Mar 03.08.2010
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MUSICA › MUSICA ADRIAN BELEW VUELVE A LA ARGENTINA CON UN POWER TRíO QUE PROMETE DOS NOCHES DE ALTA INTENSIDAD

“Creo que nunca toqué tanto como con esta banda”

Junto a la bajista Julie Slick y el baterista Marco Minnemann, el notable instrumentista repasará material propio y temas de King Crimson en el Samsung Studio, donde también dará una clínica.

› Por Leonardo Ferri

Si por normal se entiende aquello que se limita a una pauta general, o a algo que ocurre siempre, o que no produce extrañeza ni asombro, entonces el guitarrista Adrian Belew es un completo anormal. Este músico norteamericano, que tiene 60 años pero podría decir que tiene algunos menos, ha basado su vida en no seguir un estándar, en romper el uniforme del aburrimiento. Cuando en 1981 Robert Fripp lo invitó a formar parte de ese colectivo de músicos llamado King Crimson –en el cual todavía permanece–, Belew empezó a escribir un imaginario manual del guitarrista no conservador, del cual quitó los capítulos básicos para explayarse sobre sonidos atrevidos, acordes inimaginables y técnicas insolentes. Ya había tocado con Frank Zappa y Talking Heads. Después llegarían sus colaboraciones con nombres más o menos conocidos, como David Bowie, Jean-Michel Jarre, Nine Inch Nails y Laurie Anderson. Algo habrá hecho.

Belew habla, recién llegado a su casa, en Nashville, luego de dar algunos conciertos en Japón. Le gusta –se nota– conversar, explicar y escuchar, por lo que las entrevistas no son la parte fea de su trabajo, sino algo más bien didáctico. Justamente esas dos actividades –la música y la charla– estarán combinadas este fin de semana en el Samsung Studio –Pasaje 5 de Julio 444–, donde brindará dos shows con su power trío (sábado a las 22 y domingo a las 21.30), y dará una clínica de guitarra, el domingo a las 18.30. “Suelen ser encuentros muy casuales, nada planeados, pero muy reveladores”, afirma. Su banda está formada por la bajista Julie Slick (“tiene 23 años y es impresionante, la gente se pregunta cómo una chica de su tamaño tiene un sonido tan grande”), y el baterista alemán Marco Minnemann: “Uno de los mejores del mundo”, dice, prometedor.

–¿Cómo es el show que viene dando con Adrian Belew Power Trío?

–Me encanta la banda que tengo, hacemos mucha improvisación y hay una gran energía cuando tocamos. Es perfecta para lo que quiero, es un power trío verdaderamente... poderoso. Hacemos cosas de mis discos solistas y otras de King Crimson, aunque todo adquiere otra vida en vivo, es todo más divertido y hay mayor libertad. Y probablemente toco más la guitarra de lo que alguna vez toqué en cualquiera de las bandas en las que estuve.

–¿Y eso por qué?

–Bueno, estar en un trío y no tener otro guitarrista lleva a que tenga que llenar muchos espacios. Y tener una gran sección rítmica como la que tengo me permite también improvisar y, en el medio de algo, llegar a lugares a donde no habíamos llegado antes, y hacer música que nadie había escuchado antes. Por eso cada show es diferente.

–Parece tener mucho trabajo en escenario, además de cantar...

–Sí, pero es la manera en que elegí hacerlo, es mi elección.

–¿Y qué es lo que lo lleva a dar clínicas de guitarra?

–Siempre disfruté mucho hablar de efectos, equipamiento, sonidos y mis puntos de vista sobre cómo crear música con la guitarra. Y también me gusta hablar con la gente, escuchar sus comentarios y preguntas.

De estudios, vivos y guitarras

Como muchos otros instrumentistas reconocidos, Belew tiene su propia Signature Model, que no es otra cosa que una guitarra marca Parker, fabricada y adaptada a sus gustos y necesidades. “Suelo decir que es la Ferrari de las guitarras eléctricas, es revolucionaria”, dice como un padre orgulloso, “porque soluciona muchos de los problemas que tienen otras: nunca se desafina, es más liviana, no hay que hacerle mantenimiento ni cambio de trastes”, explica. De hecho, son 25 guitarras dentro de una, gracias a un dispositivo llamado Variax, que permite tener el sonido de una Les Paul, una Stratocaster, de doce cuerdas, una mandolina, una acústica y otros chiches más. “No es necesario tener otra”, continúa, casi a punto de vender una, “y es un honor tener mi nombre en este instrumento”.

–¿Le gusta más tocar en vivo o estar en el estudio grabando y experimentando?

–Disfruto cosas de las dos actividades. En el estudio es donde más me siento en casa, porque es donde me pongo a crear y a probar diferentes cosas. Digamos que es el lugar donde finalmente uno termina de hacer su pintura. Pero por otro lado, me encanta el ambiente, el placer y la alegría de tocar en vivo. Cuando todo va bien, es una experiencia trascendental, para la banda y para la gente. Hice mucho de las dos cosas, pero si tuviera que elegir una, hoy el vivo y el power trío es tan especial que me dan ganas de hacer más conciertos y menos grabaciones.

–Tocó con Zappa, Bowie, Trent Reznor... y varios más. ¿Cómo elige con quién tocar y con quién no?

–El criterio es la música en sí misma. Me llevo bien con cada uno de los que toqué. Cada experiencia que tuve en los álbumes fue una relación musical, pero también personal. Lo que siempre más me preocupó fue que sea algo en donde la pase bien, que la música me movilice, y que esté orgulloso de ponerle mi nombre. He sido afortunado con las decisiones que tomé, porque casi todas las veces funcionó bien y estuve con gente innovadora, que me alentó a concretar mis ideas más salvajes. Me gustan las ideas frescas, y un tipo como Trent Reznor siempre las tiene. Si alguien me llamara porque necesita un guitarrista más, digamos, “normal”, sería mejor que busque a otro.

–¿Alguna vez tocó algo simple, como punk o rock clásico, aparte de esas canciones en las que se nota una indisimulable pasión beatlesca?

–A lo largo de mi vida toqué toda clase de músicas. Me gusta sentarme con una guitarra acústica y tocar melodías simples. Supongo que el hecho de que esté involucrado en música con cierta complejidad es algo que simplemente pasó, pero puedo apreciar cualquier tipo de música de calidad, y no importa si es complicada o no.

Beatles, eterna influencia

Belew es un gran fanático de The Beatles, hecho que dejó en claro en algunos de sus discos solistas, como The Lone Rhino, Inner Revolution y The Acoustic Adrian Belew, y también en las versiones que hace en vivo de temas como “If I Fell” o “Blackbird”. “Significan demasiado para mí, cambiaron mi vida”, admite.

–¿Tuvo oportunidad de escuchar la discografía remasterizada de The Beatles?

–No tuve tiempo de prestarle verdadera atención, sólo algunos acercamientos, porque estuve viajando mucho, o quizás porque que en este momento de mi vida prefiero hacer mi propia música. Pero estoy seguro de que me va a gustar, porque me gusta cada cosa que sea de The Beatles. Cuando sea un hombre viejo, voy a disfrutar sentarme a escuchar cada disco, ver cada película, leer cada libro una vez más, y va a ser un placer revivir cada una de esas cosas que vinieron con ellos.

–¿Y es de los románticos que disfruta de escuchar el disco en sí mismo o tiene algún reproductor de mp3?

–Tengo iPod, tengo iPad y tengo laptop, pero trato de mantener mi mente limpia de todo eso cuando estoy trabajando con mis cosas, porque atentan contra mi creatividad. Cuando estoy en modo creativo, no escucho mucho otra música. Guardo esas cosas para cuando me puedo relajar y disfrutarlas de verdad. No hay nada mejor que sentarse y escuchar la música que uno sabe que ama.

Al guitarrista le interesa saber cómo es el lugar donde tocará en la Argentina (“los lugares íntimos son los mejores para este power trío, porque se puede sentir la tensión en el aire”), y recuerda varias cosas de sus tres visitas anteriores al país, y del público de Argentina: “Es muy pasional, le gusta formar parte del show”, afirma.

–¿Qué recuerda de cuando vino en 1994 con King Crimson?

–Fue un momento muy importante para nosotros. Estábamos haciendo el disco Thrak, y si no recuerdo mal, estuvimos más de un mes ahí. Durante ese tiempo ensayamos y compusimos mucho, trabajando en canciones como “Dinosaur”. Cuando vuelvo a escuchar ese disco, automáticamente pienso en Argentina, porque sé que esas canciones nacieron ahí. Creo que para el resto de los integrantes de King Crimson es igual de especial, porque Thrak es uno de nuestros mejores álbumes.

–¿King Crimson sigue con vida? ¿Hay alguna noticia al respecto?

–Hablé con Robert Fripp hace unas semanas, antes de empezar esta gira, y me dijo, con muchas palabras, que sí, que le gustaría hacer algo nuevo en el futuro, pero que no está listo ahora, porque está con algunos asuntos personales y de negocios que le van a llevar un año y medio, por lo que durante ese tiempo no vamos a poder concentrarnos en hacer música. Pero creo que en un año y medio voy a estar recibiendo ese llamado, y Robert vendrá aquí y yo iré a su lugar para hacer música para King Crimson. Eso es lo que espero, y eso es lo que él dice que espera.

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