Sábado, 20 de junio de 2009 | Hoy
MUSICA › LA APERTURA DEL FADO TANGO CLUB
Tangueros y fadistas cotejarán virtudes y buscarán conexiones entre Buenos Aires y Portugal, en el ciclo que hoy a las 21 inauguran el quinteto Fadeiros y la cantante Karina Beorlegui junto a los Primos Gabino, en el Club Atlético Fernández Fierro.
Por Carlos Bevilacqua
El tango y el fado tienen mucho en común. Además de ser músicas típicas (las más famosas de Argentina y Portugal, respectivamente), se gestaron durante el siglo XIX en zonas portuarias, destilan un singular dramatismo en las letras y, como tantos otros folklores nacionales, vieron caer su popularidad con el impacto mundial que produjo la llegada del rock and roll. Esas afinidades podrán apreciarse en forma sistemática a partir de hoy a las 21, cuando la cantante Karina Beorlegui con los Primos Gabino y el quinteto Fadeiros protagonicen el primer capítulo del Fado Tango Club en el CAFF (Sánchez de Bustamante 764).
Los grupos que esta noche abrirán el juego están en condiciones de ofrecer un buen panorama de la evolución que tuvo el fado desde sus orígenes. Habitual compañera de Alejandro Dolina en sus aventuras musicales más serias, como solista Beorlegui lleva grabados dos discos en los que hace base en el tango con incursiones cada vez más audaces en el fado. La acompaña un trío de guitarras bautizado como los Primos Gabino, en doble alusión a la descendencia estilística de géneros hermanos y al payador Gabino Ezeiza, paradigma del sonido guitarrero que buscan cultivar. Fadeiros, en cambio, se dedica casi exclusivamente al género típico portugués desde 2004, pero toma como referentes a fadistas contemporáneos que ya habían hecho su propia relectura del género. De entrada, alteran la formación tradicional de voz, guitarra clásica y guitarras con mandolina, clarinete, flautas y percusión.
“De alguna manera, tocar fado es como reencontrarse con los orígenes, porque junto con la inmigración masiva vinieron las músicas europeas y de ahí venimos casi todos los argentinos. En aquella época en Buenos Aires había tantos extranjeros que se cantaba de todo, hasta que se formó ese híbrido que hoy llamamos tango”, observa Esteban Ruiz Barrea, uno de los Primos Gabino. “Cuando empecé a mechar los dos géneros no sabía que Gardel cantaba fados ni que Amalia Rodrigues había empezado cantando tangos”, cuenta Beorlegui, ideóloga y productora ejecutiva del ciclo. “Por otro lado –agrega–, si se compara a Enrique Santos Discépolo con Joao Monge se descubre que tanto las buenas letras de tango como las buenas letras de fado tienen una poética maravillosa.” Lo cual lleva a Patricia Alvarez, guitarrista de Fadeiros, a señalar: “Muchos de los fados surgieron como musicalizaciones de poemas de autores portugueses célebres, como por ejemplo Fernando Pessoa”.
Los cruces se proyectan al presente: María Lavalle, cantante argentina radicada en España, hace años que aborda ambos géneros con finos resultados y, según apuntan los entrevistados, la estrella fadista Mafalda Arnauth canta periódicamente junto a los músicos argentinos Ramón Maschio y Walter Hidalgo. Ambos figuran en la lista de futuros invitados al ciclo, lo mismo que Carolina Valcarcel y Graciela Tejedor. “También nos interesa convocar a artistas que residen en el exterior, ya sean fadistas portugueses interesados en el tango o músicos argentinos que hayan tocado con fadistas. No somos muchos, así que estaría bueno que nos juntemos”, propone Beorlegui, quien en diciembre último se presentó con sus guitarristas en varios ámbitos de Lisboa, entre los que subraya la Tasca do Chico por su prestigio. “Notamos que hay un interés mutuo, así como ellos están ávidos por aprender yeites de la guitarra en el tango, nos pasa lo mismo a nosotros con la interpretación del fado”, cuenta. “La complejidad del fado pasa básicamente por la guitarra portuguesa, un instrumento de 12 cuerdas que ellos tocan con mucha agilidad y cierta libertad, porque improvisan permanentemente”, precisa Nacho Cabello, responsable de ese timbre agudo, típico del fado, en Los Primos Gabino.
A pesar de no haber tomado ni una clase de portugués, las cantantes de ambos grupos han recibido elogios de portugueses por la pronunciación. “Ellos valoran mucho nuestro esfuerzo por respetar el estilo original, evitando la influencia mucho más cercana del portugués brasileño. Pero la verdad es que trabajamos sobre todo desde la fonética, además de escuchar mucho a las cantantes y averiguar bien el significado de los versos”, confiesa Ana Kusmuk, voz de Fadeiros.
El Fado Tango Club, que cuenta con el auspicio de la embajada de Portugal, estará abierto a las culturas de ambos países en un sentido amplio. En la primera edición, los espectadores serán invitados con una copa de vino porto, en tanto el menú del CAFF incluirá empanadas, locro y buñuelos portugueses. Entre un set y otro, el historiador Luis Alposta ilustrará al público sobre los principales vínculos entre los géneros. Para el futuro, barajan la posibilidad de sumar números de danza. “Buscamos armar una especie de puerto que acorte las distancias entre una cultura y otra”, resume Beorlegui respecto del ciclo que planea reeditar cada al menos dos meses.
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