MUSICA › LOS MúSICOS HABLAN DEL FESTIVAL DE COSQUíN, QUE CUMPLE CINCUENTA AñOS
Critican muchas cosas, pero nadie se quiere quedar afuera. Un puñado de artistas folklóricos da cuenta de los sueños y las frustraciones, de las virtudes y los defectos que confluyen, anualmente, en la plaza Próspero Molina y sus alrededores.
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2 ¿Sombras de Cosquín?
3 ¿Una experiencia personal buena?
4 ¿Una experiencia personal mala?
5 ¿Un recuerdo?
1) Cosquín es el escenario sustancial de la cultura popular. Los grandes artistas de este país pasaron por allí, muchos como principiantes para consagrarse definitivamente, otros para honrarlo.
2) Le faltaría una modernización en el escenario y la técnica que quizá tenga respuesta este año. Además, sobran algunas horas dedicadas a artistas que no alcanzan la talla de profesionales.
3) Siempre será el amor de la gente, ellos saben que soy un hijo dilecto de ese escenario y me lo retribuyen con amor inolvidable. La presentación que hicimos con Pedro Aznar y Jorge Fandermole es algo inolvidable.
4) Cuando Cosquín se dejó llevar por cuestiones coyunturales. El escenario Atahualpa Yupanqui merece el arte mayor, no el que digitan productoras y medios o las necesidades económicas.
5) No puedo contestar esto porque no alcancé a ver todos los días del festival, puedo decir que recuerdo algunas actuaciones memorables de Mercedes Sosa, de Daniel Toro, de Los Chalchaleros.
1) Es quizá la fiesta popular más grande del país. El escenario mayor es un aspecto más entre todo lo que se congrega en Cosquín. La gente ahorra todo el año para venir a juntarse con los músicos y otra gente, para vivir una fiesta que tiene que ver con la identidad cultural. No hablo sólo del folklore, sino de aspectos que determinan la pertenencia a un lugar y a una historia.
2) Lo que menos me gusta siempre es la histeria generalizada y la presión que pone en el escenario la televisación. Generalmente, los músicos más jóvenes la pasan muy mal. Además, le falta infraestructura de servicios para la gente. Nunca hubo una política preventiva y seria, los precios son carísimos, los alojamientos se improvisan sobre la marcha, siempre se quedan sin agua...
3) y 5) Una anécdota muy hermosa y significativa: Tendría ocho años y fui con mi papá a un festival en Santiago, que se realizaba en el club Mitre y convocaba a los artistas más importantes. Yo andaba husmeando detrás del escenario, y estaba ahí sentada Mercedes Sosa esperando para cantar. Había muchos changuitos que se le acercaban y ella los saludaba con mucha ternura, “hola, mi niño...” No me animé a acercarme y me arrepentí toda la vida. En el año ’99 o 2000 nuestra peña era muy chica todavía y una vez nos visitó Mercedes: se sentó como todo el mundo, comió locro y bailó una chacarera. Cuando la acompañábamos con Julio para despedirla y agradecerle el gesto de visitarnos, le di un beso y ella me dijo “hola, mi niño... gracias por todo”. La abracé fuerte y me sentí un changuito muy feliz.
1) Cosquín resume en su andar todas las dicciones y contradicciones que se puedan imaginar: es una característica insoslayable de su personalidad, con un escenario que lleva el nombre Atahualpa Yupanqui y es el altar del templo en las ceremonias de cada noche. Está en los fieles honrar este bendito espacio. Lo mejor es cuando sale todo bien en cuanto a lo técnico, que me permite establecer una comunicación fluida con los presentes. Seguro que se puede crear la fiesta espiritual que anhelamos los artistas.
2) Lo que puede resultar negativo tiene que ver con horarios no convenientes, condiciones climáticas adversas o muy poco tiempo para realizar un trabajo que te deje conforme. Pero son circunstancias que se olvidan pronto.
5) Cuando cantábamos con Los Carabajal siempre nos mandaban al cierre. A las cinco o seis de la mañana, cuando ya no quedaba nadie atrás del escenario. Ni locutores, ni periodistas ni comisión. Una vez subimos a cantar para poder cobrar como a las siete del día. En la platea quedaban una cien personas de una noche que había estado plena de público. Cuando empezamos se largó una fuerte lluvia y los presentes subieron al escenario y se pusieron detrás nuestro, bajo techo, y desde ahí gritaban y bailaban obligándonos a seguir bajo el agua. La plaza estaba completamente vacía. Por lo cómico y dramático de la situación creo que es el hecho más fuerte que viví en Cosquín.
1) Es el lugar indicado para que, por ejemplo, se reconozca mediante homenajes a quienes son ejemplos y dejaron sus enseñanzas y sabiduría. En él se centra toda la atención del género, todos los músicos quieren estar.
2) Los recortes de tiempos o los cambios que hacen ya en marcha sobre lo preestablecido. Nunca te dan más tiempo, al contrario... te lo quitan porque se retrasa, por la transmisión o porque alguien ocupó más tiempo del que le correspondía. En esos casos sentí una falta de respeto.
3) Emocionarme hasta las lágrimas. Es un escenario que tiene magia y es muy fuerte estar allí. En 1998 presentamos El Carabajalazo, un espectáculo que reunía a toda la familia. Trasladar nuestras vivencias y recibir la ovación de la gente que se emocionó con una historia familiar fue un hecho importante, porque estábamos los que actuábamos esa noche, pero a la vez aquellos que ya no estaban entre nosotros y sus estrellas nos alumbraban.
1) El festival se fue consolidando como foro de las culturas regionales argentinas, con varios y disímiles escenarios, además del escenario mayor. Espero que este año, en lo general, se confirmen los nuevos criterios de programación de las últimas ediciones, que marcaron el final de la hegemonía de Mahárbiz.
2) El mayor fiasco es haber visto en años anteriores al escenario Yupanqui vaciado de solistas.
3) El silencio para escuchar a un solista con su guitarra, que no es enchufada, sobre todo porque habían pasado unos cuantos años en los que se notaba la ausencia del solista, esa figura tan argentina, tan representativa de nuestra cultura.
4) Lo opuesto: la indiferencia a mi actuación de unos quince años atrás.
5) No he sido un seguidor consecuente de Cosquín, de manera que tengo escasas informaciones y vivencias. Como espectador, el mejor recuerdo fue el regreso del Dúo Salteño.
1) Le critico muchas cosas al festival, pero si me llaman no me lo pierdo, quiero estar. ¡Ese escenario significa tanto! A pesar de los nervios y los precios, la adrenalina que ahí se vive, más allá de cómo salgan tus canciones, más allá de todo, es algo hermoso. Además, en estos últimos tiempos la comisión está haciendo cambios para bien, en cuanto a la programación de los artistas o la diagramación de las noches.
2) ¿Podré probar sonido esta vez? Hasta ahora nunca me concedieron ese privilegio. La primera vez que estuve fue en 1999, haciendo cola para participar en alguna peña, esperando hasta cualquier hora vaya a saber qué oportunidad, y cantando mientras los mozos subían las sillas sobre las mesas, sin que te den ni para la gaseosa. Es una falta de respeto, porque muchos se aprovechan de esas ilusiones ajenas. Otro problema es que le sobran artistas por noche, pero les falta tiempo a muchos artistas. Los principales se exceden en el tiempo estipulado por contrato y los no tan conocidos terminan tocando uno o dos temas...
3) Hace tres años, cantar a capella con Juan Quintero ante un silencio sepulcral. Yo no entendía qué pasaba, pensaba que había algún problema... pero al terminar, el aplauso fue tan grande que me despabiló. Miles de personas hacían silencio para escucharnos. Nunca pensé que eso se podría dar en un espacio tan abierto, y menos en Cosquín. Fue un hermoso y gran regalo.
4) Con Juan, también. Una vez cantamos muy tarde, cuando las fanáticas de Jorge Rojas ardían esperándolo. Fueron tres temas interminables.
5) La secuencia que más me impactó fue ver a Jorge Cafrune presentando a una no tan conocida Mercedes Sosa. El cediendo su espacio y ella cantando cosas que no todo el mundo conocía. Qué espíritu el de ambos...
1) Para Opus Cuatro es el festival más importante. Por sus 50 años y por todo lo que a lo largo de este tiempo mostró de nuestra cultura popular, no sólo folklórica...
2) y 4) La ya tradicional improvisación en las pruebas de sonido previas. No hay un orden claro y a veces no se respetan los tiempos para cada artista.
3) Lo mejor que siempre nos ha ocurrido es el respeto del público hacia nuestra propuesta. Es un público culto que sabe reconocer lo que cada artista propone. Podemos cantar cualquier canción de nuestro repertorio y siempre hemos sido escuchados como en una sala de conciertos.
5) Hubo muchos momentos memorables, sería injusto destacar alguno.
Producción: C. V.
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