Un escenario al aire libre, con vista abierta al río Paraná, donde suena el murmullo del río y brillan como fondo las luces de la ciudad de Encarnación, desde las barrancas paraguayas. El tereré listo para pasar de mano en mano, eficaz compañía en noches de calor. Antorchas improvisadas con papeles retorcidos, una costumbre que ha quedado fijada como símbolo de este encuentro. Y las estrellas convocantes listas para desatar la fiesta en el escenario: la cadencia del chamamé, el misterio del gualambao, el vaivén del rasguido doble. El Festival Nacional de la Música del Litoral, que comienza hoy y se extenderá hasta el sábado en la capital misionera, prepara una nueva edición de esta particular postal alrededor de la música que caracteriza a la región, sumando también a artistas con sonidos de otros puntos del mapa musical argentino.

El encuentro folklórico al que convoca la ciudad de Posadas es uno de los más antiguos del país, con una rica tradición que de un tiempo a esta parte ha ido reinstalando su importancia en la grilla de los festivales del país. Este año pasarán por el escenario del río Paraná artistas como Teresa Parodi, Víctor Heredia, Ramón Ayala, Chango Spasiuk, Mario Bofill y María Ofelia, una nutrida delegación brasileña y una cantidad de grupos y solistas locales y regionales, además de los ganadores de los pre–festivales realizados en la ciudad de Posadas y en la provincia de Misiones, los “nuevos valores” que todos los años son presentados formalmente en este festival emblema de la música litoraleña.

El foco puesto durante estos tres días en una música sobre la que hace sólo pocos años seguía pesando un estigma cultural (¿o acaso no se sigue relacionando al chamamé con música “liviana”, “para bailar”, “de campo” o “de boliche”?) hace pensar en políticas culturales interesadas por las raíces, la memoria, el origen, la diversidad y la riqueza posible de una región. Para los organizadores (el festival está a cargo de la Dirección General de Cultura de la Municipalidad de Posadas, con el auspicio del gobierno de la provincia de Misiones), el evento folklórico es también una vidriera de todos los aspectos ligados a la producción musical regional, desde los trabajos relacionados con la escenografía y vestuarios, hasta la puesta a punto de las instalaciones del anfiteatro y sus alrededores.

Adelantando lo que será su actuación de esta noche, Chango Spasiuk manifestó su alegría por volver a este festival, que este año cumple su edición número 40, y la segunda del Mercosur. “Es uno de los escenarios más bellos que hay en la provincia y en el país”, destacó sobre el Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez. “Estoy feliz de ir a mostrar mi música en ese lugar tan bello y espero que me inviten más seguido.” Víctor Heredia es uno de los que no centra su repertorio en la música de esta región, pero consultado sobre su participación en el festival de Posadas aclaró: “Estoy unido a esa tierra colorada desde mi tierna infancia, y a la música del Litoral. Por eso me siento halagado de volver a Misiones, especialmente a este festival”. Y Teresa Parodi, por caso, si bien ha estado unida al género litoraleño por origen y por el repertorio transitado en su carrera, este año presentará su reciente trabajo, Corazón de pájaro, en el que transita como intérprete diferentes regiones y ritmos.

Así, desde el chamamé más tradicional de Mario Bofill al exuberante gualambao creado por Ramón Ayala, y a la riqueza expresiva que alcanza múltiples paisajes interiores en el acordeón de Chango Spasiuk, pasando por las canciones que traerán Víctor Heredia y Teresa Parodi, el Festival Nacional de la Música del Litoral abre un abanico amplio y rico en propuestas. No sólo eso: en estos días también tiene lugar en Posadas el simposio “Música y danzas del Litoral: Construcción y Proyección”, que se propone un “rescate de la memoria popular e identitaria de la música del Litoral”. Como en cada edición del festival desde su creación, este espacio de reflexión y debate complementa durante el día a la grilla artística nocturna. Esta vez, los organizadores proponen pensar “un Litoral que no se aprisiona en los límites del mapa, sino que se despereza tratando de ver el Atlántico. Nuestro Litoral”.