Jueves, 26 de febrero de 2009 | Hoy
MUSICA › EL FESTIVAL AMERICANTO, EN BUSCA DE “LA HERMANDAD REGIONAL”
El encuentro, que se realiza desde los inicios de la democracia, convocó a figuras tales como Verónica Condomí, Cecilia Todd y Teresa Parodi para seguir aportando a la construcción de lazos entre identidades al sur del continente.
Por Facundo García
Desde Mendoza
Pasear por el Parque San Martín mientras se desarrolla el Americanto sirve para cargar las pilas de esperanza. No sólo porque “los compadres” que descorchan una botella tras otra hacen que uno ande todo el tiempo con un vaso de tinto en la mano, sino porque entre el público se habla de “Hermandad Latinoamericana” y –si se tiene mirada atenta– se comprueba que el milagro de los gatos y las cuecas consigue que viejos decrépitos se levanten a zapatear febrilmente. Arriba, el cielo estrellado de la noche mendocina. Y en el escenario, una nueva edición del encuentro musical que ya lleva veinticinco años buscando un diálogo intercultural que estimule el contacto con referentes de otros países y, sobre todo, dé cuenta de la impactante y poco conocida riqueza artística local.
Estas reuniones se iniciaron con la democracia. De ahí que el lema, a dos décadas y media de aquellas experiencias pioneras, sea “Americanto de los Pueblos”, en honor al espíritu progresista que animó su nacimiento. Y es curioso, porque a pesar del conservadurismo que abunda en la Tierra del Sol y del Buen Vino, los mensajes que transmiten hoy sus artistas recuerdan a las épocas en que las utopías parecían menos lejanas. En efecto, la cantante venezolana Cecilia Todd –que participó como invitada– no tuvo pudores en asociar el clima de ebullición política y cultural que ella conoció cuando llegó a la Argentina a principios de los ’70 con ciertos fervores que percibe en la actualidad. “En el Caribe, siempre nos ha resultado obvio que somos fracciones de un todo. Creo que en el resto de las regiones se está empezando a corroborar que somos una única cosa, y que tenemos que salir a buscar soluciones unidos y en bloque”, destacó poco antes de salir a escena.
Los programadores pensaron una grilla dividida en tres noches que mapean la geografía sonora del continente. La jornada inaugural del martes estuvo dedicada a los pueblos de la selva; ayer les tocó a los del río y el mar, y esta noche será para los andinos. Los músicos recalcaron este deseo de hermanarse en la diferencia: “El arte ha sido una de las herramientas clave para construir lazos constructivos entre nuestras sociedades”, dice el documento que se leyó en ocasión del bautismo del escenario que en adelante se llamará Armando Tejada Gómez. La impronta social fue insoslayable. El aporte de bandas vinculadas con el Programa Provincial de Orquestas Infantiles y Juveniles se sumó al Movimiento Mendocino de Murgas. Paralelamente a los conciertos, se realizaron charlas y clínicas con el objetivo de resaltar el carácter de “encuentro” por sobre la concepción festivalera que suele reinar en los espectáculos masivos. Y las mujeres pisaron fuerte. Además de Todd, Mónica Abraham, Teresa Parodi y Verónica Condomí, Yolanda Navarro y Juanita Vera –dos leyendas de la música cuyana– hicieron que el parque se transformara en un enjambre de bailarines que se agitaba al ritmo de los pañuelos.
Por un lado, Mendoza tiene una identidad marcada, compleja y relativamente independiente. Por otro, eso la aísla de Buenos Aires y sus medios de comunicación, lo que dificulta la proyección nacional de sus figuras. En Americanto se presentó, por ejemplo, el trío 18 Cuerdas, que lleva décadas explorando sonidos y actualmente investiga viejas tradiciones interpretativas y el uso de instrumentos andinos en la música del oeste, despertando debates estéticos y sociológicos apasionantes que casi nadie conoce.
Esta necesidad de redescubrir corre también para los que nacieron a la vera de la cordillera. Hasta los ’90, en las escuelas mendocinas se enseñaba que allí “ya no había aborígenes”. Pero los huarpes están vivos: con raíces en el desértico departamento de Lavalle, Marcelino Azaguate logró que su voz terrosa le arrancara lágrimas a más de un espectador en el primer día de recitales. “En mi infancia –recordó en diálogo con Página/12– la maestra me decía que ‘los huarpes no existían más’. Volvía a mi casa y mi mamá me contaba lo contrario. Me enseñaba que ‘éramos indios’, y en las fiestas familiares notábamos que teníamos un montón de diferencias con las tradiciones de otras personas.” Por eso la emoción de los que lo escuchaban cuando se plantó sutilmente tocado con un adorno de pequeñas plumas a cantar “soy un cantor peregrino/que con poquito se arregla/y vivo como los yuyos/apretadito a la tierra”.
El segundo día contó con la visita de la murga uruguaya Falta y Resto y el cubano Ibrahim Ferrer Jr. Por otro lado, Pocho Sosa y la familia Navarro, entre otros, oficiaron de anfitriones. Para esta noche (jueves), a partir de las 20.30, se espera un final de lujo que incluirá a Pedro Aznar, Rubén Segovia, El Proyecto San Lucas –con Facundo Guevara–, Raúl Carnota, Inti Illimani, Tomás Lipan y Markama. Será un preludio ideal para la Vendimia, que inaugurará la seguidilla de celebraciones el sábado con La Bendición de los Frutos y tendrá su acto central el 7 de marzo. Americanto de los Pueblos se realiza en el Prado Gaucho del Parque General San Martín, la entrada es libre y gratuita y se agradece la donación de alimentos no perecederos.
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