banda que buscaba “un guitarrista que sea como un cable pelado”.
–Sí, y eso inició este camino, que ya lleva más de veinticinco años. No sé cuánta gente habrá contestado al anuncio del Melody Maker, pero fue uno de esos momentos en los que tomás el diario y decidís marcar ese número.
–¿Imaginaba un futuro como el que tuvo?
–Supongo que cuando uno es joven aspira a un montón de cosas. De adolescente iba a un montón de conciertos y siempre quise estar sobre el escenario, tocando la guitarra en una banda. Estaba obsesionado con eso, era todo lo que quería hacer. Y después, cuando me encontré con Nick, John, Roger y Simon, todos habían pasado por algo similar: habían ido a muchos conciertos y tenían las mismas aspiraciones. Cuando empezamos, enseguida entendí que todos teníamos el mismo hambre por hacer algo exitoso. Cada uno venía con tantas ideas... Y todavía es así: nos proponemos hacer tantas cosas que si realmente lo intentáramos, no podríamos terminar ninguna.
–Con sus influencias de los Sex Pistols y T-Rex, usted era el más rockero de Duran Duran, ¿no es cierto?
–Bueno, supongo que el trabajo de guitarrista trae esa etiqueta (risas). La guitarra es uno de esos instrumentos que se puede tocar de noche y de día, en el baño y en el parque, sobrio, borracho o drogado. Es muy fácil estar borracho y ponerte a tocar... Es un instrumento muy expresivo, así que algunos guitarristas han experimentado con su estado mental mientras tocaban. Pero ya tengo 44 años, es mejor tratar de mantener la cordura.
–Pero sus influencias son más rockeras que las del resto de la banda. ¿Cómo congeniaba eso al principio?
–Es que el hecho de que la guitarra se destacara fue muy importante para la banda, porque le daba la crudeza extra que las otras bandas no tenían. Y la influencia rockera era lo que ellos querían, porque en el aviso decía que querían alguien que fuera como Steve Jones, David Gilmour y Mick Ronson. Pensé: “Yo puedo hacer eso, puedo hacer de los tres bastante bien” (risas).
–¿Se sentían pioneros del movimiento new romantic?
–Eso era algo que sucedió en aquel momento y nos colgaron la etiqueta. No nos molestó, pero no era algo consciente para nosotros. Nosotros no vivíamos en Londres sino en Birmingham, así que estábamos en otra, pero todos los grupos se convirtieron en lo mismo para los medios. Si lo pienso, también nos ayudó, pero la verdad es que no encajábamos bien, porque no éramos totalmente electrónicos ni nos veíamos tan extraños como los verdaderos new romantics. Nuestro aspecto era más masculino que femenino. Enseguida tuvimos tantas seguidoras que enseguida se convirtió en una cosa más pop, lo que nos hizo corrernos, y cuando nos hicimos famosos en Estados Unidos, ya se convirtió en algo más rockero y para estadios, lo cual está a años luz de las cosas electrónicas. Pero ésa fue siempre nuestra visión, porque siempre quisimos tocar en estadio y porque siempre sentimos que éramos una banda. Hay alguien a quien respeto mucho, que trabaja para la Sony, que nos vio hace poco en Nueva York y me dijo: “¿Sabés qué? Creo que ustedes son la mejor banda en vivo de su generación”. Y eso hace que haya valido la pena el trabajo: ya puedo morirme feliz.
–¿Hay alguna anécdota que refleje lo que es ser una estrella de rock al estilo Duran Duran?
–Sí. Mañana (por hoy) pensaba ir al estudio a grabar unas guitarras y recién descubro que todo mi equipo fue enviado a la Argentina (risas). Así es ser parte de una banda. Y después la gente se pregunta por qué los músicos empiezan a tomar alcohol...
–Cuando abandonó la banda, ¿fue porque ya no soportaba a sus compañeros?
–Fue como con los imanes, que en cuanto les cambiás la polaridad se repelen unos a otros. Hay una línea muy delgada entre el amor y el odio, y la música es un tema que genera pasiones. Por más que creas mucho en algo, podés irte en otra dirección, porque el momento de la creación es muy emocional. Si realmente creés en algo no te das por vencido fácilmente y querés que todo el mundo lo escuche. Tiene que ver con la obsesión, con el perfeccionismo. No sé, en los días buenos es el mejor trabajo del mundo, pero en los malos es una mierda como cualquier otro trabajo (risas).
–Después de irse de Duran Duran, ¿seguía prestándole atención a lo que hacía la banda?
–En ciertas ocasiones. Después de unos años fui a un par de shows, pero no en el sentido de “Ja, ¿a ver en qué están?”. Había dejado de ser importante para mí. Duran Duran no es algo que puedas mirar desde el costado: o estás dedicado completamente al grupo o estás afuera. Una vez que lo abandonás, realmente tenés que alejarte.
–Está bien, pero, ¿qué pensó del disco Thank You?
–Bueno, todos hemos hecho discos de covers. Yo hice uno, ellos hicieron uno, varios amigos hicieron el suyo... (Se ríe.) ¡No podés tener una carrera rockera perfecta sin un disco de covers medio choto!
–Usted trabajó en discos solistas de (el fallecido cantante) Robert Palmer y volvió a cruzarse con él en Power Station.
–Pasé mucho tiempo con Robert, que era como un musicólogo y una gran persona para tener cerca. El tenía un espíritu muy libre y una gran energía enfocada a su trabajo. Si alguien analizara químicamente el cuerpo de Robert, él encajaría perfecto en el rubro “artista de la música”, porque podía ir en cualquier dirección y siempre encontrar el modo de hacerlo. Ya fuera música cajún o blues, él era capaz de hacerla propia y lograr que funcionara. ¡Que Dios lo bendiga!
–¿Qué hizo que usted pensara que era una buena idea reunirse con sus antiguos compañeros?
–Fueron unos cuantos factores. El primero fue que sólo hicimos tres álbumes en un período de tiempo muy corto. Y para nosotros siempre fue como una resaca no haber podido terminar... Creo que todos sentimos que había mucho más que podíamos hacer juntos. Además, escuchábamos mucha música que nos rodeaba y pensábamos: “Mierda, esto suena a Duran Duran” (risas). El timming fue importante, igual que la influencia de la música dance. Porque la música electrónica de principios de los ’80 nos influyó mucho y ahora la música bailable vuelve a ser hecha por bandas en lugar de DJ’s, que es el mismo lugar del que nosotros venimos. Vivo en Ibiza y ahora muchas discotecas tienen bandas en vivo. En Manumision este año tuvieron a The Bravery, Kaiser Chiefs, Bloc Party, Babyshambles... Es como si el dance estuviera muriendo y las bandas coparan otra vez las pistas de baile. Y eso es bueno para nosotros, porque ésa es nuestra raíz, el lugar del que salimos.
–El timming será importante, pero también tienen que llevarse bien como personas, ¿o no?
–Sí, claro. Nadie puede decir que es fácil vivir con otra gente. Y no hablo necesariamente de una banda de rock: si cinco tipos escalan una montaña, después de unos meses juntos en la misma montaña es probable que empiecen a joderse unos a otros. Pero yo trabajé en la construcción durante años, porque mi padre era constructor, y eso ni siquiera puede compararse con un día malo en Duran Duran: en la construcción, todos los días eran peores. Entonces, cuando ponés eso en perspectiva, ¿te estás enojando por la botella de vino equivocada? La mayor parte de los problemas de las bandas son triviales, pero el ego hace que las cosas triviales se pongan complicadas. Supongo que crecimos...
–Justo antes de que usted y Roger Taylor se fueran, Duran Duran participó de Live Aid. Y hace poco fueron parte de Live 8. ¿Qué sensaciones le provocó?
–Estábamos de gira por Europa y sentimos que debíamos hacerlo en Roma porque tuvimos un éxito increíble en Italia. Una de las cosas que sentía en ese momento era como un déjà vu, pero no podía creer que todavía tuviéramos que hacer algo así. ¿Cómo no se había solucionado ya ese problema? A pesar de que Live 8 desapareció de los medios tras los atentados en Londres, igual creo que fue efectivo en lograr algunos de los objetivos. Además, Bob Geldof siempre ha sido un comunicador muy piola y no abandonará su costumbre de inventar modos inteligentes de desafiar al establishment para que se ponga las pilas. De todos modos, creo que sería muy triste que dentro de veinte años tengamos que hacer otro festival. Tuvimos que hacerlo dos veces y está claro que ya fue más que suficiente.
–En su página web dice que ya empezaron a trabajar en su próximo álbum.
–Sí, hace un par de meses, pero todavía estamos en el proceso de componer, así que no sé cuándo estará terminado. Por otra parte, nos quedan algunos shows por hacer... Es la primera vez que vamos con la formación original a la Argentina y es algo que tengo muchas ganas de hacer. Al vivir en Ibiza, conozco a muchos argentinos y, por lo general, son los tipos más divertidos del mundo.
Subnotas