La multitudinaria banda bahiana Olodum está cumpliendo treinta años y en una de las paradas de la gira celebratoria llegarán a la Argentina: mañana a partir de las 23.20 se presentarán en el Konex (Sarmiento 3131) con su nuevo show, Estrellas del pueblo. Serán dieciocho artistas en escena (dos de ellos harán su presentación oficial en Buenos Aires), en lo que anuncian como un homenaje al fundador del grupo, Neguinho do Samba, recientemente fallecido. En diálogo con Página/12, Jorginho Rodrigues, productor e integrante histórico de Olodum, define el balance de estos treinta años: “Desde que comenzamos como una agrupación de percusión hasta hoy, han pasado muchas cosas positivas. Hemos colaborado y han colaborado con Olodum muchísimas grandes figuras de la música como Paul Simon, Chico Buarque, Caetano Veloso, Herbie Hancock y Michael Jackson, entre tantos otros. Pero por encima de todo, nuestro mayor logro es haber podido revalorizar la cultura africana en nuestro país y por todos los lugares del mundo donde vamos”, analiza el músico.

–Olodum plantea la unión de tres mundos, Brasil, India y Africa del Sur. ¿Cómo incluyen la relación con Latinoamérica?

–Como brasileños somos irremediablemente latinoamericanos y así nos presentamos ante el mundo y compartimos por ello muchos problemas similares con nuestros hermanos de Latinoamérica. Pero no desconocemos nuestras raíces africanas, pertenecemos también a la cultura negra, que es una cultura que ha sido negada en muchos lugares, tras siglos de segregación. Y eso va más allá de las fronteras de nuestro país.

–Las letras de sus canciones y los fundamentos del grupo hablan de la lucha contra el racismo, la opresión y la violencia. ¿Cómo analizan el presente político del Brasil en relación con estas demandas sociales?

–La situación frente al racismo sin dudas ha mejorado mucho, no sólo en nuestro país sino en el mundo. En Brasil, ha habido muchos cambios, sobre todo en la última década, pero aún queda mucho por hacer. Por eso es que el trabajo social ensamblado con lo cultural es tan importante, porque por medio del arte muchos jóvenes han podido realmente cambiar su realidad cotidiana y han encontrado un objetivo, una salida laboral y en muchos casos una vocación.

–¿Por qué han elegido funcionar como una ONG?

–La tarea que hacemos es primordial para los jóvenes de Bahía y, humildemente, creemos haber colaborado con muchos de los cambios que se han producido en nuestra comunidad. Con ese convencimiento planteamos, por ejemplo, la Escuela Olodum, un centro de educación artística para niños y adolescentes en situación de riesgo, con más de trescientos alumnos. Usamos el arte en general como agente de transformación social. Y como organización no gubernamental tenemos un funcionamiento democrático con tres directores ejecutivos electos por voto directo y con un mandato de tres años. Ellos asumen la administración de las distintas áreas temáticas, significativas para las actividades del grupo y de la comunidad negra brasileña. Todo esto forma parte ineludible de nuestra música.