MUSICA › CONEXAO VIVO BUSCA CREAR UN CIRCUITO PARA LOS ARTISTAS DEL SUDESTE BRASILEñO
El encuentro itinerante, que este año se realiza principalmente en Belo Horizonte, es una plataforma innegable de intercambio y relación, de convites y de buenos momentos, de difusión y de conocimiento, de ventas y de ampliación de propuestas.
› Por Luis Paz
Desde Belo Horizonte
El hermoso estado de Minas Gerais, en el sudeste brasileño, tiene la mitad de habitantes que toda la Argentina, desparramada en un espacio que no alcanza a ser el doble que el que ocupa la provincia de Buenos Aires. Sus canchas y potreros son ocupados a partir de las 8 de la mañana y sus puestos de jugos y comidas al paso recaudan lo suficiente para la subsistencia sólo con los clientes del mediodía, mientras sus minas de metales semipreciosos se yerguen en un horizonte coronado por montes verdes, colinas rojizas y edificios que provocan tortícolis. La ciudad capital de Minas Gerais, Belo Horizonte, es terreno de convivencia de la riqueza de uno de los estados brasileños con mejores resultados en la balanza comercial y la necesidad de una población con un sentido de la responsabilidad cívica notable, pero a la vez muy dispar en realidades económicas.
La propia cultura mineira está atravesada por todo eso: posee una obra basada en el respeto, en la calidad y en la riqueza artística, pero que inevitablemente queda perdida por las distancias entre ciudades, por los productos que se imponen desde el mainstream y por la dificultad de captación de la atención de una población tan basada en el mestizaje que difícilmente se arraiga a unas estéticas particulares. En primera instancia, esas incongruencias y dificultades intenta ayudar a resolver el festival Conexao Vivo, un encuentro itinerante que este año tiene su temporada fuerte en Belo Horizonte desde el pasado miércoles y hasta el próximo lunes. Pero luego de esa intención, el Conexao Vivo también revela el peso de la tradición musical mineira, en artistas de música popular como Marku Ribas, Zé da Guiomar, Gilvan de Oliveira o Babilak Bah y unas nuevas generaciones capaces de modernidad (como Karina Buhr), de gracia (como Capim Seco) y de energía renovable (como Porcas Borboletas).
El encuentro ocurre, fundamentalmente, en el Parque Municipal de Belo Horizonte, un paraíso estancado en medio de las calles en subida del centro de la ciudad, rodeado de dependencias oficiales, hoteles de cuatro y cinco estrellas, y puestos de diarios que venden golosinas y relojes. Allí, alrededor de cinco mil personas por día, en su mayoría jóvenes pero no sólo, se encuentran para una celebración de música popular, rock, ska, funk brasileño y ritmos caribeños, tan caros al norte del país vecino. El fundamento es, según sus productores, mancomunar esfuerzos del sector oficial, el empresarial y la sociedad civil para la consecución y el mantenimiento de un circuito de mediana envergadura que permita a los artistas locales una producción cultural sustentable, y a las instancias industriales (pequeñas productoras, sellos independientes, empresas de servicios), la creación de un circuito alternativo que genere negocios y pequeñas riquezas para todos los actores locales.
Si bien Conexao Vivo está financiado por el Estado y las empresas (que por una ley federal pueden optar por entregar hasta un 3 por ciento de los impuestos que pagan para fomentos culturales y obtener así descuentos impositivos), el festival y experiencias similares surgen en verdad de la sociedad civil, de pequeñas organizaciones o productoras con proyectos artísticos que reciben, desde el Estado, facilidades concretas para su realización. Es, en verdad, un modelo de industria cultural notable, ciertamente local, pero con un despliegue mucho más logrado y permanente que las experiencias de este tipo que se conocen en la Argentina. Y para los artistas, verdaderos protagonistas, y el público, real receptor de esta oportunidad de alcanzar a la cultura, Conexao Vivo es una plataforma innegable de intercambio y relación, de convites y de buenos momentos, de difusión y de conocimiento, de ventas y de ampliación de propuestas.
Ferias de discos, comidas y bebidas típicas y una impecable honestidad y solidaridad actitudinales dan el marco para un festival que tiene su raíz en los sonidos tradicionales, pero que se ramifica en nuevas generaciones de artistas. Y no sólo de Minas Gerais, sino también de San Pablo y Río de Janeiro, tales los casos de la notable cantante Tulipa Ruiz o el potente grupo de música joven Autoramas. Lo que hace aún más sabroso el contexto, entre los colores fuertes de la vestimenta y los timbres tan agraciados de los múltiples acentos regionales, es ese espacio de ensueño que es el Parque Municipal, una suerte de Rosedal en pleno microcentro.
El miércoles, el predio recibió a unas cinco mil personas que desde la tarde permanecieron en celebración constante hasta entrada la madrugada, durante cinco shows de música brasileña que presentan la lógica del festival: cada agrupación invita al escenario a un artista o grupo, duplicando así la presencia de músicos que anuncia el cartel. Capim Seco, un sexteto local de samba que se desarrolla detrás de la gracia de la cantante Michelle Andrezzi, convidó así al artista pernambucano Siba. La electrizante banda Porcas Borboletas, que mixtura el buen gusto por la canción con una actitud escénica indomable, hizo lo propio con el notable Paulo Miklos, vocalista de Titas (una de las principales bandas brasileñas de los años ’80). Basado en el rockabilly, Deco Lima e o Combinado batió samba con punk en compañía de Fred 04, un indefinible artista de mangue beat, una de las principales escenas independientes de los ’90 en el Este brasileño. Fue Marku Ribas, un músico que desde 1977 ha sido imparable en su constante relectura de la samba a partir del jazz y de los ritmos afrocaribeños, quien más convocó en las últimas horas del miércoles, afincado en una banda impecable y una simpatía y fortaleza vocal que lo coloca a mitad de camino entre James Brown y la Mona Jiménez. Móveis Coloniais de Acaju, una de las revelaciones de los últimos años en el circuito de festivales, cerró la jornada con un show con pocos matices pero ciertamente efectivo.
El jueves, la música de raíz dejó paso a cierta modernidad que hace años viene renovando las filas de la música contemporánea en Brasil. El multiinstrumentista y arreglador Felipe José, un niño prodigio mineiro, convidó a Elísio Pascoal (hermano de Hermeto) para un concierto de música académica pero popular que es eje de la Nova Música Instrumental Mineira. Vitor Santana, gran intérprete de música latina, árabe e ibérica, ocupó el espacio de la World Music con una suavidad embriagadora. Pero fue Karina Buhr, secundada por un grandioso grupo que incluye a los guitarristas Edgard Scandurra (del histórico grupo Ira) y Fernando Catatau (uno de los mejores y más audaces violeros de los últimos años), la que dio lo que hasta ayer había sido el show más incendiario del festival. Karina canta con una presencia impactante, al frente de una música moderna, bailable y de gusto popular, con una sonoridad experimental pero igualmente vigorosa. Tulipa Ruiz, dueña de una voz bellísima y un susurro siempre afinado, generó una cadencia de un nivel altísimo casi al filo del jueves; mientras que en la madrugada del viernes, uno de los fuertes renovadores del samba, Zé da Guiomar, convidó al escenario al gran Wilson Das Neves, un baterista de referencia para toda la música brasileña y fundamentalmente la mineira, para un concierto de una calidad formidable, un sello que marcó hasta aquí las primeras dos jornadas.
Conexao Vivo continuaba anoche con las músicas de The Hell’s Kitchen Project con Autoramas, Julgamento, Nathy Faria, Lucas Avelar, Affosinho, Gilvan de Oliveira, Armandinho y Marcelo Jeneci, en la tercera de las seis fechas de este festival que hasta el lunes próximo seguirá mostrando lo mejor de la nueva música independiente brasileña, sumando a figuras centrales de la historia del sonido mineiro y dando la sensación de que con iniciativas estatales, un buen sentido cívico (el comportamiento y el cuidado del predio son gestos transversales a todos los asistentes) y la aceptación de la necesidad de generar una industria de mediano alcance y fortaleza local, la cultura independiente puede funcionar tan aceitada y provechosamente como el mainstream. Ofreciendo, vaya valor agregado, un programa de calidad, tradición y modernidad basado en la belleza musical.
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