MUSICA › JOOLS HOLLAND TOCARá POR PRIMERA VEZ EN BUENOS AIRES
El pianista se presentará hoy en el Gran Rex junto a su Rhythm & Blues Orchestra. Además de su labor como compositor e intérprete, desde hace 27 años conduce por la BBC Later, el mejor programa musical de la televisión en la actualidad.
› Por Roque Casciero
Keith Richards dijo varias veces que su objetivo cumplido en la música era haber pasado la posta, que había recibido de Chuck Berry y Jerry Lee Lewis, a una nueva generación de músicos. En el mismo sentido, al ver el éxito que cosecharon recientemente en el Reino Unido cantantes como Amy Winehouse, Adele o Duffy, Jools Holland parece haber sido el encargado de traer hasta el presente el boogie woogie y el rhythm’n’blues. Es que este músico que comenzó su carrera como fundador de Squeeze lleva más de dos décadas al frente de una big band, en una época en la que es prácticamente imposible sostener proyectos semejantes. “Supongo que sí hay algo de eso de pasar la posta, porque nosotros tenemos elementos de blues, de ska y de rock’n’roll, con los cuales de-sarrollamos nuestro propio sonido”, acuerda Holland, quien se presentará junto a su Rhythm & Blues Orchestra hoy a las 21 en el Gran Rex (Corrientes 857). “Keith o Eric Clapton tomaron elementos de los primeros músicos de rock’n’roll y los viejos bluseros e hicieron algo diferente. No sé por qué motivo, en Inglaterra se valoró más a los bluseros que en Estados Unidos, y se reinventó el género. Ahora hay guitarristas de blues como Joe Bonamassa que crecieron escuchando a Eric Clapton y Jeff Beck, no a Lonnie Johnson o B.B. King. Eso está muy bien, porque se pasa la posta y el círculo sigue. De eso se trata la música.”
Además de su intensa actividad con la orquesta, Holland conduce el mejor programa musical que existe en la televisión actual: Later, que emite la BBC (y que acá retransmiten HBO Plus y Film & Arts). La dinámica del ciclo, que ya lleva en el aire 27 años, es sencilla y fantástica: en un estudio enorme se ubican artistas de lo más diversos y cada uno a su turno muestra su arte en vivo. Y pueden estar Paul McCartney o David Bowie junto a un ignoto intérprete africano y Depeche Mode u Oasis codo a codo con un debutante. “Es un gran honor ser parte de ese ciclo”, asegura el pianista. “Me reconforta que hayamos podido hacerlo durante tanto tiempo y que siga adelante. Una de las claves que tiene es la variedad y tener una mezcla de artistas en cada programa. En la televisión es relativamente fácil ver a grandes estrellas pop, tienen gran visibilidad, pero en nuestro programa, aunque también tenemos a estrellas pop, también es importante que haya gente de otras áreas de la música: del jazz, la world music o el folk, por ejemplo. Es interesante tener a leyendas junto con artistas nóveles, que es lo que no puede verse en ningún otro lado.”
–Y el televidente puede descubrir artistas todo el tiempo.
–Así es. Pero no sólo artistas nuevos jóvenes, sino también a gente como Rubén González, el pianista cubano, a quien muchos escucharon por primera vez en nuestro programa. El tenía 80 y pico de años, pero era nuevo para mucha gente. Por eso creo que es tan importante juntar distintos estilos de música, porque uno termina dándose cuenta no tanto de las diferencias entre los estilos, sino de las similitudes que tienen.
–Y los propios músicos pueden descubrirse entre sí: Eddie Veeder, de Pearl Jam, se puso a bailar con Corinne Bailey Rae.
–Eso es muy bueno. Están todos en el mismo lugar con la misma intención, no importa si se trata de una banda multimillonaria que toca en estadios o un desconocido artista folk. Entonces, por más que sus músicas suenen diferente, lo que transmiten es lo mismo. Además, hemos podido capturar un gran archivo de grandes artistas, algunos de ellos desde que empezaron sus carreras. Y también a artistas, como el caso de Rubén González, que no estuvieron en otros programas. Ese archivo musical es invalorable.
–¿Se da cuenta de que, gracias a las retransmisiones y a medios como YouTube, usted se convirtió en una suerte de John Peel para un público global?
–Oh, quizás, aunque nosotros también tenemos un pie en el mainstream. Adoro a John, Dios bendiga su alma, fue un gran amigo. Su programa radial tenía que ver con descubrir y darles oportunidades a nuevos talentos, en cambio el nuestro también se propone celebrar a la gente que hace buena música, lo cual también involucra tener a artistas establecidos. Me encanta tener grandes estrellas como Paul McCartney porque lo que quiero es que haya una mezcla de cosas.
–De ese modo, los grandes nombres atraen a un público que puede descubrir a los artistas nuevos, en lugar de predicar para los conversos.
–Es cierto, si sólo pusiéramos a los artistas nuevos, tal vez el programa no atraería a tanta gente.
–¿Cómo influye la música que presenta en el programa en sus propias composiciones?
–A veces escribo canciones para que canten personas que vienen al programa, como Nick Cave: le dije que tenía una perfecta para que la cantara él. Later hace que yo pueda comunicarme con gente que puede llegar a tocar con la orquesta. Pero, además, puedo inspirarme al escuchar a alguien cantar de un modo determinado o un cambio de acordes en especial. Siempre hay algo... Y a veces viene algún músico al programa, como en el caso de Salomon Burke, con quien termino trabajando mucho en conjunto. Durante la última temporada estuvo Booker-T y nos quedamos charlando después del programa. Me contó que cuando tenía 12 años su madre no lo dejó irse de gira con Duke Ellington porque pensaba que una orquesta de jazz era lo peor del mundo para un chico. A Booker-T le quedó la espina, entonces le dije que teníamos un arreglo para piano y orquesta que era muy del estilo de la big band de Ellington y le propuse grabarlo. Al tener una big band, otra gente que no tiene esta clase de grupo puede unírsenos. Igual, tampoco es que armamos la lista de artistas que queremos en el show sólo en base a nuestros deseos: en parte, se arma con quienes están llegando a Londres en un momento en particular.
–Pero, a esta altura, algunos artistas deben programar sus estadías en Londres para poder tocar en Later...
–Supongo que sí, que ayudamos a alguna gente. Los productores del programa son bárbaros. Sólo voy el día que grabamos, porque trato de dedicar mi tiempo a organizar el trabajo de la orquesta, así que a veces no tengo mucha decisión en cuanto a quién va. De vez en cuando les digo “tenemos que conseguir a este artista que escuché”, pero no es que estoy buscando activamente todo el tiempo.
–¿Cuán difícil es tener una big band? Porque no hay demasiadas...
–Hay muy pocas como nosotros, en la que estamos siempre los mismos. Hace quince años que somos los mismos integrantes y pensamos del mismo modo. Por otra parte, es difícil armar una gira con veintidós músicos y además la crew. A fines de los ’50 dejaron de haber esta clase de big bands porque era demasiado costoso mantenerlas. Todavía no sé cómo lo logramos nosotros, pero seguimos adelante. Y no hay nada como el sonido de esta orquesta; es muy particular. Supongo que tiene que ver con que tenemos una base de rock and roll a la que encima le pusimos una big band de jazz.
–Usted ha actuado en cine, hizo las entrevistas para los Anthology de Los Beatles, tiene conciertos programados hasta el 22 de diciembre, dos tandas de Later por temporada, un especial de año nuevo y un programa de radio. ¿Cómo hace?
–Es muy bueno estar ocupado: cuanto más hacés, más podés hacer. Y soy un hombre afortunado porque amo mi trabajo. La música es algo fantástico, que no se siente como un trabajo, sino como un juego. Trabajar es estar en una mina de carbón, la música es un disfrute.
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