MUSICA › BRUNO MARS CERRó LA SEGUNDA FIESTA DE LA P EN MAR DEL PLATA
El artista hawaiano mostró un show que incluyó coreografías, comedia musical y pop juvenil. Mars recorrió sin escrúpulos arreglos y yeites de Michael Jackson, Stevie Wonder,The Supremes, Backstreet Boys y Glee, entre otras referencias.
› Por Luis Paz
Desde Mar del Plata
En 2010, una serie de coincidencias en festivales de música pop permitía dar cuenta, en las páginas de esta sección, del arribo al país de una eventual “generación de la comedia musical”, que emergía en los shows de Mika y Scissor Sisters en el Hot Festival, la estética elegida por Green Day para realizar el suyo en el Pepsi Music y el ascenso del fenómeno adolescente Casi Angeles en teatros. Era la realización local de una generación global ingresada a los eventos masivos de la mano de productos de Disney (Justin Bieber, Demi Lovato, Selena Gómez), envalentonados en su juventud a partir de reality shows diversos de MTV, instruidos en los catálogos discográficos de los grandes sellos por la serie Glee (que “tributa” lo mismo a los Ramones y a Rihanna) y duchos en la lógica del zapping, que ya no era televisiva sino virtual en la web y concreta en los eventos. Lo de Bruno Mars, el artista que el sábado cerró la segunda Fiesta de la P en Mar del Plata, fue un paso más en ese camino: un artista hawaiano que recorre el arco de la música pop de los últimos 60 años y que explicita la bipolaridad de las corporaciones del entretenimiento, entre ellas dos que mucho tienen que ver con su éxito: Walt Disney y Time Warner (ver aparte).
El encuentro fue realizado en el club de mar Mute por la compañía de telecomunicaciones Personal, como réplica de la fiesta que el año pasado trajo a MGMT y Panic! at the Disco. Unas 30 mil personas distribuidas en grupos familiares, fraternales o laborales (promotoras, personal de seguridad, policías locales) participaron de un espectáculo basado en el calor y el color que padeció los exabruptos de un clima ventoso que interpuso soberbios nubarrones. Frente a eso, Mars arremetió con su pop apto para todo público y clima, que funciona como lo hacen las páginas de Wikipedia: incorporando un montón de información no siempre confiable ni con fuentes citadas.
La música de Mars es menos simpática que ingenua y obvia, dentro de un multidisciplinario show que incluye coreografías, comedia musical y pop juvenil. Por detrás de su sonrisa de plan dental y de sus rasgos latinos de publicidad de Benetton ocurre una apropiación tácita de seis décadas de cultura pop para nada inocentes. Mars abreva con impunidad en progresiones, arreglos, frases y yeites de Michael Jackson, Jackson 5, George Clinton, Stevie Wonder, The Supremes, Sublime, Sean Kingston, Backstreet Boys, Glee, Bob Marley, el ska, las percusiones latinas y africanas y un inagotable entramado de referencias que hacen de él una suerte de ekeko bobo del pop de hoy.
Por el otro lado, actuaron Babasónicos (una banda que incluso cuando no duda en citar sus fuentes y en compartir información de todo tipo en los reportajes, es de esas pocas que sólo suenan a sí mismas) y los jóvenes Zolvein Vixon. En los actos centrales se vieron los dos lados de una moneda que, a diferencia de la canción, no es la misma: la cara de colegial inocuo de Mars, una paradoja de las megacorporaciones, y la ceca de un grupo siempre destacable y revoltoso.
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