MUSICA › EL CUARTETO DE JOHN PIZZARELLI ACTúA HOY EN LA TRASTIENDA
› Por Diego Fischerman
John Pizzarelli es un guitarrista notable. Pero no es sólo eso. Es un showman, en la mejor acepción posible del término. Canta bien, elige un repertorio interesante, puede ir de Los Beatles, a quienes dedicó un disco, a Ellington, con cuyas composiciones está trabajando en la actualidad. Ese será, precisamente, el material que ocupará el núcleo central de lo que muestre esta noche en La Trastienda (Balcarce 460), en su primera actuación en Buenos Aires. Junto a su hermano Martin en contrabajo, Tony Tedesco en batería y Larry Fuller en piano, tocará mayormente lo grabado en su último disco, Rockin’ in Rhythm: A Tribute to Duke Ellington, pero, en una conversación telefónica con Página/12, el guitarrista promete, sin embargo, que “también habrá Beatles y un poco de bossa-nova”.
Su manera de tocar parece eludir las grandes revoluciones estéticas de las que la guitarra eléctrica fue protagonista en los últimos cincuenta años. “Cuando pienso en el estilo, pienso que, en realidad, me gustan muchos estilos diferentes de música. Ciertos estilos, sin embargo, están más cerca que otros afectivamente, porque el jazz está en mi familia”, cuenta. Y es que John es hijo de Bucky, uno de los grandes nombres del swing, compañero de ruta de músicos como Benny Goodman, Zoot Sims y Stéphane Grappelli. “Hacíamos música en familia todo el tiempo. Jugando o trabajando, Podíamos ponernos a tocar después de comer o, a veces, lo hacíamos profesionalmente. Cuando mi hermano era muy pequeño, como necesitábamos un bajista, lo conminamos a que tocara el bajo. Esa era nuestra vida. A los veinte años era fanático del trío de Nat King Cole y de su guitarrista, Oscar Moore, y algo de eso seguramente quedó en mi manera de tocar. Pero también admiro a Billy Joel y a James Taylor y, no obstante, no hago esa música ni nunca compuse temas de esa clase. Uno escucha muchísimas cosas y una gran cantidad de ellas me proporciona muchísimo placer y admiración, pero eso no significa que sea una música adecuada para mí o que yo pueda expresarme en ella. Cuando hago música a la manera de Nat Cole encuentro algo que no sólo me gusta sino que me gusta hacer. Allí me siento en mi propia salsa.”
Un repertorio como el de Los Beatles, con patrones armónicos mucho más sencillos que los habituales en el jazz, podría, en ese sentido, no funcionar de la manera más natural. “Hay mucha más gente que conoce a Los Beatles que la que conoce el jazz”, explica. “Muchos pueden cantar ‘Can’t Buy Me Love”, pero son menos los que saben lo que el jazz puede hacer con esa canción. Lo que yo hago es tocar canciones de Los Beatles y convertirlas en canciones de jazz. “Here Comes the Sun” puede ser una canción de bossa-nova, perfectamente. Es un desafío, pero un de-safío sumamente agradable porque amo a Los Beatles y amo el jazz. Ese disco tiene quince años de antigüedad y la gente todavía habla de él. Y eso es lo bueno.” En relación con la música de Ellington, alguien cuyo instrumento, más que el piano, era su orquesta, Pizzarelli relata que “tomamos las canciones como tales; no es el sonido de la banda de Ellington ni su manera de arreglar, sino más bien una traducción: tomar sus obras y llevarlas a este formato más chico, más camarístico. Lo que tomamos de ellas es esa esencia de canciones y, en ese sentido, la manera de trabajar no fue muy distinta con Ellington que con Los Beatles. Llevamos esa música hacia nuestra música. La hacemos nuestra. Con nuestro grupo es muy fácil porque hacemos eso, tomar canciones y tocarlas, desde siempre. No necesitamos pensar demasiado”.
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