Mié 07.07.2010
espectaculos

MUSICA › TRíO LUMINAR EN EL CENTRO DE EXPERIMENTACIóN DEL TEATRO COLóN

El riesgo como una costumbre

Entre hoy y el viernes, la flautista Patricia Da Dalt, la arpista Lucrecia Jancsa y la violista Marcela Magin mostrarán en el CETC y la sala principal del Colón Concierto generación bicentenario, un material compuesto especialmente para ellas.

› Por Diego Fischerman

La semana pasada se trató del merecido homenaje al compositor Gerardo Gandini que otro compositor, Marcelo Delgado, coordinó y dirigió en el Centro de Experimentación del Teatro Colón (CETC). Y entre hoy y el viernes, a lo largo de tres conciertos, el Trío Luminar, uno de los mejores grupos de cámara de la actualidad, presentará, en esa sala y en la principal del Colón, un programa ideado por sus integrantes y el compositor Miguel Galperin, donde, en sus propias palabras, “se busca registrar el momento estético de compositores jóvenes argentinos en ocasión del Bicentenario”. El grupo integrado por la flautista Patricia Da Dalt, la arpista Lucrecia Jancsa y la violista Marcela Magin estrenará obras compuestas especialmente para ellas y los conciertos contarán con puesta en escena del artista plástico Fernando Rubio, iluminación de Matías Sendón y fotografía de Diego Poleri.

Concierto generación bicentenario será presentado hoy y mañana, a las 20.30, en el CETC y, en cada uno de los casos, las obras serán comentadas por una mesa redonda cuyo moderador será el especialista Pablo Gianera. En la de hoy participarán Guillermo Saavedra y Eduardo Stupía y en la de mañana Hugo Mujica y Pablo Ortiz. El concierto del 9 de julio será en el mismo horario y en la sala principal. El programa incluirá las obras Sound’s friction, de Santiago Diez Fischer, Proyecciones, para viola sola, y Sobre el revés de la palabra, para flauta, ambas de Galperin, Bios, de Fernando Rubio y Matías Giuliani, e Interior. Noche, de Roberto Azaretto. El trío Luminar, modelado por una genial obra tardía de Claude Debussy, la Sonata para flauta, viola y arpa, desde su fundación hace diez años, no sólo ha tocado las grandes obras para esa conformación instrumental (la de Debussy, desde ya; el Trío de Takemitsu) sino que ha encargado composiciones de la mayoría de los compositores argentinos en actividad, entre ellos Pablo Ortiz y Luis Mucillo, ha estrenado en el país el Trío de Martín Matalón y lleva adelante una tarea de verdadero estímulo a la creación. Con tres discos grabados, el grupo se caracteriza por asumir una posición de riesgo estético unida a la gran calidad de sus interpretaciones.

“Se trata de la oposición entre dos estados de tensión –cuenta Diez Fischer acerca de su obra–. Por un lado el espasmo, como contracción muscular involuntaria y por el otro el loop, el bucle, como un tipo de estructura que permite repetir una o más sentencias múltiples veces. La relación, la coexistencia, el diálogo entre ambos gestos establece el movimiento y abre las puertas a un horizonte móvil, a una periferia desplazada.” Galperin, por su parte, dice, acerca de Proyecciones, “mientras escribía esta obra le presté atención a la música de Gyorgy Kúrtag. Reparé en el hecho algo sorprendente de que los sonidos más característicos resultan de planteamientos instrumentales diseñados para ser de ejecución imposible. Imaginé que tal vez Kúrtag abriera la posibilidad de un grupo de sonidos que simplemente sonaran imposibles, como si algunos de sus gestos –cortos, interrumpidos– contuvieran mucha más expresividad que lo naturalmente posible”. En cuanto a Sobre el revés de la palabra, explica: “Hay un intersticio entre tradición e investigación sonora que está construido en la estructura misma de la obra. La partitura pauta una dimensión rítmico-temporal –grilla que ayudada por el parámetro dinámico configura una forma musical– al tiempo que el intérprete despliega un catálogo de sonidos vocales. La relación entre una y otra estructura es la del filtro mutuo. La estructura temporal modula los sonidos vocales que se utilizan mientras que el catálogo de sonidos le arrima significación semántica al plano rítmico-temporal, lo que modifica la percepción del tiempo narrativo de la obra. La elección específica de estas estructuras fue hecha en función de las virtudes de Patricia Da Dalt, a quien la obra le está dedicada, que puede hacer expresión musical de casi todo”.

Matías Giuliani y Fernando Rubio, sobre su composición para flauta, viola y arpa, son más elípticos: “Deberá ser ejecutada en el marco de la verdad, todas y cada una de las veces que se presente. Sus variaciones naturales hacen que la obra sea irrepetible. Lucrecia, Patricia y Marcela son, entonces, el centro y eje de nuestra propuesta”. Roberto Azaretto también comenta su obra: “En Interior. Noche, algunas de mis preocupaciones actuales encuentran la que tal vez sea su formulación más directa hasta el momento. Desde la macroforma construida a partir del montaje de dos situaciones sonoras de duración creciente, a la perturbación de estructuras estáticas por medio de direccionalizaciones ‘débiles’ (muy extendidas en el tiempo o aplicadas sobre parámetros secundarios), sin olvidar la discontinuidad generada por un silencio que ocupa zonas cada vez mayores de la superficie musical, el objetivo es siempre la creación de entornos precarios, disfuncionales, entendidos no como punto de partida o resultado de un proceso (no hay aquí causas ni consecuencias) sino como estados a explorar”.

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