MUSICA › LAS TEMPORADAS DE OPERA Y CONCIERTOS DEL TEATRO COLON Y DEL ARGENTINO DE LA PLATA
A escasas semanas del comienzo de los ciclos anuales de los teatros más importantes del país, se abren perspectivas llenas de atractivos. La Tetralogía, de Wagner, completa en uno y recortada en el otro, será protagonista.
› Por Diego Fischerman
Todo comienzo puede ser visto como una declaración de principios. Y, en ese sentido, que la temporada operística del Colón empiece con una obra que no es una ópera y que pertenece a Osvaldo Golijov, un compositor argentino vivo y, por añadidura, uno de los autores más significativos de la escena actual de la música clásica, mal podría deberse a un error o al mero azar. Sobre todo si se tiene en cuenta, también, la proyectada apertura del año anterior que, más allá de la situación gremial que impidió que se plasmara en regla, estaba prevista con la puesta de La Fura dels Baus para El gran macabro, de György Ligeti. La Pasión según San Marcos, una composición impactante que, entre otras cosas, incluye bailarines de capoeira y funciona como un expresivo collage de tradiciones musicales “altas” y “bajas”, es entonces un signo claro del sesgo que la dirección del teatro busca darles a sus temporadas, al igual que la presencia de cuatro de los mejores pianistas del mundo en su Abono Bicentenario y de solistas como la violinista Hilary Hahn junto a la Filarmónica de Buenos Aires.
La obra de Golijov será estrenada en la Argentina el miércoles 14 de marzo, con dirección musical de María Guinand, la participación de la Orquesta La Pasión (metales y percusión) y la Estable del Teatro Colón (cuerdas) y con Biella Da Costa, María Hinojosa Montenegro, la extraordinaria cantante brasileña Luciana Souza, Reynaldo González-Fernández, Gioconda Cabrera y Manolo Mairena como principales intérpretes. La seguirán, en abril, una puesta de Hugo de Aana para La forza del destino, de Verdi, con un elenco encabezado por Dimitria Theodo-ssiou; Edipo, del rumano George Enescu, en una coproducción con el Teatro Real La Monnaie de Bruselas, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona y la Opera Nacional de París, con puesta de La Fura dels Baus y dirección musical de Ira Levin, que subirá a escena el 29 de mayo, y una versión de concierto de Rinaldo, de Georg Friedrich Händel, que podrá escucharse a partir del martes 12 de junio con dirección musical de Martin Haselboeck y un elenco del que participarán Franco Fagioli, Verónica Cangemi, Inessa Galante, Daniel Taylor y Víctor Torres.
A partir del 28 de julio el Colón presentará un doble programa con dirección musical de Baldur Brönimann, la ópera en un acto Erwartung (Expectativa), de Arnold Schönberg, con dirección de escena, realización visual, diseño de iluminación y vestuario del director del teatro, Pedro Pablo García Caffi, y Hagith, de Karol Szymanowski, en una puesta de Michal Znaniecki, que acaba de ganar en España el premio al mejor espectáculo del año por la puesta de Eugene Onegin, de Tchaikovsky, coproducida por el Teatro Argentino de La Plata y las Operas de Cracovia y Poznan, en Polonia, Bilbao, en España, y el Sodre de Montevideo. Una rareza, I due Figaro o sia Il soggetto di una commedia, de Saverio Mercadante, que se estrenará el 28 de agosto, llegará en coproducción con el Festival de Ravenna, el Festival de Salzburgo y el Teatro Real de Madrid y tendrá a Ri-ccardo Muti como director musical y a Emilio Sagi como puestista. La Cenerentola, de Gioachino Rossini, se presentará a partir del martes 25 de septiembre con dirección escénica de Sergio Renán, y el 27 de noviembre será el turno de la controvertida adaptación de Cord Garben que lleva la Tetralogía wagneriana a una sola jornada de unas siete horas de duración. Ni lo suficientemente corta como para agradar a los detractores del compositor –o a quienes, sencillamente, nunca se interesaron por él– ni suficientemente respetuosa de las ideas de su autor como para merecer su inclusión en la temporada de un teatro oficial, desde el punto de vista estético no responde ni a una necesidad –la propia tradición del Colón demuestra que la obra original es perfectamente factible– ni a un deseo –nada lleva a desear la alteración de una obra de arte, ni siquiera sus hipotéticos defectos–. Queda entonces la hipótesis comercial, ya que Buenos Aires será la primera –y hasta ahora única– plaza donde se presentará y, tal como se ocupó de remarcar la bisnieta del compositor y actual directora del festival de Bayreuth, Katherina Wagner, más allá de ser ella una de las gestoras de la idea, se tratará de una producción del Colón –de hecho su nombre de guerra, Colon-Ring, así lo explicita– y será este teatro el que intente tentar a otros con su propuesta. Y para juzgar esta intervención sobre El anillo del nibelungo como negocio, no hay más remedio que esperar a ver las cifras.
La Filarmónica de Buenos Aires apuesta este año a algunos nombres resonantes, como el de la violinista Nadia Salerno Sonnenberg, que será solista en el Concierto Nº 1 de Dmitri Shostakovich el próximo 8 de marzo; el cellista Julian Lloyd Webber, que actuará el 22 de ese mes interpretando el Concierto para cello en Mi menor, Op. 85, de Edward Elgar (en una noche que incluirá también el Treno para las víctimas de Hiroshima, de Krzysztof Penderecki), la mezzosoprano Susan Graham, que interpretará los Rückert Lieder, de Gustav Mahler, y arias de Mozart, Händel y Gluck (el 17 de mayo); Akiko Suwanai, que estrenará el Concierto para violín L’Arbre des Songes, de Henri Dutilleux; el pianista Nelson Goerner (que el 1º de noviembre será solista en el Concierto Nº 2 de Béla Bartók), otras dos violinistas, Sarah Chang (tocará el Concierto de Sibelius el 6 de septiembre) y Hilary Hahn (el 13 de septiembre interpretará el Concierto Nº 1, de Sergei Prokofiev) y la presencia de un director notable, Jorma Panula, que, en dos conciertos, hará dos composiciones centrales y muy poco escuchadas, las quintas sinfonías de Jan Sibelius y de Carl Nielsen, son algunos de los mayores atractivos del año. Pero, sin duda, las frutillas de la temporada estarán en el Abono Bicentenario, donde además de los cantantes Angela Gheorgiu, Roberto Alagna y Renée Fleming, de la Bach Akademie de Stuttgart y el Trío Guarneri de Praga se presentarán cuatro de los pianistas más importantes de la actualidad: Evgeny Kissin, Andras Schiff, Arcadi Volodos y Lang Lang.
El Teatro Argentino de La Plata, por su parte, sí hará El anillo del nibelungo, de Wagner, abriendo su temporada, el próximo viernes 16 de marzo, con la primera parte (en realidad el prólogo, El oro del Rhin) y cerrándola con La Walquiria, que subirá a escena el 23 de noviembre. La puesta de Marcelo Lombardero culminará el año próximo con las presentaciones de Sigfried y La caída de los dioses. El ciclo operístico se completará con la zarzuela Doña Francisquita, de Amadeo Vives (18 de mayo); Werther, de Jules Massenet (22 de julio); I Capuleti e i Montecchi, de Vincenzo Bellini (31 de agosto, en coproducción con la Opera de Montecarlo), y Pepita Jiménez, una ópera en inglés de Isaac Albéniz con puesta del notable Calixto Bieito (28 de octubre, en coproducción con Teatros del Canal, de Madrid). La temporada de conciertos también tendrá puntos altos: el Requiem, de Verdi, a partir del 1º de abril, el estreno de Last Round de Golijov, el 30 de junio, y un programa que unirá las
Offrandes oubliées, de Olivier Messiaen, con la Sinfonía Nº 2 de Sergei Rachmaninov y el Concierto para piano Nº 1, de Alberto Ginastera, con un solista excepcional, Sergio Tiempo.
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