MUSICA › EL CHOQUE URBANO AHORA HACE RUIDO EN MAR DEL PLATA
La compañía musical-teatral, que funciona como una cooperativa, habla de la connotación política de su trabajo: apropiarse de elementos de la calle que nadie usa y convertirlos en instrumentos.
Cuando se da vuelta una página, cuando se camina, cuando alguien chasquea la lengua y cuando se respira, puede aparecer la música. Eso demuestran los quince integrantes de El Choque Urbano mientras bailan, actúan y percuten entre objetos que otros denominarían simplemente “basura”.
“La percusión es una actividad que se desarrolla en la calle. Nosotros venimos de los barrios de Buenos Aires, y utilizamos la urbanidad porque es lo que nos propone el medio en el que nos criamos”, explica en una tarde lluviosa Manuel Ablin, director general de la agrupación surgida hace cuatro años. A su lado, su hermano Santiago –compositor y miembro del equipo de dirección– lo escucha atento. “No tenemos vacas para sacarles el cuero –sentencia Manuel–, tampoco maderas ni árboles que cortar; pero tenemos residuos de metal y plástico, y trabajamos con eso.”
Los hermanos están sentados en el balcón de una casa comunitaria que las veinte personas que trabajan en el show comparten mientras hacen temporada en Mar del Plata. El sorprendente orden que reina en todo el lugar se altera cuando los habitantes agarran cacerolas, sartenes, ralladores, un mate y un termo, e inician un concierto improvisado a la vera del agua que cae sobre el asfalto del suburbio marplatense.
–¿Qué interpretación le dan al hecho de hacer música con lo que corrientemente se denomina “desperdicios”?
Manuel Ablin: –El hecho de buscar los propios instrumentos a través de la apropiación de lo que nadie usa en la calle tiene una connotación política importante. Nosotros empezamos subiéndonos a una camioneta y yendo a buscar cosas por los baldíos y los callejones, con la idea de mostrar que la música puede aparecer en cualquier barrio para generar un ingreso económico o un festejo. Cuando empezamos a tener buenos resultados, ya no hizo falta comprar nada. En ese sentido, nos salimos del circuito de consumo, lo que me parece un gesto interesante.
Durante el potente show de El Choque, tachos de metal, bidones, pelotas y sartenes revelan aspectos que la percepción cotidiana no adivina. Esa reaproximación a los objetos corrientes convierte a quienes forman parte de la puesta en dignos herederos del Rey Midas: todo lo que tocan se transforma en talismanes fascinantes. “Cuando empezás a trabajar con instrumentos como los nuestros te das cuenta de que entre doscientos tachos, cada uno va a sonar distinto”, interviene Santiago. “Lo mismo pasa con una madera que encontrás en la calle o con la caída de una gotera sobre las chapas. Entendés que hay infinitos instrumentos en el mundo y empezás a estar más pendiente. Por eso nosotros hacemos música hasta con el propio cuerpo”, explica el compositor.
–¿Qué les aporta el hecho de ser un grupo tan numeroso?
Santiago Ablin: –La personalidad que mostramos se debe a la amistad que hay entre todos nosotros. Somos un grupo independiente. No hay detrás una compañía que esté pensando en varios elencos. Convivimos, tenemos relaciones de noviazgo y parentesco, y ese espíritu tribal nos da una energía única a la hora de tocar. Somos el resultado de la interacción de muchas personalidades dentro y fuera del escenario.
En la casa comunal hay una mesa de ping pong permanentemente ocupada y varios CD. “Como somos tantos –describe Santiago–, circula música para todos los gustos. La banda sonora de Las Trillizas de Belleville, Bobby McFerrin, Bajofondo, Daniel Melingo, rumba, jazz... de todo. Eso nos va nutriendo en varias direcciones.”
–¿Qué esperan del futuro?
M. A.: –Estaría bueno que aparecieran otros grupos de percusión que pudieran prescindir de los instrumentos tradicionales para resignificar sus propios elementos. Sería positivo porque el ritmo es un potente instrumento de protesta, lucha y festejo. Un sueño más grande es que se supere verdaderamente el bache cultural que dejó la dictadura, lo que permitiría recuperar en su real dimensión celebraciones históricamente perseguidas, como el Carnaval. Hoy hay muchas personas haciendo fuerza por recobrar el tiempo perdido y nosotros nos identificamos dentro de esa corriente.
S. A.: –Mientras tanto, estamos tocando en teatros, playas y boliches. También estamos preparando un DVD, y para marzo o abril pensamos presentar un espectáculo que tiene algunos contactos con la electrónica.
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