Sábado, 10 de marzo de 2012 | Hoy
MUSICA › BERSUIT VERGARABAT REGRESO CON EL DISCO LA REVUELTA
Ahora como septeto, el grupo “salió del freezer” en el que había quedado tras el alejamiento de Gustavo Cordera. Y con un álbum que incluye canciones logradas retoma una carrera de más de dos décadas. Y afirman: “En los ’90 era una necesidad ser opositores, ya no”.
Por Luis Paz
“Nos dijeron muchas veces que teníamos que esperar más para no perdernos el negocio de la vuelta. Escuchamos tanto esa frase...”, se queda evocando el bajista Pepe Céspedes desde el segundo piso del edificio de la discográfica, frente a dos obras en construcción. Esa en la que, cruzando la calle, los albañiles hacen su trabajo, y esta que está en la mesa, mediando todo: el modelo de la nueva década para Bersuit Vergarabat. Hace diez meses –curiosa pero no azarosamente, el 1º de mayo–, la Bersuit volvió en forma de septeto, perviviendo a la salida de la banda del cantante Gustavo Cordera, con una gira europea y un show en un masivo festival local. Entre los primeros pasos que habían dado para esta (re)vuelta, Céspedes, Alberto Verenzuela, Oscar Righi, Daniel Suárez, Juan Subirá, Carlos Martín y el Cóndor Sbarbatti habían subido a Facebook una foto de ellos, juntos y mirando hacia el cielo, bajo el título de “Los siete locos”. “Es que eso éramos entonces, siete locos que estábamos solos, con nuestro mánager, frente a los que no confiaban y a los que nos decían que esperáramos. Pero cuando estás convencido, es difícil que alguien te frene”, le explica Céspedes a Página/12. El convencimiento se materializó en La revuelta, décimo disco de estudio del grupo. “La concepción de lo inconcebible”, titula Sbarbatti esta nueva etapa que bautizarán formalmente con un concierto en el Luna Park, el 2 de junio. Cancionero, colectivo, parejo, agradable, sentido y pensado; así es el nuevo álbum del grupo. Reconfortados, bienhumorados, rejuvenecidos, sanos, así se dejan ver ellos.
Hay canciones realmente logradas, como “Así es”, “No te olvides” y “En el muelle”. “Canciones” con todo el peso de la palabra y no como sinónimo de “temas”. “Cargamos”, de Verenzuela, le devuelve un “grito sagrado” al testimonio histórico, a la mejor manera de la Bersuit comentarista de los avatares políticos y sociales del país. “Dios te salve”, el corte “Cambiar el alma” y “La revuelta” son, por su parte, exponentes de esa alegría en pijamas patentada por el grupo ya en los ’90. La producción a cargo de Cachorro López (con la contribución de Sebastián Schon) es intachable. Y bueno, también está “Afónico”, ese mensaje a un amigo que ya no está, pero que tiene las puertas abiertas para volver cuando quiera. O eso es lo que parece durante los primeros 150 segundos del tema.
“Es una verdadera alegría”, resume Subirá acerca de La revuelta. Instantáneamente, el tecladista apunta por qué: “Hubo una pretensión de congelar a la banda, de dejarla guardada. Y nos rehusamos. En un momento estaba la esperanza de que todo se iba a resolver y a encauzar rápidamente, pero vimos que la situación con Gustavo era de muy difícil retorno. Lo que nos pasó fue que quedamos flasheados cuando se fue. Paralizados. Y nos costó mucho rearmarnos y reorganizarnos para salir a la cancha. Pero teníamos con qué seguir jugando este partido. No estábamos dispuestos a esperar el momento en que Gustavo tuviese ganas, a que se levantara y dijera ‘Mirá qué lindo día, qué bueno, que vuelva Bersuit’. En virtud de eso, y de propuestas concretas de trabajo, empezamos a charlar, a ver ideas y a tocar, a recuperar la química y revivir el sonido de la banda: el equipo estaba intacto”.
La fórmula había sido la misma durante los veintidós años anteriores: música. No había por qué cambiar el entrenamiento. Fue la misma práctica musical la que encararon luego de que unos compromisos asumidos por Cordera para su carrera solista durante 2009 complicaran la serie de conciertos que la Bersuit había programado: “Luna Llena en el Luna Park” iba a ocurrir los últimos nueve plenilunios de ese año, pero menguó rápidamente y, en mayo, fue tapada por nubarrones. La Fisura, De Bueyes, La Demanda, La Peña Pop, Música Viva, Hispanoparlantes y Luz Mama soplaron entonces, como nuevos y múltiples proyectos del resto de la banda que disiparon la tormenta, incluso cuando jamás se dio formalmente el alerta meteorológico sobre el final de Bersuit. El calor de algunos encuentros eventuales (un show en un ex centro clandestino de detención en Rosario y la presentación en uno de los festivales organizados por los padres del colegio Ecos junto a Luis Alberto Spinetta) los sacó del freezer (de allí el arte de tapa de este disco) y en mayo de 2011, apareció un aviso en forma de símbolo justicialista: “Bersuit Vuelve”. Vinieron una gira por España, una fecha en Londres y una actuación en el Quilmes Rock. Vinieron, vieron a la cara a la gente, su gente, de nuevo, y vencieron.
“Fue volver a la autogestión total. Armamos una gira de trece personas por Europa y, cuando hicimos el balance, incluyendo el show en el festival, que fue una salida potente e importante, vimos que la ganancia de ese mes de trabajo intenso y de viajes había sido de cinco mil pesos. Creo que con eso se cae a pedazos la teoría de que volvimos por la plata”, discute Céspedes. Martín, baterista, apunta con el puntero del humor: “El negocio era comprar acciones de Bersuit a principios del año pasado, cuando no valíamos nada, y venderlas ahora”. Pero el guitarrista Righi, seriamente, trae al frente otra cuestión: “Una artística y amistosa; que tiene que ver con que nos gusta tocar, estar y girar juntos. Todo eso es la revuelta de la banda. Si era por conveniencia, esperábamos cuatro o cinco años y hacíamos un gran estadio. Total, todos habíamos hecho discos y artísticamente podíamos seguir haciendo música y tocando. Fue la necesidad de encontrarnos entre amigos y de andar por ahí lo que nos llevó a revolvernos y reunirnos. ‘Fueron’ muchos años juntos. En 2013 ‘serán’ 25”.
–¿Cuál es el punto en La revuelta: retomar Bersuit desde donde había quedado en 2009 o dar comienzo a una nueva etapa?
Juan Subirá: –No podemos ningunear nuestra historia: tenemos diez discos, dos DVD, un libro y miles de recitales y circunstancias vividas.
Pepe Céspedes: –Es retomar la historia de la banda. Y si es por el nombre, la autoría de temas siempre fue una circunstancia porque Bersuit, si no estaban el acordeón de Juan, el solo de Oscar o las voces de Dani y el Cóndor, no era Bersuit.
Carlos Martín: –Ahora estamos cohesionados y es una reparación de lo que fue nuestro disco anterior (titulado ? y publicado hace cinco años), que nos dejó un sinsabor muy fuerte. Fue traumático desde la selección de canciones y toda la producción, porque aparecieron pequeñas miserias que daban muestra de sentimientos egoístas. Este es el disco en el que más unidad sentimos: estamos empujando todos del mismo carro, por el mismo objetivo y con un contenido que nos hace felices.
J. S.: –Un contenido que es compartido y surge de las colaboraciones. En Bersuit siempre hubo mucha diversidad de aportes de todos los integrantes, pero entre los demos de La revuelta había cinco discos posibles, porque todos trajimos mucho. A Cachorro (López, que lo produjo) éstos le parecieron los temas más adecuados y nosotros encontramos que tenían un hilo conductor para que sea escuchado entero: es tanto el color y son tantos los estados de ánimo, que La revuelta te atrapa.
P. C.: –Cachorro nos ayudó a elegir un disco y no a elegir canciones; son cosas muy distintas. Alguien me dijo que le resultó corto y pensé “Qué bueno”. Porque más allá de que dura menos de 40 minutos y es nuestro álbum más corto, también hay discos de 20 minutos que se te hacen largos.
–También hay una reafirmación de Bersuit como una banda de música popular, más que como un ensamble de rock, a partir de canciones como “En el muelle” o “Así es”, dos de las más notables, y en ritmos como la cumbia y la chacarera, que ya habían revisado.
Cóndor Sbarbatti: –Nosotros somos una banda de música popular, tenemos el título de rock porque también lo somos, pero nunca dejamos de hacer música popular.
P. C.: –Bersuit se recibió de banda de música popular en Libertinaje, donde ya había mucho más que rock.
–También permanece un sentido muy urbano...
Oscar Righi: –Es que somos bichos de ciudad: nos gusta San Telmo, nos gusta la noche de Buenos Aires, también su tarde y sus mañanas. Somos de esta ciudad y tenemos eso muy incorporado, entonces se remite a la ciudad indefectiblemente. Todo el combo que es Buenos Aires es un gran alimento para un compositor, así como el concepto de La argentinidad... era el del argentino visto desde afuera. Bersuit tiene eso de lindo: es una banda bien argentina y que siempre recurrió al rock, que es el folklore del mundo, y a las músicas del Río de la Plata, porque no somos puristas de nada.
–Y está el color de los invitados y de algunos debuts internos.
C. M.: –Lo de Andrés (Calamaro) fue muy gracioso porque Osqui le mandó un mail contándole que estábamos grabando el disco y el respondió: “Y yo estoy acá, esperando a que me inviten”. Y con Vicentico pasó otra cosa muy linda: en plena grabación se mensajeó con Cachorro, se vino al estudio, vimos un partido del Barcelona y charlamos. Después, Cachorro le mandó “Santa Cecilia” y al otro día vino a cantarla. Javi Casalla también fue muy importante , porque todo lo que toca se vuelve oro en su violín. Y bueno, Cachorro tiene un detector de frescura que funciona bárbaro.
O. R.: –Y están los debuts, claro. “Cargamos” es de Tito, pero él no toca, con la genialidad que tiene en el instrumento; sólo canta. Yo toqué el bajo y canté “El motor”, Pepe cantó “No te olvides”.
–Bueno, entre ésas, “Cargamos”, la de Verenzuela, es como una contrapartida del tema “La argentinidad al palo”. Sólo que “Cargamos” narra al argentino desde adentro, su memoria.
P. C.: –Es un testimonio desde la emoción, más que “Se viene”, que también es un tema de Tito. “Cargamos” es más reflexivo y tiene que ver con el momento que vivimos hoy y qué es lo que cargamos en nuestras espaldas. Es similar a “No te olvides”, es para no olvidar de dónde venimos. Salvo Dani, que está por llegar, todos superamos los 40 años. Voy a cumplir 46: nací con Onganía, después vino Lanusse, una corta primavera con Cámpora y entonces la Triple A, Videla, Menem... ¡Mamita! En la espalda está todo eso, entonces a la hora de analizar hoy... ¡la puta, hay que valorar!
J. S.: –Preanunciamos el estallido social con “Se viene” y con otros temas, también. Pero igual lo vivimos con tristeza y nos fue muy difícil de superar, como a todos: nadie sabía cuándo íbamos a tocar fondo. Recuerdo que fuimos a tocar a Entre Ríos, a Corrientes, y cada provincia tenía su bono.
P. C.: –Se veía venir el quilombo. El 17 de noviembre de 2001 hicimos el concierto para De la cabeza y creo que, con los gastos por la producción del disco, no nos repartimos ni cien pesos cada uno. Tuvimos nuestro propio bono: “el Bo’no cobrás”.
J. S.: –El de hoy es un camino que parece acertado, teniendo en cuenta de dónde venimos y el contexto del que hablamos. Se llegó a una deblace, a tanto dolor y muerte, a un desempleo brutal y una falta de expectativas absoluta. Así que decís “Bueno, cambiaron muchas cosas” y creo que hay que seguir en esta dirección, ahondarla y perfeccionarla. Después está la pulseada de los sectores sociales, que está bien, es como debe ser, en la búsqueda de un mejor pasar.
C. M.: –Pero ha cambiado tanto el signo político: en los ’90 era necesidad ser opositores. Ya no.
J. S.: –Por lo menos no gratuitamente. Hay cosas que no gustan, como la megaminería, tantas cosas para discutir que es complejo. Pero gratuitamente, irresponsablemente, ser opositor no suma.
C. S.: –Además, saltó a la vista de quién es el verdadero poder y cuál era la asociación civil en la trama del poder. Y respecto de este gobierno, tenemos los mismos enemigos.
O. R.: –Se está destapando una olla de la que uno nunca sabía muy bien qué podía llegar a salir. Seguramente no sepamos la verdad de todo lo que pasa ahora, pero sí que los grupos de poder que llevaron al país a esta cosa menemista y neoliberal están siendo enfrentados por este gobierno.
C. M.: –Es ridículo y un prejuicio creer que un rockero tiene que hacer canciones de protesta para toda la vida y contra todos los gobiernos, creo que es una simplificación absurda. Nosotros tenemos una postura política, no una pose.
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