Viernes, 16 de julio de 2010 | Hoy
MUSICA › LEO MASLIAH SE PRESENTARA ESTA NOCHE EN NO AVESTRUZ
Tras la edición argentina de su libro La mujer loba ataca de nuevo, publicado en su país en 1992, el original músico, humorista y escritor uruguayo promete escuetamente tocar “canciones nuevas y viejas” en su show porteño.
Por Carlos Bevilacqua
Para empezar a disfrutar a pleno la obra de Leo Masliah como músico conviene no sólo escucharlo sino también verlo, ya sea en algún video de los tantos que pululan por Internet o –mucho mejor– en vivo. El contraste entre su imagen de intelectual tímido y la potencia de las letras que canta es parte importante del show. Es probable que él no haga más que ser auténtico o, a lo sumo, exagerar algún rasgo, para lograr el efecto humorístico que consigue. Tampoco debe forzar demasiado su esencia para decir las más crueles verdades con cara de poker o agradecer una ovación apenas con un asentimiento de cabeza. Esa peculiar forma de ser volverá a acompañar a sus canciones entre costumbristas y filosóficas cuando esta noche las interprete en soledad, desde las 21.30, en No Avestruz (Humboldt 1857).
Reservado también ante la prensa, Masliah no quiso adelantar demasiado sobre el recital que prepara para el mismo escenario donde actuó hace siete días. “Hago un repertorio de canciones nuevas y viejas”, contó en formato de síntesis brutal al responder un cuestionario vía e-mail desde Montevideo. Las viejas –que son las que se conocen– pueden hablar de las dificultades de toda relación de pareja, de los ciclos vitales, de los absurdos consagrados por el hábito o simplemente dejarse llevar por fantasías de caminos imprevisibles. Esas temáticas aparecen expresadas con un lenguaje llano, más literal que metafórico, aunque por momentos resulte enrevesado por el caudal de mensajes a transmitir. Ejemplo: “Ya no sé qué palabra decir / para no confundir / y tampoco, menos que menos, hablar sólo por hablar / con el riesgo fatal de decirte disparates que no concuerden con las cosas que yo siento / y pienso que no hay que decir lo que pueda sentir si no tiene sentido”, canta en “Desesperanto”, canción grabada en 1999. Como tantas otras veces, lo hace acelerando el fraseo al máximo como para lograr que los versos entren en tiempos que parecen insuficientes.
Un humor elegante e ingenioso, tan naïf como cáustico, atraviesa la vasta obra del cantautor charrúa, que saltó a la consideración masiva a principios de los ’80 en el Uruguay y unos años más tarde en la Argentina. En su sitio web oficial hay campos como “Currículum mortis” o “Asuntos de desinterés general”, en el que figura un fascinante autorreportaje. En otro sector se detallan los 41 discos que lleva editados entre LPs y CDs. Las letras de Masliah navegan sobre músicas de lo más diversas, creadas por él mismo. En los ritmos de jazz, tango, salsa, pop, ópera o música clásica que genera desde su sintetizador, el uruguayo muestra el enorme músico que es. De hecho, es autor de obras sinfónicas, para grupos de cámara y hasta de un concierto para vibráfono, dos marimbas y orquesta de cuerdas. Por el tipo de talentos que ostenta y las orientaciones populares que les da, lo suyo se parece bastante al arte de Les Luthiers. Sólo que en una versión concentrada en una sola persona, con todas las dificultades y el mérito que eso implica.
Otro rincón del revitalizado Palermo Viejo tuvo a Masliah como noticia el jueves pasado, cuando presentó la edición argentina de La mujer loba ataca de nuevo, un libro de cuentos editado originalmente en 1992. De esa manera, expande su carrera como prolífico escritor, una faceta que complementa la fuerte relación que mantiene con el público argentino. “No busco ninguna repercusión especial, pero el tipo de repercusión que consigo en el público argentino podría estar dado a través del dato de que hace 28 años que me presento a menudo en la Argentina, que me escucharon (en vivo o en discos) miles y miles de personas de varias generaciones en muchas regiones del país, y que muchas de esas personas (y muchas otras que no me escucharon) leyeron uno o varios de los veinticuatro libros que publiqué en ese país y algunos otros que se trajeron del Uruguay”, responde al ser consultado sobre el tipo de respuesta que obtiene de este lado del charco. La práctica regular de dos disciplinas tan poderosas como la música y la literatura sugirió la posibilidad de reflexionar sobre sus alcances. Pero, como en el resto de las respuestas, se impuso la parquedad del reporteado.
–¿Qué permite la literatura que no permite la música?
–Creo que ni la una ni la otra deberían usarse para permitir otras cosas; para mí son demasiado importantes en sí mismas.
–¿Cómo es un día promedio de su vida? ¿Tiene una rutina de trabajo?
–No sé bien qué es un día promedio; pero no, no tengo rutinas de trabajo, tengo muchas cosas que hacer y voy tratando de hacerlas en los plazos que cada una requiere.
–¿Qué personas, circunstancias o estudios fueron fundamentales en su formación?
–Mi formación no se completó todavía. Pero todo lo que intervino en ella hasta ahora fue fundamental.
–¿Cómo vivió la actuación de la selección uruguaya en el Mundial de fútbol?
–Con admiración y alegría, fue muy bueno lo que hicieron.
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