La noche del sábado, Los Piojos cerraron la tercera jornada del Quilmes Rock con un show de más de dos horas y media ante un estadio de River repleto. Aunque sin palabras al respecto, despejaron rumores que rondaban a la interna del grupo y hasta anunciaron una nueva fecha en Capital. A pesar de la dificultosa entrada, el primer segmento del día invitaba a relajarse. La apertura con Fidel, ahora predicador del International Love, daba paso a la aparición de Kapanga, un grupo festivalero, de esos que a fin de cuentas siempre entretienen. A Los Cafres, por su parte, les tocó la transición entre el día y la noche, tiempo en el que el estadio pareció completarse definitivamente. Un optimista Guillermo Bonetto buscaba complicidad en el público, aunque no siempre con éxito: “El primer River de Los Cafres”, celebró el cantante, nuevamente optimista. El set incluyó pocos tiempos muertos y un paquete de clásicos hiteros como “La receta”, “Sinsemilla”, “Si el amor se cae” y “Bastará”, hasta el cierre con “Capitán Pelusa”, dedicado al DT de la Selección.

Ya con todo el mundo en sus puestos, a punto de cumplirse las ocho menos cinco, la voz de Mario Pergolini anunció a Divididos y un cover madrugador sacudió las cabezas: “I want you”, de The Beatles, en una acertada ejecución. Una serie de anécdotas marcó el tránsito del trío. La primera tuvo que ver con la presentación de dos canciones nuevas: “Hombre en U”, ya incluido en listas anteriores, y un homenaje a las víctimas de la tragedia de Santa Fe, en la que nueve chicos y una docente murieron tras un choque en 2006. “Es un tema nuevo que ya no nos pertenece”, explicó Ricardo Mollo mientras se calzaba una remera que decía “Todos fuimos, todos somos, todos podemos ser”, apoyado por el clip de una campaña de concientización sobre el manejo responsable en las rutas. Más tarde, un triste episodio se precipitó cuando la luz de una bengala comenzó a asomar en el medio del pogo. Inmediatamente interrumpieron “Paisano de Hurlingham”, y tanto Mollo como Diego Arnedo reprendieron al responsable, provocando aplausos en el público. Por último, nada se dijo sobre la muerte del también ex Sumo Alejandro Sokol, que un año atrás, en el mismo escenario, daba su último recital junto a Las Pelotas. Los mejores momentos emergieron en los espacios que daban lugar a la imaginación y resaltaban el carácter salvaje del trío, como en una excelsa zapada luego de “Voodoo Chile”. Afortunadamente, la web oficial informa que avanza la grabación de un nuevo disco de estudio.

Y llegaron Los Piojos. Apenas dos minutos más tarde de lo anunciado (21.57) y nuevamente tras la presentación en off de Pergolini, las luces se apagaron y “Arco” inició el ritual, seguida por “Chac Tu Chac” y “Ay, ay, ay”, en un comienzo para románticos de la primera época. “¡Buenas noches, River Plate! Impresionante. El Luna Park es muy lindo y se ve desde todos lados, pero esto tiene un clima incomparable”, intervino un locuaz Andrés Ciro, que chicaneaba a las masas cuando se dormían y hasta se animó con los chistes malos. Se nota que hay experiencia en estadios grandes. Luego de “Civilización”, los recuerdos regresaron con “Maradó”. “Todos sabemos que un tropezón no es caída, y quién mejor que él”, soltó el cantante, en clara alusión al 6 a 1 en La Paz.

La lista tendió a apuntar hacia la efectividad, teniendo en cuenta el marco y el tipo de público: mucha familia, parejas acarameladas y curiosos que disfrutaron más con “Todo pasa” o “Tan solo” (interpretada en soledad por Ciro y su guitarra) que con “Angelito”. Así, predominaron temas célebres por sobre las perlas. Esta presentación estuvo teñida de sospechas acerca de la continuidad del guitarrista Tavo Kupinsky, cuya desvinculación del grupo se rumorea desde hace unos meses, justo cuando aún sigue fresca la partida de su colega, Piti Fernández, reemplazado por Juanchi Bisio. Desde el entorno de la banda desmienten rotundamente esa posibilidad –también circulaba el potencial regreso de Pablo Guerra–, y el sábado esa negación pareció tomar fuerza. Amablemente, Ciro le cedió su lugar “al amigo Tavo” para cantar “Sudestada”, seguido de un leve canto popular de “Tavo no se va”. Aparentemente, no.

La lista tomó fibra con “Fantasma” y “Manjar”. Luego de la acertada “Difícil”, una amplia versión de “El farolito” incluyó mini solos del tecladista Chucky De Ipola, el percusionista Changuito Farías Gómez y el baterista Roger Cardero, dejando en claro que hay materia prima para sonar sólidos y prolijos, como efectivamente sucedió.

A las once y media, a una hora del final real, llegó el primer falso cierre de la velada. “Gracias por esta noche inolvidable”, ofrendó el cantante, e interrumpió el comienzo de “Pacífico” para dedicárselo a los ex combatientes de Malvinas. Luego, interpretó un fragmento del Himno con la armónica, generando un extraño sprint patriótico. “Genius”, “Cruel”, “Ruleta” y un tema del último disco solista de De Ipola llegaron antes de “Muévelo” –hubo sección de vientos– y “Desde lejos no se ve”, con Ciro pidiendo una cámara y encuadrando al público desde su lugar. “¿Quieren un tema más? ¿Nos quedamos a ver el amanecer?”, bromeó, y facturaron versiones de “El viejo” (Pappo’s Blues) y “Zapatos de gamuza azul” (Carl Perkins). El cierre efectivo se dio con “Buenos días Palomar” y el tradicional “Finale”, lectura de banderas incluida.

El buen espíritu permitió disipar los rumores, y hasta quedó anunciada una nueva presentación para el 14 de mayo en el Club Ciudad. Luego, seguramente, llegue la pausa prometida, así como había ocurrido antes de la salida de Civilización (2007). Por lo pronto, Los Piojos se guardaron otro River en la mochila.