Al cierre de esta edición, la multitud que llenó el estadio de Vélez Sarsfield recién comenzaba a disfrutar de la tercera presentación de Guns N’Roses en la Argentina. Tal como sucedió en Chile, el cantante Axl Rose, el bajista Tommy Stinson, el baterista Frank Ferrer, los tecladistas Chris Pitman y Dizzy Reed y los guitarristas Ron “Bumblefoot” Thal, DJ Ashba y Richard Fortus se tomaron su tiempo para ganar el escenario: recién a las 23.10, casi dos horas después de lo anunciado, la banda ganó el escenario de Liniers con una caliente versión de “Chinese democracy”. Claro que tanta impaciencia se convirtió en una mera explosión de energética alegría cuando, apenas liquidado ese tema de inicio, sonó nada menos que “Welcome to the jungle”, clásico de clásicos de la banda californiana: poco después, con “It’s so easy”, el cantante volvería a levantar a la multitud revoleando el pie de micrófono e iniciando la primera de sus conocidas carreras por el escenario. Así comenzó una velada en la que, de acuerdo a las crónicas de sus presentaciones en Montevideo y Santiago de Chile, a lo largo de casi tres horas el grupo recorre casi todo el álbum Chinese Democracy y los clásicos de la era 1987-1991 (sobre todo de Appetite for destruction, su debut de 1987), esas canciones que todos los que fueron al Fortín esperaban escuchar. A diferencia del escándalo que preludió sus presentaciones de 1992 y 1993, esta vez la polémica pasó por el cambio de fecha y escenario, a causa de los cuestionamientos a los recitales en cancha de River. En la antesala del número principal, Massacre y La Mancha de Rolando entibiaron el escenario en el último sol de la tarde, mientras que Sebastian Bach (tal como lo hizo junto a su ex banda Skid Row en el mítico show gunner de Wembley en 1991) calentó las tablas en plan solista, aunque con infaltables clásicos de su otrora legendaria banda de hard rock.