Frente a la situación de caos a la que arribó el Teatro Colón a fines del año pasado, la política oficial fue, a grandes rasgos, esperar a que llegara el verano, aguardando de él, quizá, lo mismo que los rusos esperaban del invierno ante las tropas napoleónicas primero y las de los nazis después. Aun así, algunas novedades, como la de los restos del viejo piso del Colón convertidos en regalo de ocasión por la cuestionada empresa que se ocupó de su reemplazo, lograron ponerle sal al obligado receso. Ahora, a poco menos de un mes del supuesto comienzo de las actividades, la intriga es doble: no se sabe ni qué es lo que el teatro querría hacer, ya que no anunció oficialmente temporada alguna, ni qué es lo que logrará, en tanto los representantes gremiales ya anticiparon que, si la situación de enfrentamiento no se revierte y no se atienden sus reclamos, no habrá comienzo de temporada.

Lo poco trascendido acerca de los planes del Colón corresponde a lo que fue anticipado discrecionalmente por la dirección del teatro, en almuerzos informales y a los periodistas de los medios de comunicación que considera “amigos”, como si el Colón y sus empleados jerárquicos estuvieran pagados por el PRO y no por el conjunto de los ciudadanos. Según esa semicomunicación oficiosa, el título que abriría la temporada de ópera será El gran macabro, de György Ligeti, en la puesta de La Fura dels Baus. La compleja técnica de esta régie hace que, a la luz de los acontecimientos, resulte casi imposible su concreción, aunque se supone que los contratos ya deben haber sido firmados. Y es que si a mediados de febrero el conflicto con los trabajadores del teatro no se ha solucionado, La Fura dels Baus directamente no tendrá tiempo de montar su espectáculo. Tampoco está claro qué sucederá con el Ballet Estable, cuyo único –y desatendido– reclamo es que pongan pisos adecuados para la danza en las salas de ensayo y el escenario, y cuya última función hasta ahora tuvo lugar fuera del Colón (en el Cervantes) y fue gestionada por los propios bailarines.

En materia de ópera, hasta ahora, las únicas certezas tienen que ver con lo programado por las asociaciones independientes (Buenos Aires Lírica, que entre otras cosas presentará una Carmen de Bizet con puesta de Marcelo Lombardero, y Juventus Lyrica) y por el Argentino de La Plata, que comenzará su temporada en marzo con Eugéne Oneguin, de Tchaikovsky, en una puesta coproducida con las óperas de Cracovia y Poznam, en Polonia, y de Bilbao, en España. También se verán Don Carlos, de Verdi (versión original, en francés, de Don Carlo), Il viaggio a Reims, de Rossini, Tristán e Isolda, de Wagner, y La ciudad ausente, de Gandini y Piglia. Entre los conciertos sinfónicos que dará la Orquesta Estable del Argentino se destacan el que tendrá a la soprano Paula Almerares como solista en las Cuatro últimas canciones, de Richard Strauss, con dirección de Alejo Pérez, en un programa que incluirá también la Sinfonía Nº 4 de Gustav Mahler, los Kindertotenlieder de este autor por el barítono Víctor Torres y la Missa Solemnis de Beethoven, con Soledad de la Rosa, Gabriela Cipriani Zec, Alan Pingarron y Hernán Iturralde como solistas.

El Centro de Experimentación y Creación de ese teatro presentará La Plata Arde (plataforma para artistas locales); Studi per Lintonazione del Mare, de Salvatore Sciarrino, para cien saxos y cien flautas, Km 29, con coreografía de Juan Onofri Barbato; Laura Benítez, una ópera de Gustavo Tarrio, Leandro Tartaglia y Matías Giuliani; Intermedio, una performance de teatro y new media con dirección de Claudia Billourou; el estreno de un nuevo trabajo del Grupo Krapp de danza, La historia del llanto, una ópera de Carlos Mastropietro sobre la novela de Alan Pauls, con dirección escénica de Beatriz Catani; y Cifras, un espectáculo de la coreógrafa Diana Theocharidis y el cellista finlandés Annsi Karttunen.

Las asociaciones privadas de conciertos presentarán también ciclos sumamente interesantes. El de Festivales Musicales, que se plantea como un homenaje a Franz Liszt en el bicentenario de su nacimiento, contará con la participación del notable pianista Roger Muraro, de la Orquesta de Cámara de Chile, dirigida por Juan Pablo Izquierdo, del pianista Horacio y, celebrando sus tres décadas de existencia, del excelente Estudio Coral de Buenos Aires, que dirige Carlos López Puccio. Nuova Harmonia, el ciclo de la Fundación Cultural Coliseum, ofrecerá diez conciertos en el Teatro Coliseo (salvo el último, que será en el Colón) a cargo del Cuarteto de Cuerdas del Teatro Alla Scala de Milan junto al pianista Paolo Restani, la Orquesta Sinfónica de Bamberg con dirección de Jonathan Nott y la participación como solista del pianista vienés Till Fellner, la Orquesta de la Academia de Colonia, la Filarmónica de Rotterdam dirigida por Leonard Slatkin, el pianista italiano Michele Campanella, el Octeto Filarmónico de Berlín, el fantástico grupo historicista Europa Galante, el violinista Shlomo Mintz y el pianista Peter Jirikowsky, el Trío Modigliani y la Sinfónica de San Petersburgo, dirigida por Vladimir Lange y con el pianista Maxim Mogilevsky como solista.

El Mozarteum Argentino, que entre otras cosas tiene un Abono para la Juventud sumamente accesible y destinado a menores de 25 años, y programa desde hace años sus gratuitos Conciertos del Mediodía, presentará una temporada de gran nivel, no sólo con actuaciones de artistas de gran renombre sino con programas interesantes y muchas veces alejados de la rutina. El 2 y el 3 de mayo, por ejemplo, se presentará la Orquesta Festival de Budapest dirigida por su titular, Iván Fischer, que es una de las grandes figuras de la dirección orquestal de las últimas décadas. Con el violinista Jószef Lendvay y el pianista Dejan Lazic como solistas harán, entre otras composiciones, la Dance Suite de Bartok, la Sinfonía Nº 5 de Tchaikovsky y la Sinfonía Nº 3 de Schumann. El 23 y 24 de ese mes se presentará el genial Emerson Quartet, que interpretará el Cuarteto para cuerdas Nº 5 de Mendelssohn, entre otras obras.

El 13 y 14 de junio estará la Orquesta de Cámara de Munich, con dirección de Alexander Liebreich y la actuación solista de Christiane Oelze. Otra estrella, Gustavo Dudamel, al frente de la Orquesta Simón Bolívar, actuará el 26 y 27 de ese mes e incluirá en el programa la segunda Suite de Daphnis et Chloé, de Ravel, Santa Cruz de Pacairigua, de Evencio Castellanos, Sinfonía India, de Carlos Chávez, y El pájaro de fuego, de Stravinsky. Otro gran programa será el que ofrecerá la Britten Sinfonia, el 8 y el 10 de agosto, con dirección del violinista Pekka Kuusisto y la actuación como solista del tenor Allan Clayton. Serán parte del ciclo, asimismo, la Deutsche Kammerphilharmonie de Bremen, dirigida por el violinista Christian Tetzlaff; la pianista Ingrid Flitter; el Vienna Piano Trio; el multipremiado Coro Accentus que dirige Laurence Equilbey (uno de los mejores coros de la actualidad), que junto al Ensemble Orchestral de Paris hará La Mort de Cléopatre y Tristia de Berlioz y el Requiem de Fauré (3 y 4 de octubre); y la Orchestre Philharmonique de Liège, dirigida por el violinista Domingo Hindoyan y con la actuación solista de Johnatan Gilad en piano.