Dom 11.12.2011
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MUSICA › LOS ANIMALITOS, UN SECRETO QUE DEJA DE ESTAR GUARDADO

“Ya éramos hermanos de rock, pero nos hermanó el hambre”

Las 18 canciones incluidas en su flamante Súper Grandes Exitos permiten poner a la luz una agrupación que elude etiquetas y prejuicios con idéntica eficiencia, abrevando en la canción, la cumbia, el reggae, la polka y la ranchera.

› Por Luis Paz

En las 13 canciones que firma entre las 18 que el grupo Los Animalitos compiló en su reciente CD de Súper Grandes Exitos, el compositor Nico Landa utiliza dos o tres adjetivos para cada una, más descriptivos que calificativos. Rojas, amargo, herido, última o seco; valoraciones que poco tienen que ver con la interpretación tendenciosa. Por lo general, enumera acciones y sujetos pero, aun así, su capacidad descriptiva es notable y le da marco simbólico y temático al fantástico universo de Los Animalitos. Parte de esa manera de escribir canciones depende de su idea sobre la inexistencia de la ficción: “Cuando cantás algo, se vuelve real, haya sucedido o no. Podés armar toda una novela con la realidad y volverla fantástica, sin que por eso deje de ser real. Yo no juzgo la realidad cuando hago canciones”, dice el referente de este ecosistema autoral que en este cuarto disco del grupo oferta una música basada en las canciones y arreglada por ritmos propios de este continente, del country y la ranchera a la canción adecuada a este rock argentino, pasando por reggaes, cumbias y polkas de una manera desprejuiciada, solvente, bella y sustanciosa. “Me gustan las notas de rock porque hablan de las bandas 20 años después de que hicieron sus cosas. O diez o dos, pero cuentan después e intentan explicar cómo la banda generó movida o creó algo. La realidad no funciona así para el músico. No sé si los R.E.M. consideran que inventaron tocar en pizzerías. En años dirán que Los Animalitos inventamos una con ‘los peruanos’. Pero no inventamos: hacemos lo que podemos.”

Los Peruanos no son músicos de acompañamiento sino el ciclo de shows acústicos que hicieron durante este año en el Centro Cultural Sabato, de la Facultad de Economía de la UBA, y que este martes tendrá su cierre. Los Peruanos son otro tipo de expresión performática animalita, que manifiestan alternadamente con shows de rock tropical de alto impacto (por caso, en un festival de la ruralidad en Entre Ríos), sets de baile y canciones para el arrumaco (por ejemplo, en un boliche perdido en un pueblo perdido del interior ganado al prejuicio) o actuaciones de pura cepa rockera. “Lo del ciclo peruano, que se llama así porque usamos cajón peruano y vendemos comida típica peruana (NdR: También chilena o paraguaya), es un acto más que nada teatral, una puesta en obra”, aporta Gonzalo “Gutty” Gutiérrez, destacado guitarrista de este ensamble. Y el sólido baterista Uriel Tordó señala que “los shows acústicos también tienen que ver con la falta de lugares donde poder armar una banda grande, con invitados y percusión y todos los chiches; pero son más que nada una doble decisión artística de sacarle el jugo a las posibilidades que hay y hacer siempre algo distinto”.

Grandes ladridos

A pesar de Landa, la entrevista llega diez años después de la publicación del primer disco del grupo, Grandes ladridos, pero tiene una capacidad nula de demostrar qué inventó este actual quinteto, cuyo carácter fundacional no se puede radicar en una explicación, sino que está en toda la expresión que puebla este disco brillante y sus shows, contundentes por lo / pese a lo desconcertante. Si se destaca que Los Animalitos son una banda única, no es por la singularidad que todas poseen, sino por ser única de un modo paradigmático: su método (que señalan como un “no método”) de composición, el circuito (que marcan como un “no circuito”) en el que actúan, la difusión (que, otra vez, apuntan como una “no difusión”) que le dan a su música y reciben por ella, y su búsqueda (bueno, una “no búsqueda” que tiene que ver con la situación menos forzada del “encuentro”). “Pero ojo, no somos ‘contra’ nada. Ni contraculturales ni nada, somos proculturales”, arrima el dotado bajista Alfredo “Freddy” Vargas. Aunque el versátil guitarrista Javier “Calcu” Hernández arriesga: “Momento, si la cultura del rock hoy es el festival de la súper mega bebida, con todo estridente, esto que hacemos es distinto y puede haber una contracultura en ello. Ese otro mundo del rock del glamour no nos es interesante, pero sí nos interesan de él los buenos escenarios, el buen sonido, el buen espectáculo”.

Freddy Vargas: –Tenemos la idea del “amateur profesional”. Lo amateur es lo natural, es amar la tarea musical, por definición. El día que trabajás de lo que te gusta, no trabajás más. Quiero ser un amateur que llegue a ese nivel de disfrute y profesionalismo, pero amando esto. En el escenario podés entrar en personaje, porque si entrás muy en par con el público, también se defrauda un poco. Es la estela de los ’90, cuando se generó la idea de que existe el mundo glamoroso en el rock y se armó esa fantasía del estrellato de la que las bandas no sé si fueron culpables. Pero va acabándose.

Uriel Tordó: –El público no quiere ver público, quiere ver show. Nuestra sinceridad tiene que ver con que nuestro show es de cartón pintado y se nota. Pero si lo pintamos más, nos da más show.

–Y usted, ¿por qué hace canciones?

Nico Landa: –Porque no puedo hacer otra cosa. Calculo que no tiene que ver con una elección. Lo que hago no lo hago porque quiero, lo hago porque no lo puedo dejar de hacer. Debe haber una explicación acerca de una vocación o algo, no lo sé. La canción no me atraviesa como una fuerza imparable; es un oficio. Sé hacer esto, entre otras cosas. En Los Animalitos hay canción de rock, tropical y melódica: es lo mismo, son canciones, cada una en su ritmo. Musicalmente, tenemos tres chistes: que la misma formación puede tocar mil géneros; que la forma de arreglar los temas es una estructura sola de canción melódica y pasa por tres lugares; y que todo, hasta lo melancólico, es alegre. Uno de los más festejados es “Cuervita” y habla de un chabón que muere andando en moto.

“Cuervita”, por supuesto, está incluida en estos Súper Grandes Exitos, que incorporan también a algunas de las piezas más memorables de su discografía: canciones con detalles de folk y country como “Seco paisaje” o “La birome y el papel”, canciones con arreglos rockeros, soberbias como “La paciencia del pescador” o “Tú y yo”; y piezas de contundencia tropical como “Salté el alambre”, “El Defensor” o “Brujita”. También versiones de temas tradicionales del Paraguay (“Recuerdos de Ypacaraí”), estándares de canción melódica (“Si no te hubieras ido”), hits ajenos (“La guitarra”, de Jorge Serrano y Los Auténticos Decadentes, y “Estadio Azteca”, de Cuino Scornik y Andrés Calamaro) y otros temas en coautoría con Los Poetas de La Zurda (Calamaro, Scornik y Jorge Larrosa), Julio Moura de Virus y Gustavo “Cucho” Parisi, de los Decadentes. Todas canciones que muestran melodías inspiradoras y están revestidas de psicodelia, tropicalismo y cierto espíritu punk. La mayoría, además, tiene su videoclip, siempre basado en cierta magia de los lugares que visitan.

Reyes de la selva

“Los Animalitos somos un poco atropellados”, admite Landa. “Un disco nos lleva años y nada lo hacemos rápido, pero el atropello está en que siempre lo hacemos sin mirar atrás; como se puede y sacando pecho, aunque sin mantener una ansiedad permanente que nos vuelva locos. Llevamos a los pibes al colegio, tomamos mate en el patio con nuestros amigos, no todo es hacer música. Además, ya logramos un repertorio grande. Me doy cuenta porque la lista de un show tiene veinte temas.”

Página/12 acompañó a Los Animalitos durante una breve gira por Entre Ríos, con actuaciones en un festival rural en Basavilbaso y un boliche de la localidad de Viale. En el primero de ellos, al final del show, uno de los bomberos locales que cuidaba el festival se le acercó a Nico Landa y agradeció que una banda, alguna vez, tocase más de diez temas. “Todos vienen, facturan y se van”, dijo. Y se dieron un abrazo como el que Landa le dio a uno de los técnicos luego de cambiarle la camisa de Grafa por una remera. “Fuimos a muchos lugares del interior, contratados por gente que hace mucha fuerza porque no hay compañías ni productores ni nada; es gente que conocés y te invita a tocar en una radio, un cumpleaños familiar o un club. Te atienden re bien y la pasás bárbaro. Es un circuito alternativo, pero eso no me interesa tanto como que es alegre para vos y para la gente”, explicaba Landa, ex Decadentes, sin detenerse a mencionar los sitios bonaerenses, pueblos litoraleños, provincias mediterráneas y países limítrofes en los que ya actuaron, generando su circuito federal. Por ejemplo, el 22 de diciembre actuarán en Rosario, y el 23 en Salto, provincia de Buenos Aires.

–Dicen que su eje está puesto en la música...

Uriel Tordó: –El eje es la música y saber que cuando tocamos estamos dando un show. Todo lo demás ocurre con naturalidad y como va saliendo. No sabemos qué va a pasar, pero el yeite es estar preparado, como músico, para seguir lo que ocurra. Pero sí, nuestra visión está puesta en que somos un show musical y lo central es el espectáculo, ni hacer música de género ni demostrar virtuosismo.

Gutty Gutiérrez: –Hasta que no llega al incendio, el bombero no sabe ni cómo lo va a apagar ni cuándo ni si lo va a poder apagar. A nosotros nos pasa lo mismo: sabemos que ocurre música y en ese caos tenemos que ver cómo contenerla o cómo sumarle leña. Después hay momentos en que tenés que ir al frente y hacer la gilada del rockstar con la guitarra, porque también te sale hacerla.

Calcu Hernández: –Pero estamos grandes y ninguno se excede con eso. Hay diferencia entre ir y hacer la del rockstar y vivir en una nube. Sin responsabilidad, no llegarías a un momento musical con un entendimiento, no harías arreglos complejos ni cortes como tienen que ser, ni armonías.

—...pero para expresarla precisan conseguir fechas, tocar y que vaya gente, tener un circuito.

Freddy Vargas: –Si querés vivir de la música, tenés que tener un mercado, indistintamente de que seas profesional o amateur. No podés decir que sos menos comercial porque tu estructura es más chica: está McDonald’s, pero el tipo de la rotisería vive de ella. Trabajar como una buena rotisería hace que puedas expandirte o quedarte en el molde; y los rotiseros tienen un vínculo con el cliente. Los medios manejan una comunicación específica y segmentan su público, pero como nosotros no tenemos un nivel de especificidad, no segmentamos. No tenemos un público ABC1, pero tampoco es que no lo queremos. Si el público ABC1 es capaz de disfrutar nuestra música, le damos un abrazo.

Gutty Gutiérrez: –Igual, ese planeamiento, que tampoco es un plan, pero es organizarse, viene de tener ganas de tocar en todos lados. Nos moviliza la música, tocar y compartir estas experiencias.

Calcu Hernández: –Cada decisión es artística: dónde vamos a tocar, qué tocamos y qué hacemos para el show. Con suerte, una gira son tres o cuatro horas de show, pero implica 48 o 62 de laburo. Imaginate la potencia que tiene lo que sucede musicalmente para bancarse lo otro. Otro contexto que implicaría tocar por grandes contratos, más dinero o un plan más sistemático, no sería tan divertido.

Nico Landa: –No pertenecemos a la industria, estamos en otro lado, pero tampoco es la vereda de la gente que odia la industria o los medios, aunque no sea un lugar dentro de ellos. Nosotros no tenemos ningún problema con no ser difundidos, el problema lo puede tener el que tiene deseos de serlo. Mi deseo es ser feliz. No convivimos con la industria sino con los que nos hacen felices. Y las cosas lindas que suceden tienen cierta gracia que no tiene que ver con el éxito ni con la difusión, sino con el encuentro de la felicidad que te da esto o que ves que alguien pudo lograr al escucharte. Creo que mi mérito, si tengo alguno como compositor, es que mis textos no tienen plan, no tienen lógica, no tienen razón y no están atados a la tierra, están sueltos en el aire. Me gusta el que está en la tierra, lloro cada vez que escucho el tema “Adán García”, de Rubén Blades. Es tierra pura y me alucina, pero tendría que trabajar mucho para hacer algo así. A mí me tira el aire, la fantasía. Tengo mucho tiempo para pensar, es mi problema y gracia. Pero lo acepto: soy un becado y un agraciado.

La gran estafa

“Yo no sé cómo en la escuela no te enseñan a cocinarte y qué comer. ¿Cómo puede ser que seas un boludón adolescente y no te sepas hacer un guiso o una milanesa?”, discute Landa en uno de esos ratos que le deja la charla sobre lo cotidiano. “El hambre hermana. A nosotros nos hermanó el hambre. Eramos hermanos del rock, pero nos hermanó más el no tener plata para vivir”, recuerda sobre los inicios de su relación con Gutty Gutiérrez y Freddy Vargas, ambos ex miembros de Los Solcilloncas (el primero, además, es actual guitarrista de Sponsors; y el segundo fue co-compositor, músico y productor de Andrés Calamaro, Los Auténticos Decadentes, Sponsors y La Renga), en la prehistoria animalita. “Además, somos todos hijos de la psicodelia, a full”, aceptan Freddy y Calcu, que fue guitarrista de la banda de Juanse, de Cuino y Sus Amigos y de Mister Leen. En tanto que Uriel Tordó participó de proyectos variados como Vento, Oveja Negra y Escuela de la Calle.

–¿Y cómo definen ustedes a la psicodelia o por qué consideran que los rodea una psicodelia?

Nico Landa: –Yo creo que la psicodelia más clara sale de la naturaleza, que está en un paisaje. Es la manera más clara que tengo de verla. Entre los Doors y El Soberbio, en la provincia de Misiones, los Doors son el coro de la Iglesia. Otra cosa que entiendo como psicodelia es el rato que dura un show con un grupo, por el impacto y por el trasmundo que vivís durante ese rato. Ejercitándolo de una manera prudente y con años de experiencia, es un viajazo, es un polvo; es lo que te moviliza, porque 400 o 1000 pesos no te llevan a moverte en combi mil kilómetros para ir a tocar a un lugar.

Gutty Gutiérrez: –Yo toco la guitarra por Hendrix, Gilmour y Page, creo que con eso respondo. La psicodelia, para mí, pasa por el caos, que no describo como algo malo. No somos piratas del asfalto, somos artistas y en el arte, el caos siempre aporta algo productivo, aunque sea para no volver a cometer el mismo error y tener pulsado el botón de la atención si algo precisa una solución.

Uriel Tordó: –En el ambiente en el que nos manejamos, tanto personal como grupalmente, ocurre la psicodelia de ir a lugares distintos y atravesar mil situaciones bizarras. Pero la psicodelia no es nuestra bandera, como tampoco la contracultura. Más bien serían como nuestros telones de fondo.

* El cierre del ciclo Los Animalitos Peruanos será este martes 13, a las 21, en el C.C. Sabato, Uriburu 763.

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