Sáb 12.02.2011
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MUSICA › C.J. RAMONE SE PRESENTARá POR PRIMERA VEZ COMO SOLISTA

Mantener viva la llama punk

Después de visitar la Argentina con su proyecto Bad Chopper, el último bajista de los Ramones tocará hoy en The Roxy Live. “Ahora parece que no sos punk si no comprás tu ropa en tal o cual página web, mientras que nosotros éramos completamente antisistema”, afirma.

› Por Mario Yannoulas

“Fui como una inyección de adrenalina”, recuerda C.J. acerca de su paso como bajista de los Ramones, tras la salida de Dee Dee en 1989 y hasta su separación, en 1996. “Creo que los ayudé, en el final de su carrera como banda, a apreciar cuán grandes habían sido. Se sentían muy tristes, se veían cayendo en picada. Con mi entrada sintieron un nuevo interés, no por mí en particular, sino porque Dee Dee se había ido. Me esforcé mucho para que los shows fueran estimulantes, di lo mejor de mí, y así empujé a Johnny y a Joey a trabajar un poco más en ese sentido. Pienso que aporté un plus de energía que ayudó a pasar unos buenos últimos años, productivos y de calidad”, reflexiona el bajista a través del teléfono. Prueba de eso son Mondo Bizarro y ¡Adiós Amigos!, dos discos memorables de aquella última época. Sereno, aclara: “No me importa qué piense la gente, sé cuál fue mi contribución a la banda porque Johnny, Joey y Dee Dee me lo dijeron antes de morirse, y no necesito que nadie más me legitime. Es por eso que puedo mantener vivas la música y la memoria de los Ramones”. Y eso hará aquí, una vez más, hoy desde las 18 en The Roxy Live, Niceto Vega 5542.

C.J. ha sido una suerte de restaurador para los Ramones, y ahora parece encomendado con decisión a esa tarea histórica. Quince años y toneladas de papel escritas después de la separación, dice que quiere limpiar el buen nombre del cuarteto. Por un lado, a través del lanzamiento de su primer disco como solista –sus anteriores proyectos habían sido Los Gusanos y el más reciente Bad Chopper–; por otro, mediante un libro autobiográfico que prepara desde hace unos años, que abarcará su vida antes y durante su actuación en los Ramones y que saldría publicado el año que viene. “Estoy hace mucho con el libro porque como escritor soy bastante lento. Todavía no sé cómo se va a llamar. Gran parte de lo que se escribió acerca de los Ramones es sobre las cosas malas: que Joey era obsesivo-compulsivo, que Johnny era un controlador... Mi experiencia fue positiva y divertida y quiero que los fans lo sepan.”

La charla se produce en un tiempo muerto de la grabación de su disco, a editarse en los Estados Unidos hacia mediados de este año, que va a incluir una canción en memoria de los fallecidos Johnny, Joey y Dee Dee (“Tres ángeles en mi hombro”), será producido por Daniel Rey –quien trabajara como productor de los Ramones y co-compositor en varias ocasiones–, va a tener un estilo similar a Bad Chopper y va a llevar por nombre Reconquista. “Estoy volviendo al ruedo después de haber estado apartado de la música por mucho tiempo”, explica. “Me pareció un título apropiado para lo que estoy tratando de hacer, que es devolverle la música de los Ramones a los fanáticos, retomar la excitación del vivo. Antes que nada, fueron famosos gracias a su música... De eso se trata.”

–Usted formó Los Gusanos y después Bad Chopper. ¿Qué lo lleva ahora a presentarse como C.J. Ramone?

–En estos años intenté armar bandas, pero tuve problemas para sostener las formaciones. Durante el tiempo que anduve de gira, muchos de los fans de los Ramones ni siquiera se enteraban de que yo tocaba en sus ciudades. La realidad es que escribo las canciones y las letras, y me pareció que ésta era una buena forma de contactarme con ellos sin tener que anunciar que soy yo el que canta y toca el bajo en una banda.

–¿Hasta qué punto cree que perdura la influencia de los Ramones?

–(Piensa en silencio por unos cuantos segundos.) Creo que hay muchas generaciones de bandas desde que los Ramones aparecieron, y su influencia directa sólo se ve en las bandas viejas de punk, heavy y rock & roll. Si se piensa en los ’90, está el grunge con Nirvana o Pearl Jam, el punk con Rancid, bandas heavy como Soundgarden, Metallica... Todos recibieron la influencia directa de los Ramones. La generación siguiente fue influida por esos grupos, y en ese sentido recibió efluvios de los Ramones, aunque indirectamente. Siempre le decía a Johnny que su éxito no podía ser medido por las ventas de discos, sino por la cantidad de bandas que sintieron su influencia. De hecho, se venden más remeras ahora que cuando el cuarteto estaba en actividad.

–¿Qué significa ser punk en el siglo XXI?

–Justo hablaba de esto con mi mujer hace unas semanas. Todo se corporativizó hasta el extremo, inclusive el punk. Cuando escucho hablar de “nuevas bandas punk” me cuesta identificarlas como tales, porque cuando era chico, si eras punk, no usabas la ropa que estaba de moda, no comprabas por la marca: hacías tu propia remera punk. Eramos totalmente antisistema, ahora parece que no sos punk si no comprás tu ropa en tal o cual página web. Es muy extraño. Para mí, el punk rock es la creación de un pequeño mundo adentro tuyo. En ese universo nadie le prestaba atención a lo que pasara afuera, y ahora no percibo ese espíritu, está lleno de bandas emo que se venden como punk. Punk es el que hace las cosas a su manera sin prestarle atención a la moda, el anticorporativo, al que no le interesa caer bien. De hecho, hubo gente punk antes del punk mismo: tipos como Jim Morrison, Janis Joplin, el propio Elvis Presley, que era un blanco que cantaba y se movía como un negro, algo que le costó mucho odio.

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