Lunes, 11 de abril de 2011 | Hoy
MUSICA › 7ª EDICIóN DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DE MúSICA CLáSICA DE USHUAIA
Con la integral de las sinfonías de Tchaikovsky a cargo de una orquesta de Moscú como plato principal, la programación presenta repertorios atrayentes y destacados solistas.
Por Diego Fischerman
Desde Ushuaia
El comienzo, con lo que para una ciudad de alrededor de 60.000 habitantes resultó una multitud, fue, como ya había sucedido otros años, el 2 de abril y con un concierto en el Polideportivo de la ciudad, en homenaje a los caídos en las Islas Malvinas. Una semana después, el Festival Internacional de Ushuaia ya está instalado en su habitual sede del Hotel Las Hayas, bajo el Glaciar Martial y a unos dos kilómetros y medio de la ciudad. Su auditorio, con capacidad para 800 personas, convoca cada noche, durante quince días, a un público en el que conviven estudiantes de música, pasajeros del propio hotel, gente que llega de la ciudad (en una proporción que cada año es mayor) y hasta algún asistente inesperado, como un hombre que llega a la sala con varios guardaespaldas, a quien su asistente presenta, invariablemente, como “un multimillonario alemán”, y cuyo exorbitante crucero destaca, iluminado en la noche, atracado en la bahía.
La orquesta residente de esta séptima edición es una Sinfónica de Moscú que presenta, a lo largo de varios conciertos, la integral de las sinfonías de Piotr Ilich Tchaikovsky, alternándose Jorge Uliarte, Pablo Dzodan y Massimo Gualtieri en el lugar del director. Con el primero en el podio, la orquesta tocó el sábado, como parte del ciclo de Tchaikovsky, una vibrante Sinfonía Nº 4 y completó el concierto con la Obertura de la ópera Ruslan y Ludmila, de Mijail Glinka, y el Concierto para cello y orquesta Nº 1 en La Menor Op. 33 de Camille Saint-Saëns, con la actuación solista de la coreana Ji-yeon Woo. Con sólidas filas de cuerdas e interpretaciones destacadas de los solistas de oboe, fagot y corno, la orquesta entregó una lectura potente de la obra de Tchaikovsky, en la que sobresalió el melodismo del segundo movimiento y los pizzicatos del tercero, ejecutados con un ajuste notable. La cellista, por su parte, tocó la composición de Saint-Saëns con fluidez en el fraseo, liviandad en las articulaciones y un sonido personal y característico. El segundo movimiento, casi un minuetto, con su gesto de elegante anacronismo, fue traducido por ella con justeza y musicalidad.
Ayer la orquesta viajó a Río Grande, donde actuó a la tarde, y a la noche, en Las Hayas, se presentó el Trío Alba, de la Universidad de Música y Arte de Graz, en Austria, e interpretó dos obras magníficas, el Trío Nº 5 en Do Mayor K. 548, de Wolfgang Amadeus Mozart, y el Trío Nº 1 en Re Mayor Op. 63 de Schumann. La programación continúa hoy con la actuación de una ópera multimedia sobre los orígenes de Tierra del Fuego, compuesta por Mauricio Anunziata. El estreno será en un lugar tan atípico como cargado de historia: el viejo presidio de la ciudad. Mañana, el pianista croata Goran Filipec, que ya actuó con éxito considerable en ediciones pasadas del festival, dedicará un concierto a las piezas del Segundo libro de los Años de Peregrinaje, de Franz Liszt, de cuyo nacimiento se cumplen doscientos años. Del mismo autor, la Orquesta Sinfónica de Moscú hará el poema sinfónico Los preludios y, con Filipec como solista, el Concierto para piano y orquesta Nº 2 en La Mayor, en su concierto de este miércoles, donde también interpretará la sexta y última de las sinfonías de Tchaikovsy, bautizada luego de la muerte de su autor como “Patética”. En el último tramo del festival actuará el pianista irlandés Michael McHale, quien el jueves próximo dará un recital que incluirá la Sonata Op. 13 de Beethoven y piezas de John Field, Sergei Rachmaninov, Liszt y Philip Hammond. El día siguiente, el grupo Pro Musica Antiqua de Rosario, dirigido por Christian Hernández Larguía, dará un concierto consagrado a la música del barroco latinoamericano y a sus fuentes españolas. El viernes, en el cierre, se presentará, junto a la orquesta de Moscú, el Coro del Fin del Mundo, que conduce Pablo Dzodan y que nació como iniciativa de este festival. El programa incluirá las Danzas Polovtsianas de la ópera El Príncipe Igor, de Alexander Borodin, el Concierto para piano Nº 1, de Rachmaninov, con McHale como solista, y, completando la integral de Tchaikovsky, su Sinfonía Nº 5. Más allá de la fórmula acuñada para el libro de los records, como el festival de música más austral del mundo, el de Ushuaia, esa ciudad que deslumbra con sus colores otoñales mientras coquetea con la idea del fin del mundo y sus atractivos turísticos, es ya, en su séptimo año consecutivo, mucho más que un acontecimiento pasajero.
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