Dom 15.01.2006
espectaculos

MUSICA › LOS CUATRO VIENTOS HACEN “SUDESTADA”

“Ahora nos podemos empezar a tomar algunas libertades”

La agrupación presenta esta vez un espectáculo concebido para adultos.

› Por Karina Micheletto

Son cuatro saxofonistas que además de tocar sus instrumentos bailan, actúan y hacen contorsiones sobre el escenario. No sólo eso: munidos nada más que de saxofones y clarinetes, son capaces de contar historias para chicos y grandes, con cuidadas puestas coreográficas y gags visuales. Los Cuatro Vientos tienen una historia de 18 años, durante los cuales ganaron un nombre propio en ese cruce artístico personal. Aunque a lo largo de su carrera se hicieron conocidos por varios espectáculos infantiles, esta vez incursionan en una puesta para adultos: Sudestada, con dirección de Gerardo Hochman y coreografías de Teresa Duggan. La novedad es que en la puesta participarán dos acróbatas (Marcela Figini y Mariana González) y dos percusionistas (Lorena Edelstein y Magali Falcoff). El espectáculo, que se estrena el próximo viernes en el teatro La Comedia (Rodríguez Peña 1062), continuará presentándose todos los viernes y sábados.

Los Cuatro Vientos son Leo Heras en saxo soprano, clarinete y clarinete bajo; Diego Maurizi en saxo alto y clarinete; Jorge Polauner en saxo tenor y flauta y Julio Martínez en saxo barítono y clarinete. No es la primera vez que trabajan con Hochman: ya los había asesorado en el entrenamiento de los espectáculos Alma de saxofón y La tempestad. Esta vez, los músicos-actores prometen un viaje musical y de movimiento que arranca en el Sur y llega hasta los Balcanes, pasando por el Norte argentino, Estados Unidos y Viena. Y todo, arengan los saxofonistas, “sin moverse de la butaca”.

Aunque es imposible definir con palabras un espectáculo de estas características, los integrantes de Cuatro Vientos se animan a algunas aproximaciones a los cuadros de Sudestada: Arrabal reúne tango y acrobacia; en La 40, Mozart “se revela coreográficamente erótico”; Suspendidos es “un sorprendente retumbar de percusión con los saxos apareciendo y desapareciendo ante la vista del espectador; Kicho, una recreación visual sobre música de Astor Piazzolla; Penny Lane, un homenaje a Los Beatles. En el Candombe final, el elenco en pleno cierra “como un estallido de energía”, cruzado por la magia. El repertorio de Sudestada también milongas, chamamés y bagualas compuestas por Jorge Polauner. Lo que lleva al espectador desde un barrio de Buenos Aires al patio de alguna ciudad del Norte argentino, y de allí a un palacio de Viena del siglo XVIII, un callejón de Nueva York o los efervescentes Balcanes. En todo este trayecto el acento, aclaran los saxofonistas, no está puesto en el despliegue tecnológico: si hay tantos viajes propuestos, es la música y el movimiento que se despliegan sobre el escenario los que lo hacen posible.

–Cuando hacían espectáculos infantiles, también iban a verlos adultos. ¿En qué se diferencia una puesta ahora sí pensada específicamente para el público adulto?

Leo Heras: –Es cierto, nuestros espectáculos son “para toda la familia”. Supongo que ahora cambia el horario, ésa ya es una restricción importante. En los espectáculos infantiles, los grandes tenían que buscar algún nenito como excusa para venir a vernos. Acá los libramos de ese trabajo (risas).

Julio Martínez: –Hay un público que nos conoció a los cinco o seis años y creció viendo nuestros espectáculos. Hoy tienen 20, 30 años, y son seguidores nuestros. Este show está más pensado para esa gente.

Jorge Polauner: –Nosotros nunca hicimos concesiones en lo infantil, nunca pensamos que a un chico hay que hablarle como a un tonto, contarle tonterías. Pero si el espectáculo está planteado para adultos, hay algunas libertades que nos podemos tomar, como arrancar un tema con un solo de saxo barítono de un minuto y medio.

Diego Maurizi: –Además, acá no hay texto. Es imagen y sonido, la historia fluye por todos los lugares que esas imágenes y esos sonidos son capaces de despertar.

–¿Y por qué Sudestada?

J. M.: –El diccionario habla de un viento que sopla desde el Sur. Esos somos nosotros. Podemos hacer Mozart o música de los Balcanes, pero siempre vamos a tener sabor local.

J. P.: –Sudestada es el nombre de un candombe que escribí para mi hijo, y que está incluido en el espectáculo. Se lo compuse cuando recién había nacido y no nos dejaba dormir. Es una canción de protesta (risas).

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