Dom 04.10.2009
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MUSICA › GRAN SHOW DE LOS AUTENTICOS DECADENTES Y JORGE SERRANO COMO SOLISTA

La más divina de las decadencias

El viernes, en La Trastienda, el cantante y compositor presentó siete de los diez temas del maravilloso Alamut, como entrada en calor para la “gran fiesta gran” que siempre son los shows del combo al que pertenece.

› Por Roque Casciero

“A nosotros nos tocó verle la cara de felicidad a la gente.” La frase, que quedó retumbando en la cabeza del cronista durante más de una década, la pronunció Jorge Serrano como forma de explicación del fenómeno único que constituyen Los Auténticos Decadentes. Cuando el cantante y compositor tiró esa sentencia, su banda venía de la explosión que significó el enorme hit “La guitarra” y acababa de sacar un disco llamado Cualquiera puede cantar, cuyo título era en sí mismo otra declaración de principios del combo polirrítmico. Pues bien, las cosas no han cambiado tanto, porque cada show propuesto por los Decadentes continúa siendo el mayor generador de sonrisas, baile y buena onda del rock argentino. Y encima empiezan a aparecer los retoños, porque Serrano publicó hace poco su primer disco solista, Alamut, una maravillosa colección de diez canciones con el sello de uno de los mejores songwriters que dio este país. El músico, que se reconoce “Tímido” en el temazo que cierra el álbum, ni siquiera se había planteado demasiado en serio presentar esas canciones en vivo, y fueron sus compañeros de banda –en otra muestra de cómo se manejan los egos en la interna del grupo– quienes debieron insistirle para que los pusiera sobre el escenario de La Trastienda antes del show DKD. Siete de los diez temas de Alamut, más la habitual fiesta con Cucho Parisi como catalizador: inmejorable “doble programa” con la más divina de las decadencias argentinas.

Serrano se plantó en escena con ese carisma especial que transmite su sonrisa franca: sabe que nunca será un frontman capaz de encender a las masas, le faltan el caradurismo y la conexión inmediata que le sobran a Cucho, pero con su voz entradora y su dicción clara tira ideas que cristalizan hechos, momentos o costumbres de la cultura popular. La banda que armó para presentar su ocasional aventura solista incluía a tres decadentes: Diego Demarco en guitarra, La Mosca Lorenzo en batería y Cucho en ocasionales teclados (además subieron Nito Montecchia en guitarra y el Francés Bernardou en percusión). Martín Aloé (ex Cienfuegos, grabó en Alamut) se hizo cargo del bajo, Pablo Milberg (Mamá Pulpa) de las guitarras, y los Súper Ratones metieron sus voces para reproducir los coros que el propio Serrano multiplicó en el álbum. Aunque faltaron tres de las canciones (¡cómo no hizo “Hay que cantar y bailar y reír”!), el orden fue el mismo que en el disco: comenzó con “Fósforo” (más rockeada, en una versión buenísima) y terminó con “Tímido”, con solo de theremin incluido. En medio, joyitas como “Lóbulo frontal” (o cómo abordar el libre albedrío en formato de cumbia perfecta), “Emociones negativas” (donde brilla la frase “eras fruta deliciosa, hoy sos manzana arenosa”) o la notable “Babia” (“tu deporte preferido es la siesta digestiva entre comidas”), como si todavía hicieran falta muestras del genio creativo de Serrano.

El cantante radicado en Villa Gesell volvería más tarde a ocupar el centro de la escena para “Confundido”, “Un osito de peluche de Taiwán” y “Corazón”, en medio de esa permanente rotación de vocalistas que es un show de los Decadentes. Claro que, si durante la presentación de Alamut los temas fueron aplaudidos y seguidos con respeto, desde los primeros acordes de “Somos” La Trastienda se transformó en una enorme fiesta de cumpleaños en la que los agasajados eran los 700 que no paraban de cantar (y bailar y reír). Cucho Parisi, desde siempre el instigador máximo, el que le echa nafta al fuego decadente, arrancó a toda máquina con “Pendeviejo” y “Me tiro a la basura”, después le dejó el lugar a Serrano por un rato, más tarde se hizo cargo Demarco (con perlas como “La prima lejana” y “El gran señor”), más Cucho y así.

La lista de temas, se sabe, es lo más parecido que existe a la banda sonora de cualquier fiesta argentina que se precie de tal. “Los piratas”, “Vení Raquel”, “La guitarra” (con Bebe Contepomi sacándose el gusto de cantarla en el día de su cumpleaños), “Loco (tu forma de ser)” (en la que el ex Turf Joaquín Levinton puso más onda que afinación), “El murguero”, “Gente que no”... ¿Business as usual para los DKD? Es probable, aunque si el “negocio” de la banda es repartir alegría, sus integrantes saben por (larga) experiencia propia que todo lo que entregan, les vuelve. El final fue con “Sigue tu camino” (“No te echés a menos, estirate a más, rebelate a la pereza y al destino”), como para que los corazones no bajaran sus RPM hasta que sus portadores estuvieran a unas cuantas cuadras de La Trastienda. Y como para que en las mentes quedara retumbando una pregunta no muy difícil de responder: ¿Cuán aburrida sería la vida si no existieran Los Auténticos Decadentes?

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