MUSICA › ENTREVISTA CON TOQUINHO, QUE ESTA NOCHE CELEBRA SUS CUARENTA AÑOS DE CARRERA EN EL TEATRO COLISEO
“Con Vinicius tenía un matrimonio sin sexo”
El guitarrista y compositor brasileño está en Buenos Aires como parte de una gira en la que festeja sus cuatro décadas con la música. En el show contará historias vinculadas con el nacimiento de la bossa nova.
Por Karina Micheletto
A comienzos de los ’70, un grupo de brasileños liderado por Vinicius de Moraes dio un par de recitales en el mítico local marplatense de La Fusa. A Vinicius le gustó tanto el resultado que grabó un LP “casi en vivo”: con el mismo repertorio y la prolijidad de estudio, pero añadiendo el ambiente real de La Fusa. Además de Maria Creuza, lo acompañaba el que se convertiría en su “parceiro” de años, Toquinho, que llegaba por primera vez a la Argentina. Aquello fue un éxito tan grande que obligó a grabar la segunda parte, en la que se sumó Maria Bethania. Era la primera vez que Toquinho venía a la Argentina, y aquel debut local se convirtió en uno de los registros históricos de la música popular brasileña. El guitarrista vuelve ahora con un show en el que celebra sus 40 años de carrera, rindiendo un tributo personal a la bossa nova. Después de presentarse en Mendoza, Rosario y Córdoba (y sortear como tantos el paro de Aerolíneas, cubriendo el último trayecto en micro), hoy hará un primer show en el teatro Coliseo de Buenos Aires, cuyas entradas están agotadas. Fanáticos de la bossa nova, a no desesperar: el paulista agregó otra función para mañana a las 20, en el mismo teatro (Marcelo T. de Alvear 1125).
Toquinho es conocido como “el guitarrista de la bossa nova” y no es para menos: el paulista es el autor de algunos de las canciones-emblema de la música popular brasileña, como Tarde em Itapoa, Você abusou, Samba da Benco o Aquarela. A lo largo de esos 40 años que ahora son motivo de festejo, compuso con gente como Vinicius, Antonio Carlos Jobim, Carlos Lyra y Baden Powell. Aunque pertenece a la generación de “hijos de la bossa nova”, según él mismo define (una generación que dio hombres y mujeres como Caetano Veloso, Chico Buarque o Maria Bethania), fue el único de todos ellos que llegó a componer con Vinicius. “El fue muy importante en toda esta historia: de los 40 años de carrera, 10 los pasé con él. Así que es inevitable que esté presente en el repaso. Es uno de los personajes que pasarán por el espectáculo de una forma natural”, explica el músico a Página/12. “En el espectáculo voy a tratar de hacer una especie de recorrido por mi historia, contada sintéticamente desde lo musical... ¡Así que espero no aburrir! Voy pasando por vivencias de las distintas etapas de mi vida y, por supuesto, por las personas que fueron importantes para mí. Es un placer contar estas historias en medio del espectáculo, me permite volver en el tiempo. Puedo ser nostálgico con algún motivo”, bromea Toquinho.
–Es decir que va a ser un show de música e historias.
–Sí, un poco de todo, entrelazado. Tanto la parte instrumental como los relatos recorren las influencias que tuve, las personas a las que quiero homenajear, los personajes que forman parte de mi vida, que están presentes como fantasmas del espectáculo. También, obviamente, va a estar mi primera vez en la Argentina, aquello tan lindo de La Fusa... un poco de todo. Pero además yo siempre dejo que el público cambie el espectáculo.
–¿Cómo lo cambia?
–Me gusta ir haciendo más o menos lo que la circunstancias piden. Si veo que al público le gusta más la parte instrumental, trato de tocar un poquito más, si se entusiasma con las historias, sigo por ese lado. Voy cambiando el espectáculo según las circunstancias y el contexto de la sala en la que estoy. No es una estructura cerrada.
–De todos los artistas de su generación, usted fue el único que compuso con Vinicius.
–Sí, tuve la suerte de hacer canciones de una forma continua con él. Soy un afortunado.
–¿Cómo eran esos encuentros, cómo era la forma de trabajo?
–No eran encuentros: era la vida. No compartíamos sólo el trabajo, compartíamos la vida cotidiana. Hicimos más de mil espectáculos juntos,casi treinta discos (en esa época no había CD), vivíamos haciendo canciones (hicimos más de 130), cantábamos juntos como dupla. Entonces los nuestros no eran encuentros, era una convivencia cotidiana, durante diez años. Como decía Vinicius: éramos un matrimonio sin sexo, pero con todo lo demás, hasta la parte de los celos.
–Esta relación de convivencia se percibe en discos como El poeta y la guitarra.
–Sí, es verdad. Ese fue un disco que hicimos en cuatro horas. Grabamos así, de improviso, de una forma brutalmente amigable.
–Pero habrá tenido su parte difícil trabajar con él.
–No crea. Era una persona muy sociable y armoniosa, no era exactamente difícil para convivir. Le gustaba tomar unas copitas, desde luego, como a todos... o un poco más. El decía que la humanidad fue hecha tres dosis abajo, y entonces lo normal del ser humano tenía que ser tres dosis arriba. Vivía muy tranquilo con todo, no era una persona tan complicada. Voy a contar algo de eso en algunas de las anécdotas que lleve al escenario.
–¿Por ejemplo?
–No es lo mismo contarlo fuera de clima, pierde la gracia. Pero, por ejemplo, recuerdo que Vinicius no usaba calzoncillos, y un día, cuando estaba saliendo de un restaurante, se le cayeron los pantalones, enteritos. Se quedó con el culito afuera, pero nadie se escandalizó. Al contrario, todos lo aplaudieron mucho. “El culo de un poeta siempre es una cosa muy limpia”, le dijeron. El provocaba ese tipo de cosas.
–Si tuviera que elegir entre todas las canciones que compusieron juntos, ¿cuáles quedarían?
–Quizá Tarde em Itapoa, porque fue el primer éxito nacional que tuvimos. Pero puede ser también Regla tres, que también tuvo mucho suceso, y tantas canciones que felizmente fueron exitosas. Siempre fue un placer muy grande trabajar con él.
–Usted se define como integrante de la generación de “hijos de la bossa nova”. ¿Qué implica ocupar ese lugar?
–Nosotros somos hijos de la bossa nova porque no formamos parte de la creación de ese movimiento, no tenemos edad para eso, éramos muy chicos para entender lo que estaba pasando en la década del 50. La nuestra fue una generación privilegiada: los tuvimos a Tom (Jobim), Vinicius, Barenboim... Tuvimos esos regalos y seguimos haciendo, como todos, un poquito de bossa nova en Brasil. Pero la bossa nova no es una música, es una atmósfera musical. Es una forma de armonizar, de cantar, de abordar las canciones. Yo puedo cantar El día que me quieras en bossa nova y le aseguro que quedará una bossa nova. Porque lo importante no es sólo la música, es la forma en que se canta, se armoniza y se interpreta la canción. Es la atmósfera musical que envuelve todo el tema. Es algo demasiado profundo para entenderlo sólo como un género musical.