Mar 24.11.2009
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MUSICA › LA ORQUESTA RíO INFINITO VIAJA EN BARCO DESDE IGUAZú A ROSARIO

Cruces de aguas y de identidades

La agrupación se propone unir la diversidad musical del continente a través de sus ríos. “Es una experiencia de conciencia y música”, dicen sus integrantes, que provienen de América Central, Paraguay, la Argentina, México y Chile.

› Por Cristian Vitale

Es una orquesta, pero su centro no es la música. O no sólo ella, sino la música y una intención: la Orquesta Río Infinito ha tomado como propio el propósito de unir la diversidad musical del continente con sus ríos, con la gente de las orillas, y así, bajo una misma impronta, plasmar en acto esa misma intención. “Una experiencia de conciencia y música”, echa luz Nahuel, cantor, compositor, guitarrero y pata argentina del conjunto en movimiento que hoy desembarcará en La Fluvial de Rosario, frente al Monumento a la Bandera. Llegará hasta allí luego de haber recorrido 700 kilómetros por la cuenca superior del río Paraná, una de las más amenazadas por la acción depredadora del hombre. En concreto, 35 personas, entre (15) músicos, pintores, técnicos y clowns, que, en medio de tormentas, calor y mosquitos, vienen bajando desde hace doce días. Tiran el ancla en cada puerto: Iguazú, El Alcázar, Puerto Rico, Posadas (Misiones); Ituzaingo, Itatí, San Pedro Pescador, Bella Vista, Reconquista (Corrientes). Siempre arriba del Marilyn, un barco-escenario y de motor grande que, según Nahuel, es uno de los pocos que sigue andando “por fuera de la onda Hollywood, crucero del amor”, se ríe.

Río Infinito nació de la idea del pianista costarricense Manuel Obregón, su director, y está integrada por músicos de América Central, Paraguay, la Argentina, México y Chile, cuyo fin es visitar pueblos con la idea de integrar. De traer y llevar ritmos, géneros y culturas: chamamé y calypso; son y música andina; real conciencia ecológica e inquietudes de los pobladores, que se plasman a través de la Carta de los Ríos. “No es el ecologismo bonito como te lo venden los medios en general, sino algo bastante duro. Hay problemas de contaminación, de sequía y hasta incluso de desaparición de pueblos que es necesario conocer para entender”, señala Nahuel –Carlos Porcel de Peralta, en verdad– radicado en México desde 1982. Rotulada también como movimiento artístico-ambiental, la Orquesta inauguró la travesía acuífera por la segunda mayor cuenca hídrica de Sudamérica en la aldea Mbya Yriapú, de Puerto Iguazú, donde fue recibida por la abuela Clemencia, guía espiritual de la comunidad; brindó un concierto, en Posadas, junto con el maestro Ramón Ayala y el acordeonista brasileño Luis Carlos Borges; compartió momentos culturales –talleres interactivos, conciertos– con los habitantes del barrio de los pescadores de Resistencia; desembarcó en la represa hidroeléctrica de Yacyretá; y hoy la esperan en Rosario, como epílogo, el grupo Susurradores y la Escuela Orquesta del Barrio Ludueña, el lugar donde mataron al Pocho Lepratti (el asesinado protagonista de “El ángel de la bicicleta”, de León Gieco).

“En todas partes nos han pasado cosas fuertes... La entrega de collares por parte de los guaraníes, los talleres con niños músicos en los distintos barrios. Pero una de las más intensas fue llevar un señor a un pueblo de 60 mil hectáreas desaparecido bajo las aguas, cerca de la represa de Yacyretá. Sólo se veían las copas secas de árboles de 30 metros y el hombre contó que allí había muerto toda su familia. Hizo una ceremonia de despedida, una oración en guaraní que nos conmocionó a todos”, desarrolla Porcel, ex guitarrista de Alfredo Zitarrosa, sobre uno de los momentos más importantes de la gira Cuando El Río Suena. Entre los objetivos de Río Infinito se entrecruzan cuestiones como la afirmación de lo autóctono frente al accionar de las grandes trasnacionales, la noción de “fronteras invisibles”, el respeto por la alteridad, la integración en la diversidad, la idea de que música y río se vinculan como un lenguaje universal y una postura social y política “frente a un contexto adverso y un modelo de desarrollo excluyente y destructivo, cultural y ambientalmente”, según señala la carta fundacional.

El autor de “Será posible el sur”, “Y la milonga lo sabe” y “Pájaro de rodillas” –todas piezas grabadas por Mercedes Sosa– sintetiza el proyecto como una mezcla artístico-política. “Una conciencia, ¿no?... Un enriquecimiento de información, para contrarrestar tanta desinformación con respecto a lo que está sucediendo con las sequías de los ríos y la explotación.” El primer mojón de la gira fue en abril del año pasado en Costa Rica y Nicaragua, con la participación de León Gieco y la confección de tres cartas de los ríos, pidiendo atención sobre la complicada situación socioambiental transfronteriza en el río San Juan de Nicaragua. “Ha pasado más de un año desde nuestra primera gira por Costa Rica y Nicaragua e indudablemente éste fue un verdadero intercambio de culturas y tradiciones americanas, lleno de encuentros y nuevos caminos para cada uno de nosotros. Durante estos meses hemos reflexionado sobre lo que somos y lo que queremos ser, pero sobre todo sobre la gran posibilidad de conocernos más a fondo que nos brinda el espacio de la Orquesta Río Infinito”, señala Obregón, como balance y, a su vez, recomienzo de una intención que ya se tragó dos ríos para devolverlos más limpios. La música, dicen, navega sin pasaporte.

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