“Estás hablando con un personaje que se escapó de un videoclip”, aclara Celeste Carballo cuando se le consulta por su exótico look. “Como sabe que en los canales comerciales a algunos videos no les dan bola, el personaje decidió ir personalmente a los medios para concientizar sobre la quema de basura que se da en los suburbios de las grandes ciudades.” El personaje es ella misma, no sólo como intérprete de un video todavía en producción, sino como la vecina real que desde hace cuatro años recorre, casa por casa, su barrio del oeste del Gran Buenos Aires, para informar sobre los daños que causa esa costumbre y sobre las posibles alternativas. “Ocurre que en algunos barrios con calles de tierra el recolector de residuos no pasa todos los días y, si llueve, puede estar hasta un mes sin pasar. Entonces la gente quema la basura al lado de su casa. Cuando les cuento a mis vecinos que ese humo es venenoso, se sorprenden”, lamenta la cantante. Pero no todas son malas: “Gracias a mi recorrida, la situación mejoró un 80 por ciento por donde vivo. Les explico que enterrando los residuos orgánicos a 20 centímetros de la superficie, la tierra se vuelve más esponjosa y enseguida brota de todo. Anoche, por ejemplo, cené parte de un zapallo enorme que salió de ese abono. Cuando terminé, me mataba de risa porque decía: ‘Voy a guardar la basura en la heladera’”.

El asunto, más afín a otra sección del diario, surge vigoroso en la charla porque el video en cuestión no es otro que el promocional de su flamante CD, Mujer de piedra. El álbum recupera a la cantautora de Me vuelvo cada día más loca, su debut discográfico de hace 29 años, en un compendio de diez canciones poderosas, en su mayoría rockeras o bluseras, que presentará hoy a las 23, en el Teatro ND/Ateneo (Paraguay 918). “Este disco explotó en mi cabeza cuando traje al parque de mi casa la escultura de una mujer de piedra. Mi intención era homenajear a toda la parte femenina de mi familia, pero su figura es tan impactante que me llevó a pensar en la idea femenina por excelencia, que es la del planeta Tierra, compuesto básicamente por piedra”, explica Carballo. El concepto se hace explícito en el tema que da nombre a la placa (una especie de oda ecológica con sonido stone), en “Quema tóxica” (un reggae testimonial) y, aunque en menor medida, en “Río podrido”, “dedicado al Riachuelo desde una porteña que necesitar ver cielo abierto”, según define ella misma al track.

Pionera entre las mujeres que incursionaron en el rock, Carballo también dio a sus congéneres un peso considerable en las letras del nuevo álbum, tal como puede deducirse a partir de su título. Allí está Isabella, sobre “un espíritu femenino indomable”, que decide caminar en un barrio en el que todos andan en auto. O los valores libertarios que laten en los versos de “Otra oportunidad”, una canción dedicada a las mujeres que le marcaron a la cantante una política de vida: “Ricky Lee Jones, que me dio ganas de estudiar el piano; Joan Baez, de quien escuché por primera vez ‘Let it Be’; Tita Merello, que me dijo ‘Hacete de acero’; Frida Kahlo, que se mostró y pensó que es mejor no esconder la herida; y mi abuela Amelia, una mujer de avanzada que en el año ’26 se animó a divorciarse”, ejemplifica.

El tema de cierre también incluye un guiño al nombre del disco y a una de sus principales influencias musicales. Por eso la entrevistada sonríe cuando se le pregunta si “Philosophical Stone” habla de una piedra filosofal o de una stone filosófica. “Habla de la verdadera piedra filosofal, la que convierte en amor, y no en oro, todo lo que toca. Pero estoy hablando del amor en general, de ese motor del plexo solar que te lleva a vivir una vida plena.” Es, además, el único tema que Carballo canta en inglés, un rasgo que ella no considera extraño. “Es un idioma que transito hace veinte años, que me ayudó a viajar, y gracias al cual pude cantar con Peter Gabriel sabiendo lo que estaba diciendo, y grabar el disco Live at The Roxy haciendo el repertorio de Janis Joplin”, recuerda. Para la cantante, Mujer de piedra también es un disco especial porque vuelve a ponerse al frente de la dirección musical desde el piano, algo que no pasaba desde 1993, cuando editó Chocolate inglés. “Hacía mucho que venía dedicándome más a la guitarra blusera y a formatos más acústicos. Ahora me volví a enchufar, pero al Rhodes”, compara.

Según cuenta, todo el material recientemente editado animará la primera parte del show en el ND. La segunda incluirá temas de Celos (su disco anterior, dedicado al tango) y algo de su repertorio clásico. “Quiero disfrutar de canciones que hace mucho que no hago, pero que están hoy muy vigentes”, dice. Siempre acompañada por los músicos que participaron de la grabación: Gonzalo Lattes en guitarras, Nando López en batería, Franco Polimeni en teclados, Paloma Sneh en saxo y “El Barba” en bajo, reemplazando a Brenda Martin. ¿Invitados? “Están todos invitados”, responde risueña, para mantener el suspenso.