MUSICA › ENTREVISTA A FEDERICO CABRAL, CANTANTE DE SANCAMALEóN
El músico explica por qué la banda decidió subir a la red, gratis, las canciones de Afuera, su nuevo disco. “A mucha gente el formato disco le parece obsoleto”, señala, al mismo tiempo que reconoce: “A ninguna compañía le interesó sacarlo”.
› Por Matías Córdoba
Cuando Federico Cabral era un adolescente –y no sabía muy bien qué hacer con su vida–, se metió en un conservatorio a estudiar música. Su primera adolescencia estuvo marcada por el techno pop (Depeche Mode, New Order) y algo de rock argentino (Soda Stereo, Charly García). Meses después, sus compañeros empezaron a pasarle discos: algunos de bossa nova, otros de samba y de reggae. Había de todo. Pero era otra historia. Corría la década del ‘90, furor del grunge, primeros discos de Nirvana, Soundgarden y Pearl Jam. “Una música con actitud”, dice, entre risas. “Es que la adolescencia te lleva por varios caminos”, apunta. Cabral, líder de Los Aliados del Japón, integrante de La Peña Pop y cantante de Sancamaleón (que hoy presenta Afuera, su tercer disco de estudio, en La Trastienda Club, Balcarce 460) había absorbido bastante como para hacer una banda que “mezclara ritmos latinos con algunos toques de hardcore”. Por aquel entonces, usaba bermudas y camisas leñadoras. Había curtido varias experiencias musicales y rebusques del artista en ascenso. Tocaba por algunos pesos. Sancamaleón, en los primeros años de la década pasada y antes de editar su primer disco, se hizo un nombre con el video de “El camino” (allí, unos pibes asaltan un banco). Hasta Daniel Hadad los acusó de “apología del delito”, en su programa Después de hora.
En 2004 apareció el primer álbum de la banda, Cancionero para niños sin fe, con temas concebidos durante la hecatombe de 2001. “Recuerdo que ya vivía en San Telmo y el barrio hervía. El disco tiene ese espíritu”, detalla Cabral. Polenta, el segundo, es más sensible e introspectivo, con la producción de Goy Ogalde, de Karamelo Santo y Charlie Desidney, dos amigos fraternos e integrantes también de La Peña Pop, un grupo casi acústico que plantó bandera en Guebara Bar, corazón cultural de San Telmo, en donde tocaron una vez por semana, durante ocho meses seguidos en lo que va de 2010. Federico vive en San Telmo. Y eso lo pinta de cuerpo entero. “El barrio mantiene el espíritu de los artistas, debe ser el único que respira esa vibra. Recuerdo que venía a estudiar canto, y cuando vi el barrio, me enamoré.”
Lo inédito y sorpresivo fue la decisión de subir, periódicamente y durante cuatro martes, todas las canciones de Afuera, el nuevo disco de Sancamaleón y producido por El Chávez (“Aprendí un montón con él”, señala el cantante). Regalar música por Internet. Un tema complicado. “A mucha gente el formato disco le parece obsoleto. Sólo unos pocos se fijan en la tapa, en el arte. Pero una de las cosas que se nos apareció fue la escena del pibe en el cíber, con los auriculares, escuchando varios temas, uno de reggaetón, cumbia, rock y con suerte uno nuestro. Subirlo a Internet era inevitable. Nosotros lo que necesitamos es que la gente nos escuche. La entrega por semana nos permitió que los temas se escucharan más”, concede.
–Lo de subir los temas a Internet creo que tiene que ver con lo que dicen las letras. De alguna manera, no nos aísla. A ninguna compañía le interesó sacarlo. Ahora que lo veo, me parece normal. En el día a día no vivo demasiado el tema del disco físico. Igual, el disco físico va a estar en venta en el recital de La Trastienda. La idea era reproducir la sensación de los ’90: las tapas, los créditos, en un punto me parece que el hallazgo más importante fue el cruce, eso de tener el booklet virtual en tu casa. Como banda, creo que estamos en un punto intermedio a nivel público. Sancamaleón no es una banda súper popular, pero tenemos nuestra gente. El otro día un amigo me decía que Sanca está un paso más adelante del resto, pero nos comprenden mucho después.
–Sí, Afuera es un balance entre los dos anteriores. Me acuerdo de que el público estaba encendido después de que salió Cancionero para niños sin fe. La banda tenía el espíritu del 2001, con la gente saliendo a las calles. Capturamos ese momento. Sancamaleón es una banda combativa pero a nivel mental. Nunca estuvimos de moda.
Además de cantar en Sancamaleón, Cabral reparte su tiempo en otros dos proyectos, La Peña Pop y Los Aliados del Japón. “La Peña Pop es el lado B de cada uno de los integrantes. Es un laboratorio ambulante, una experimentación. Con La Peña vamos anticipando canciones nuevas de Karamelo Santo o de Sancamaleón, por ejemplo. Tenemos un objetivo: pasarla bien y no ponernos locos. Ahí toco el charango, le pongo distorsión, delay. Creo que si me ve tocar un charanguista me caga a trompadas. Pero la idea es hacer algo popular y experimental. En vez de jugar al fútbol, nos juntamos a tocar”, explica.
–Es un proyecto solista, pero con una banda atrás. Me gusta mucho tocar con ellos. Y ahí hay canciones que no tienen nada que ver con los otros dos proyectos. Es una música que está más cerca de lo que hacen Lisandro Aristimuño o Manu Chao. Son canciones más de trovador moderno. El año pasado tocamos muchísimo y estamos grabando el disco. Es difícil hacer todo a la vez. Creo que Los Aliados del Japón es la simpleza al poder, que no tiene que ver con Sanca o La Peña. Los Aliados está todo el tiempo en formación. Pero a la gente le divierte mucho el formato. Pero más allá de todo, la única verdad está en lo que escuche cada uno.
Federico Cabral vive de la música. Compone para comerciales. Cuenta que su música llegó hasta Islandia. ¿Cómo? “Mi hermano, que hace videos, hizo una publicidad donde se filmaban todas las reacciones de la gente en un pueblito de Islandia, al escuchar determinada música. Había canciones de Sigur Rós, Bob Dylan, Chemical Brothers y, en el medio de todo eso, ¡había un tema mío en español y tocado con un charango!”.
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