“La reina del rock and roll”, llaman a Rita Lee en su país, y el título resalta tanto su condición de fundadora como la de mujer. También el hecho de que, con 65 años, lleva ya más de cuatro décadas ejerciendo ese reinado. Las tres variables –las de mujer, rockera a la brasileña y su edad– entran en juego, resaltadas en primer plano, en un concierto como el que dio el viernes pasado en el teatro Gran Rex, para unas tres mil personas. Fue en el marco de su gira ETC, en la que recorre su carrera sin amarretear hits, e implícitamente su propia vida, con una banda que integran su marido e histórico coequiper, Roberto de Carvalho, y su hijo Beto Lee, y con temas que hablan de este recorrido personal de “Ovelha negra”.

Rita Lee es en escena algo así como una Violencia Rivas sin violencia. La tía borracha en acción, tan verborrágica como encantadora. La idea que viene a la mente es la de un Charly García en versión femenina –inevitable la comparación, con ese cuerpo flaquísimo y esos movimientos larguiruchos–, antes de que lo agarrara Palito Ortega, pero también antes de las últimas formas de destrucción. Pero ocurre que Rita Lee es brasileña, además de mujer, y su música bien puede ser un muestrario de aquella famosa antropofagia que celebraba Caetano Veloso. Por eso es imposible que encaje en un molde local esta forma de rock, bossa nova y psicodelia, que viene con dos coristas que chasquean los dedos y hacen churuá, del mismo modo que es imposible imaginar grandes canciones del repertorio popular, que vendan millones y que sean las bandas de sonido de las telenovelas más populares. Tan inclasificable para estas tierras como el imitador de Michael Jackson que Rita Lee presenta en el medio de su show, que luce mocasines y medias tres cuartos y que bien puede haber sido contratado en alguna peatonal (ey, Maicol, ¿voce quere venir conmigo de gira?). Lo que es seguro es que el “homenaje” le permite a Lee divertirse sumándose a los coros de “Bad”.

La ex integrante de Os Mutantes tiene el sostén de una banda potente y de una voz que se mantiene bellísima para mostrar temas como “Agua na boca” (“Buenos Aires, você me dá água na boca”, cantó), “Mania de voce”, “Erva venenosa”, “Agora só falta voce”, “Virus do amor”, “Saúde”, “Bwama”, “Ti ti ti”, “Doce vampiro, el “A hard day’s night” de su Bossa’n Beatles, o una versión en español de “Amor y sexo”. El concierto se extiende durante nada más que una hora y media. Ya antes de la hora aparece el hit de hits “Lança perfume”, ese que tantos trencitos de casamiento ha propiciado, dando lugar al primer cierre que precede los bises. Se encienden las luces de la sala y varios quedan desconcertados: ¿en serio ya está o es otra broma de Lee y se está guardando algo más? Están los que insisten e insisten con las palmas. No hay caso. La tía Rita ha dado por terminada la fiesta.