MUSICA › ARRANCO LA MINIGIRA QUE CERRARA EN VELEZ
Antenoche, en el Monumental limeño, Charly García inició su gira de regreso a los escenarios frente a más de 15 mil personas, con un show que fue tanto recorrido de su carrera solista y un recuerdo a Seru Giran, con “Llorando en el espejo”, como preparativo a distancia para el recital que dará el 23 de octubre en Vélez, durante su 58º cumpleaños. “El amor espera”, recargada de sentidos, selló el regreso.
Con pocas intervenciones más allá de las cordiales “buenas noches” que ofreció entre tema y tema, bienhumorado y más elegante que sport, Charly tocó en tierras peruanas 27 canciones, en lo que fue su primer show en más de un año. Se mostró predispuesto y hasta improvisó una rutina de baile para el “Rap del exilio”, durante un segmento instrumental que fue primer botón de muestra de la buena salud de la banda que integran el Zorrito Von Quintiero en bajo, Hilda Lizarazu en coros y el Negro García López en guitarra, acompañados por el trío de músicos chilenos The Prostitution.
De poncho sobre el traje, interpretó luego, y de gran modo, “Influencia”. Y al terminar dijo algo que se pareció al gesto de silencio, hospital: “Cómo estoy jodiendo a varios con esto. Y dijeron que estaba loco”. Y luego el momento “profético” de “Llorando en el espejo”, con García en plan director de orquesta. También sonaron “Cerca de la revolución”, “Demoliendo hoteles”, “Rezo por vos”, “Yendo de la cama al living”, “Vicio”, “Buscando un símbolo de paz” y tantas otras que también admiten ahora sendas relecturas: “No me dejan salir”, “Me siento mucho mejor” y “Rock and Roll Yo”, con el que pareció dar por concluida la presentación.
Pero había más: mientras ya sonaba de fondo “Something” por los parlantes, García y compañía volvieron sobre el escenario para una contundente versión de “No toquen”, luego de la que Charly revoleó el micrófono al piso y con su mejor pose de viejo lobo del rock argentino aclaró “esto es rock and roll”. Así confirmó las declaraciones que había hecho al bajar del avión en Lima: “Tengo química con los peruanos”.
Otro que rumbeó al Altiplano fue Palito Ortega, que había cobijado a Charly en su quinta de Luján. Consultado por la prensa radiofónica peruana, Ortega se alegró de que “Charly haya regresado a los escenarios después de una recuperación que duró más de un año”. Y además, Say No More fue nombrado socio honorario de la Asociación Peruana de Autores y Compositores. Es el primer músico al que le entregan esa mención.
El regreso de Charly en Perú no hizo más que alimentar la expectativa de cara a su show de octubre en Vélez. Ya pasaron el semestre de internación y los dos cuatrimestres de rehabilitación. Haberse reencontrado con (y en) la música le hizo bien y se nota, y puede estar “orgulloso” de sí y “limpio”, como remarcó frente a la televisión. Y no estuvo solo en eso: su piano de cola negro, eterno motor del autor que vive en Charly, estuvo allí y estará en Liniers, para el deleite de al menos tres generaciones.
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