Domingo, 13 de mayo de 2012 | Hoy
MUSICA › NOEL GALLAGHER HABLA DE SU MUSICA, SU SALUD Y SU NUEVA ETAPA
Toma el té, dice que no extraña las drogas como no extraña sus muchos años de Oasis. El cambio de estilo de vida refleja su nueva etapa como solista con arreglos corales y un sonido diferente al de los quince años anteriores.
Por Joaquín Vismara
Ni una pinta de cerveza Guinness ni un vaso de scotch añejado doce años. Lo que Noel Gallagher apoya en la mesa no bien entra al camarín del Orfeo cordobés es una taza de té con leche. El detalle no es sólo un signo de su idiosincrasia británica, sino también de que, a punto de cumplir 45, el guitarrista y principal compositor de Oasis decide tomar las cosas con un poco más de mesura. “Ya no tomo más drogas, así que no invierto plata en eso o en prostitutas. No sé manejar así que no busco autos lujosos, y ya tengo todas las guitarras que quería tener. Hoy en día, gasto mi dinero comprando música, camperas de cuero, zapatos y jeans”, dice sobre su nuevo plan de vida. El cambio no es casual. Tras quince años de comandar el buque insignia del rock británico de estadios de las últimas dos décadas, las constantes y cada vez más violentas fricciones con su hermano Liam, vocalista del grupo, lo llevaron a abandonar el barco con un sonoro portazo el 29 de agosto de 2009, horas antes de presentarse en el festival Rock en Siene, en París.
Así, mientras sus ex compañeros de banda decidieron seguir adelante bajo el nombre de Beady Eye (y con pocas sorpresas bajo la manga), el Gallagher mayor se retiró del ojo público por un largo rato. Fue recién a mediados del año pasado cuando, conferencia de prensa mediante, anunció su debut solista al mando de sus High Flying Birds. El resultado final remite a su anterior banda, pero lo hace desde otro plano. Lejos de la estridencia rockera de Oasis, su primer trabajo en solitario lo proyecta desde una perspectiva más madura, con canciones a medio tiempo que reemplazan la distorsión y las paredes de ruido por orquestaciones y arreglos corales. Vitoreado por la prensa y el público, el músico de Manchester emprendió en noviembre pasado una gira sin descanso que lo llevó no sólo por Buenos Aires, sino también por Córdoba, ciudad en la que se desarrolló esta entrevista.
–Al comienzo de esta nueva etapa declaró que no le gustaba la idea de salir de su zona de seguridad, la de un guitarrista al costado del escenario. ¿Ya pudo acostumbrarse a la idea de ser el centro de atención o todavía prefiere estar en un segundo plano?
–Antes de empezar la gira pensé mucho en eso, pero desde el primer show no lo volví a hacer. Sentía que se me iba a hacer muy difícil cantar en el medio de una banda, pero me gusta. Nunca imaginé que sería así, pero ya ni lo pienso. No voy a decir que es mi hábitat natural, pero sin dudas ya puedo disfrutarlo.
–¿Extraña ser parte de un grupo y tener una dinámica que le permita delegar responsabilidades?
–Bueno, soy parte de una banda, más allá de que esté mi nombre al frente. Ya tuve esa dinámica con Oasis, y fuimos muy exitosos, de los más grandes del mundo. Eso fue genial, pero esto también lo es. Así que si me preguntás si lo extraño, te diría que no tengo tiempo para detenerme en eso. Echo de menos tocar “Rock & Roll Star” y todas esas grandes canciones, pero decididamente no extraño a Oasis. Las dos horas en el escenario eran buenísimas, pero las 22 siguientes eran una puta pesadilla. Prefiero esto, estoy bien así.
–Parte del repertorio de Noel Gallagher’s High Flying Birds estaba destinado a ser parte de algún disco de Oasis. ¿Cree que el resultado hubiera salido en otra dirección si lo hubiera hecho con sus ex compañeros?
–Sí, claro. Si este hubiera sido un disco para Oasis habría escrito sólo cinco canciones, así que temas como “AKA... What a Life!”, “The Death of You and Me”, “AKA... Broken Arrow”, “Stop the Clocks” o “(I Wanna Live in a Dream in My) Record Machine” no hubieran estado en él.
–Hubiera sido una lástima.
–¡Sin lugar a dudas! Pero así fueron los últimos días de la banda, donde todos los integrantes se consideraban a sí mismos compositores. Cualquiera podía venir y decirme “quiero escribir canciones”, y yo le respondía que sí, que lo hiciese. Evidentemente, si puedo encargarme de los discos en su totalidad, terminan siendo mejores álbumes, pero no podía sugerir eso.
–La prensa inglesa suele coincidir en que no hubo una banda tan grande en su país desde la aparición de Oasis. ¿Por qué cree que pasó eso?
–La gente ya no está interesada en la música. No son muchos los que van a recitales y compran discos o remeras. Grupos como Oasis, Sex Pistols, Stone Roses o The Jam fueron grandes no tanto por la música en sí, sino por las personas que los integraban. Ya no hay gente así, los de mi generación eran diferentes. Cuando yo tenía 24 y estaba escribiendo Definitely Maybe (N de R: el disco debut de Oasis) era una persona completamente distinta a alguien de esa edad de hoy en día. Yo quería dominar el mundo para poder cambiarlo. Los jóvenes de hoy no quieren eso. Son idiotas que quieren sentarse frente a su computadora y conseguir la mayor cantidad de amigos posibles en Facebook, jugar videojuegos y compartir estupideces por celular. Pero está bien, es la edad moderna, supongo.
–¿Ve alguna banda que escape a este panorama?
–Bueno, los dos últimos grandes grupos que salieron de las calles de Inglaterra son Arctic Monkeys y Kasabian, pero eso fue hace casi diez años. No apareció ningún otro grupo que represente a la clase trabajadora en todo este tiempo.
–Cuando anunció su debut como solista mencionó tener casi preparado un segundo disco en colaboración con el dúo de neo psicodelia Amorphous Androgynous. ¿Piensa publicarlo pronto?
–No, no está terminado. Va a hacer falta mucho trabajo para que esté listo. Quizá salgan un par de canciones más a medida que las vaya completando, pero va a demandar mucho esfuerzo, y no tengo tiempo para meterme en eso. Creo que va a ver la luz en algún momento, pero no tengo apuro. Si vuelvo a Londres y siento que lo tengo que terminar lo voy a hacer, y si no, el mundo no se va a acabar si no lo publico. Ellos (por Amorphous) estuvieron trabajando en las mezclas mientras yo estaba de gira, pero lo que escuché hasta ahora no me convenció.
–¿Necesita tener control total de lo que hace?
–En cierto modo, sí. Este disco es tan bueno que no puedo permitirme hacer música de mierda nunca más. Quizás en el pasado con Oasis hacíamos las cosas de otra manera, no nos importaba demasiado ese aspecto, pero ahora es diferente.
–En los últimos días, Bob Dylan y Crosby Stills & Nash pasaron por Buenos Aires. Cuando ve a estos músicos que tienen entre 60 y 70 años y siguen en actividad, ¿se imagina todavía en carrera a esa edad?
–Nunca pienso más allá de mañana a la mañana, así que no sé qué voy a estar haciendo de acá a cuarenta años. Si todavía puedo cantar y tengo la energía suficiente para subirme al escenario, me veo haciéndolo, aunque, insisto, no pienso en eso. Me alegra que ellos lo sigan haciendo, pero no hay planes, como tampoco tengo estipulado qué voy a hacer una vez que termine esta gira. Este disco tuvo más éxito de lo que esperábamos, así que extendimos la gira hasta noviembre. Para esa altura ya van a haber pasado casi dos años sin poder pasar tiempo con mi mujer y mis hijos, así que quizás cuelgue todo y me convierta en jardinero.
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