Podrían ser una muestra del presente del género, pasado el vendaval que significó el llamado “folklore joven”, unos diez años atrás, al menos en lo que al folklore más comercial se refiere. Chicos que crecieron escuchando a Los Nocheros, pero que también tomaron referencias de los discos que se escuchaban en sus casas: Los Fronterizos, Los Chalchaleros, Los Cantores del Alba o Los Tucu Tucu, según las preferencias de sus padres. Con estas influencias declaradas, los salteños Canto 4 elaboraron una forma vocal que toma ambas referencias: el despojo instrumental de los cuartetos históricos, la prescidencia de instrumentos eléctricos, cierta línea melódica romanticona –por momentos abolerada– de la educación sentimental nochera. Hoy harán su cuarta presentación en el teatro ND Ateneo (Paraguay 918), un escenario en el que dicen sentirse “cómodos como en casa”.

Con dos discos editados –Sombra herida y el más reciente Canto 4–, Iván Vera, Rodrigo Villarreal, Facundo Rufino y Juan Peñalva fueron haciendo poco a poco una carrera dentro del género. Para lograrlo tuvieron que mudarse desde su Salta natal a Buenos Aires, en un acto que, seis años después, Villarreal define como “una inconciencia” o una suerte de continuación del viaje de egresados, dado que tres de ellos eran compañeros de curso en la secundaria y el cuarto, un amigo del barrio. “Hemos sentido que necesitábamos una carrera un poquito más federal, pensamos que desde la Capital se nos iba a hacer más fácil llegar al centro y sur del país”, explica, con una tonada que no perdió en absoluto sus raíces. “Hemos salido con muchas ilusiones, pero con pocos medios, a decir verdad...”

Lo de pocos medios significó que los chicos no traían ni siquiera un demo grabado. “Hemos venido así, con los ojos cerrados, con el cepillo de dientes y la viola, nada más. ¡Una imprudencia!”, sigue graficando Villarreal. Como en los cuentos felices, terminaron consiguiendo representante, actuaciones y contrato en un sello grande como EMI. “Ese fue el resultado lindo, pero en el medio ha estado dura la mano, hubo que pelear la calle, patear las peñas –sigue contando el cantante–. Buscábamos lugares para ir a cantar por Internet, caíamos así, directo, a las peñas, le decíamos al dueño que teníamos un grupo, sacábamos la viola, como venía. Causábamos sorpresa y también admiración: en las peñas estaban acostumbrados a recibir material de difusión, ¡pero no a que el material les llegara en vivo y en directo!”

–¿Cuál es la influencia que reconocen, Los Fronterizos o Los Nocheros?

–A nosotros nos influyó haber nacido en Salta, tener esos Cantores del Alba, esos Fronterizos, esos Chalchaleros. Por supuesto, hemos crecido escuchando a Los Nocheros, los vimos cientos de veces en vivo. Pero fundamentalmente es la historia de Salta la que nos marca, tan rica y tan poética. Hay cosas que uno no elige, que vienen ya con la familia: en mi casa mi viejo era recontra fanático de Los Cantores del Alba, tenía todos los discos y los ca-ssettes, en la casa de Iván lo mismo; en la casa de Juan todas las navidades sonaba la Misa Criolla por Los Fronterizos, la mamá ponía el combinado a todo trapo, se escuchaba en toda la cuadra, por eso me lo acuerdo clarito. Todo eso que hemos escuchado en la infancia lo llevamos para siempre con nosotros.