Lun 13.09.2010
espectaculos

MUSICA › RECITAL DE LAS PELOTAS EN EL ESTADIO LUNA PARK

Pasado y presente de una banda que no se rinde

› Por Luis Paz

Las Pelotas hicieron de su recital del sábado en el Luna Park un festejo en el que exorcizar malos espíritus y recordar buenos. El de Alejandro Sokol, otrora cantante del grupo, distanciado de él en 2008 y fallecido hace dos veranos, fue emocionalmente ineludible. Pero también hubo evocaciones a Luca Prodan. Desentendido en parte de la magia comúnmente adjudicada al escenario de Corrientes y Bouchard, el sexteto que tiene a Germán Daffunchio al frente recurrió a la metafísica de las canciones (propias y ajenas) para presentar sus visiones sobre la humanidad, sobre el carácter de ser humano.

El concierto tuvo momentos diversos. O como podría decir un efectista, sus altibajos. El formato de bloques de canciones (las nuevas del comienzo, los reggaes intermedios, los clásicos del final y los recuerdos del posludio) tal vez fue rígido y eso hizo que la interacción con el público fuera inconstante. Pero por otro lado, permitió hilvanar un tipo de relato distinto del canónico.

El comienzo fue disperso y enfrentó a las plateas, de nuevo, al maleducado sonido del Luna Park. Con ese estadio como plaza fundamental de la música popular, estaría bien revisar la cuestión. “La semilla”, de su más reciente disco (Despierta) anticipó un comienzo en el ahora: “Qué podés dar”, “Saben”, “Basta” y “Ya no estás”, todas del último lustro. De otros días trajeron temas para completar una decena de piezas de brillo melódico, en la que Daffunchio pudo desarrollar en performance su condición reciente de única voz principal, en claro progreso.

Entre aires rioplatenses y humos tropicales, conformaron otro bloque, más indagador que amable para los sentimientos, con “Transparente”, “Bombachitas rosas”, “Cuándo podrás amar” o “Corderos en la noche”. Allí, la bajista Gabriela Martínez y el baterista Gustavo Jove se destacaron por buen gusto o por energía en compañía de las a veces oscuras, a veces elevadoras teclas de Sebastián Schachtel y cuerdas de Tomás Sussman y “el amigo” Gustavo Kupinsky.

El recuerdo a Sokol, músico del Sumo original, cofundador de Las Pelotas y creador de El Vuelto S.A. junto a su hijo Ismael, llegó con la acústica “Menos mal”, en la voz de Gabriela. Allí nomás, a pocos metros de ella y de Schachtel, que la acompañó en la versión de aquel tema de Sokol, una silla vacía ubicó al Bocha en escena. Para el final de un concierto que también tuvo a Fernando Ruiz Díaz y a Gillespi como invitados, fueron dos las sillas. Claramente, en la otra reposaba el recuerdo a Luca. Pero, por si no estaba claro, Daffunchio invitó al escenario a Roberto Pettinato “para hacer algo que siempre quisimos”. Los dos ex Sumo recordaron al Luca pre Sumo con “Perdedores hermosos”, la canción exorcista que da título a uno de los discos póstumos del italiano.

Durante ese tema, surge un ruido desconocido y atronador, como el bocinazo de un camión gigantesco dentro de un tinglado o incluso más desconcertante. Las cabezas que no tiemblan por él, van de lado a lado del techo del Luna Park, esperando el desplome. Pero no, es sólo un acople provocado por un mal funcionamiento en las cajas de sonido que amplifican las frecuencias más bajas. De la acústica del Luna Park pero también de la fragilidad edilicia porteña depende que de los siete mil asistentes, muchos imaginen un nuevo desastre. Pero no, es sólo una jugarreta de la tecnología para con la música y la emoción.

Pero desde que fue sólo una la silla hasta que tuvo par ocurrió otra instancia del concierto, la de los clásicos “Será”, “Capitán América”, “Desaparecido”, “Esperando el milagro”, “Sueños de mendigo” y “Sin hilo”. Muchos de ellos, temas “de Sokol” que son de lo más vívido para los seguidores más históricos. Una acelerada “Shine” coronó el momento, entre idas y vueltas a la trastienda. “Este tema es para Tinelli y su manga de idiotas”, propuso Daffunchio antes de “Músculos” a la que releyó con que “Si querés ser Ricardo Fort / y que toda la gente te diga ¡guau! / Si querés andar por las veredas / y que todas las chicas te digan ¡guau! / Músculos”.

En el final, Ruiz Díaz, Gillespi y Pettinato nuevamente a escena para una aún más enérgica versión de “El ojo blindado” (de Sumo también hicieron “Cinco magníficos”). En el anecdotario, el saludo en vivo de siete mil voces a Germán por su cumpleaños 49. Y en el tintero, la aparición de Julio López, por la que antes de “Desaparecido” clamaron Las Pelotas: “¿O a nadie ya le importa?”.

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