MUSICA › JOHN SCOFIELD PRESENTARá EL JUEVES SU DISCO A MOMENT’S PEACE
El inquieto músico lleva publicados más de treinta discos propios, además de numerosas e ilustres colaboraciones. Su último trabajo tiene a la interpretación de canciones como núcleo. En la banda que lo acompañará en el Gran Rex está el notable baterista Bill Stewart.
› Por Santiago Giordano
John Scofield vuelve a la Argentina. Y eso es una buena noticia. No sólo para los numerosos fieles que uno de los héroes de la guitarra ha cosechado también por estas latitudes en más de 30 discos como líder y numerosas e ilustres colaboraciones, sino además para quienes, en un sentido más amplio, gustan del jazz bien pensado y bien tocado. El próximo jueves, en el Teatro Gran Rex –el viernes 9 estará en el Teatro El Círculo, de Rosario–, Scofield presentará A Moment’s Peace, su último disco. Con él estarán el notable baterista Bill Stewart –que acompañó a Scofield en su última visita a este país, junto a Steve Swallow, en 2008–, y dos jóvenes destacados de la nueva escena neoyorquina: el bajista Ben Street y el pianista Michael Eckroth.
Scofield es uno de los grandes guitarristas del jazz. Lo es porque en su figura se cruza uno de los instrumentistas más completos y talentosos de la actualidad y un músico inquieto, conocedor de la tradición que lo sostiene y de las posibilidades que despliega el jazz actual; un artista de esos capaces de no detenerse dos veces en el mismo lugar. Si tras su paso por la Berklee School sus inicios profesionales tienen que ver con la modernidad bien temperada del cuarteto de Gary Burton y sobre todo con uno de los momentos míticos del jazz –aquel concierto en el Carnegie Hall en 1974, donde se reencontraron Gerry Mulligan y Chet Baker–, sus desarrollos tuvieron en el funk y naturalmente en el rock y el blues, sólidas referencias.
Sus inicios estuvieron marcados por Charles Mingus, la banda con el baterista Billy Cobham y el tecladista George Duke, y más tarde Miles Davis, con quien entre otras cosas dejó grabado Decoy, probablemente uno de los mejores discos de la última etapa del trompetista. De la experiencia con Miles descienden trabajos propios de los ‘80, en los que el funk y la improvisación logran buena combustión, como Electric Outlet (1984), Still Warm (1986), Blue Matter (1987) y Loud Jazz (1988). Además de Bass Desires, disco que grabó como parte de un cuarteto de sonido rock y genealogía jazzera liderado por el bajista Marc Johnson, entre los que estaban Bill Frisell y Peter Erskine. A partir de la década del ‘90, Scofield constituye un puente entre dos generaciones del jazz, con discos como Time on my Hands (1990), Hand Jive (1984), Quiet (1996) y A GoGo (1998) –el primero de los dos encuentros en estudio con Medeski, Martin & Wood–, Überjam (2002), Up All Nigth (2004) y This Meet That (2007), además de colaboraciones con músicos de la talla de los guitarristas Pat Metheny, John Abercrombie, los bajistas Steve Swalow y Charlie Haden y los percusionistas Dennis Chambers y Jack DeJohnette, entre otros.
Después de Pietry Street (2009), un disco que indaga las posibilidades del gospel, Scofield propone ahora A Moment’s Peace, un trabajo de jazz sobre baladas clásicas o en vías de serlo, un momento de reflexión que busca su energía en la introspección. “Es un disco de música lenta, calma –explica el guitarrista–. Pero, al mismo tiempo, no quisimos que fuese de fácil escucha. Tratamos de tocar realmente en todas las canciones. Para mí, no importa el tipo de música de que se trate, lo de verdad importante es que sea fresca, y que realmente estemos tocando algo. La creatividad, ya sea acompañando o en solos, no puede faltar.” Los temas de este disco, la misma formación pero con otros intérpretes, será el núcleo de los conciertos de Scofield en la Argentina. En Buenos Aires y Rosario, el cuarteto se completará con Eckroth, Street y Stewart, mientras que en la grabación Scofield dialoga con Larry Goldings (órgano y piano), Scott Colley (bajo) y Brian Blade (batería). “Algunos tipos son tan interactivos como una pala mecánica –asegura Scofield–. Pero Scott, Larry y Brian son capaces de ser fieles a la canción y al mismo tiempo hacer sus aportes personales. Hay cierto tipo de magia en eso.” “Estos tipos pueden tocar hermosamente, con calma y realmente captar el espíritu de cada canción. Tocar relajados pero que suene fresco y energético: ése es el truco. Cuando te encontrás con músicos de gran personalidad como éstos, tan solo hay que tocar y la música llega sola, siguiendo su propio camino.”
Las canciones suelen ser de quien las canta y sobre los temas elegidos, más allá de los autores, la asociación inmediata se puede remontar hacia sus intérpretes históricos. Por sobre versiones de “I Want to Talk about You”, de Billy Eckstine; “You Don’t Know What Love Is”, de De Paul y Raye; “Gee Baby Ain’t I Good to You”, de Redman y Razae; y “I Love You Porgy”, de George e Ira Gershwin, por ejemplo, pueden aparecer Billie Holiday, Abbey Lincoln, Nina Simone o John Coltrane. El guitarrista atraviesa territorios simbólicos y concretos con la soltura del instrumentista que está de vuelta de muchas cosas, la curiosidad del improvisador insaciable y el apoyo de una banda capaz de dialogar en la misma sintonía. “Es la primera vez que trato de hacer algo así desde Quiet”, dice Scofield en referencia al disco de 1996, centrado en melodías calmas, tocadas exclusivamente con guitarra acústica. “Aquí también mantuve las canciones cortas porque quería que esas canciones fueran la cosa, la médula. Hacemos solos, hay jazz, pero la interpretación de las canciones es nuestra meta primaria.”
También contribuyen al clima general del disco temas del mismo Scofield, como “Simply Put”, con aires de bossa nova, “Plain Song”, cercana al country, o la más clásica “Johan” (“un copyright cool, que dedico a Johann Sebastian Bach”), aclara el guitarrista. Entre los más logrados del disco, donde el cuarteto se encuentra para permitirse los solos más logrados, están sin dudas las versiones de “I Will”, de Lennon y McCartney, “Lawns”, de Carla Bley, y “Throw it Away”, de Abbey Lincoln. “Con ‘I Will’ pasó algo extraordinario –cuenta Sciofield–. Quería algo contemporáneo, que no fuese una vieja melodía de jazz o un original mío. Probé varias cosas, pero no terminaban de funcionar como jazz. Finalmente, cuando me preparaba para ir a las sesiones de grabación de este disco, estaba en mi estudio, donde tengo pilas de música por todos lados, y de pronto un arreglo que había escrito diez años atrás para este tema de los Beatles cayó al piso, enfrente de mí. Lo llevé a la grabación y cobró vida en el estudio. Conozco esa canción porque me regalaron el Album Blanco de los Beatles para una Navidad, y lo toqué a morir. Escuché las canciones tanto que las absorbí. Es diferente tocar una canción que está absolutamente adentro tuyo, y que conocés con el corazón.”
Scofield reconoce en Carla Bley a una de las compositoras más importantes de nuestro tiempo y en “Lawn” uno de sus temas inagotables. “Throw It Away”, en cambio, pasa casi exclusivamente por la sensibilidad: “Amo la música de Abbey Lincoln –asegura–. ‘Throw It Away’ es un gran tema y la letra me mata... ‘No te aferres a las cosas, dejalas ir’. ¡Y qué cantante! Me gustaría tocar la guitarra como ella canta. De hecho en todo el disco, y especialmente en este tema, traté de ser un cantante”.
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