MUSICA › “HALLELUJAH”, LA MáS VENDIDA EN GRAN BRETAñA
› Por Diego A. Manrique *
Es una peculiaridad de la sociedad británica: cada año hay expectativa por saber cuál será la canción triunfadora en Navidad. Incluso se puede entrar en juego en las casas de apuestas. Este año, sin embargo, no había dudas. Tenía ventaja Alexandra Burke, una concursante de The X factor que tiene embobada a buena parte del Reino Unido. Y así fue: su versión de “Hallelujah”, la canción de Leonard Cohen, ocupa el puesto máximo de las listas: en el día de salida, el tema superó las 100.000 descargas legales. Aún más extraordinario: en el número dos aparece la misma canción, pero en la desnuda versión de Jeff Buckley. No ocurría algo similar desde 1957.
En este caso, la iniciativa partió de melómanos que detestan los concursos televisivos. Empeñados en evitar que Burke llegara al número uno, se conjuraron para comprar la más venerada recreación de “Hallelujah” de Buckley. De rebote, la campaña logró que vuelva a venderse la interpretación original de Cohen. Este ya había visto algo parecido en Estados Unidos meses antes, en el programa American idol.
Cohen, cuya música no es habitual en las listas de éxito, habrá brindado con su vino favorito: expertos de la industria calculan que un fenómeno como el de The X factor puede proporcionarle un millón de libras. Bonito regalo de Navidad para un judío budista que, a los 74 años, se vio obligado a volver a los escenarios, tras descubrirse saqueado por una representante codiciosa. Es también una merecida recompensa por un parto difícil: Cohen ha contado que “Hallelujah” lo obsesionó durante dos años. Hubo momentos en que pensó que nunca podría terminarla. De hecho, la letra original ocupa varios folios y sólo se cantó una fracción. El mismo la grabó con notables variaciones desde su estreno en 1984, en el disco Various positions. También le dio otras satisfacciones personales: Bob Dylan se quedó impresionado con ella y la incorporó a su repertorio.
Oficialmente, se han registrado unas 200 versiones. John Cale, ex Velvet Underground, intuyó sus posibilidades y, tras recomponer el texto a su capricho, se sentó al piano y realizó una versión visceral en 1991. Muchos siguieron sus pautas, aunque “Hallelujah” entró en otra dimensión con Jeff Buckley, quien acentuó su carga erótica. Para Cohen, su popularidad obedece a que “tiene un buen estribillo”. Y, cabe agregar, un aire litúrgico que obliga a prestar atención a los versos. Con sus referencias al Rey David, Betsabé y otros seres bíblicos, puede entenderse como una indagación sobre la fe y el pecado. Así lo consideran muchos rabinos e incluso la emisora del ejército de Israel, donde se programa cada sábado. En realidad, “Hallelujah” crea su propio espacio, una zona de solemnidad y recogimiento: aparece en series televisivas y en películas como Shrek o Basquiat. También se usa en la cobertura informativa de tragedias o para despedir a personajes queridos. Una canción que ofrece respuestas a los misterios de la vida y la muerte, digna protagonista de la época.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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