Un “ciclo de canciones criollas” es lo que propone Juan “Tata” Cedrón, hoy y todos los jueves de junio a las 21, en el escenario del teatro El Popular (Chile 2080). La idea gira alrededor de lo que Cedrón sabe hacer bien, y es en buena medida una marca de orillo en su estilo: el promover sobre el escenario una reunión de amigos, un encuentro que se extiende, casi como un impulso natural, para abarcar también al público. Cada jueves, un grupo de “amigos” –así los presenta Cedrón, antes que nada– se irá sumando a la propuesta que él modela junto al bandoneonista Miguel López. Hoy, los amigos en cuestión serán los integrantes de Paso Sulky, un joven grupo que viene trabajando con Cedrón en lo que el músico define bien como “la música más nuestra”.

Cedrón ya viene sonando, de otro modo, en esta sala: él compuso la música original para el clásico El organito, de Discépolo, música que además interpreta junto a López y al violinista Miguel Praino, otro integrante del Cuarteto Cedrón, y que se presenta allí todos los sábados. Pero los jueves llega el momento de rescatar el repertorio popular criollo, en el que por supuesto hay una figura implícita, inevitablemente omnipresente: Carlos Gardel. El repertorio inicial interpretado por El Mudo –justamente, lo más “criollo” y a la vez el menos transitado– es el que se propone para esta noche: “Ramona”, “La hija de la japonesita” y “Ausencia” son algunos de los temas que sonarán. Cedrón y Paso Sulky ya están preparando juntos un disco con estas canciones criollas.

El año pasado, el grupo formado por Pablo Biscione, Daniel Frascoli, Emiliano Faryna, Pablo Narezo y Santiago Faryna musicalizó con Cedrón el poema “No me olvides”, de Arturo Jauretche, dedicado a la memoria de Néstor Kirchner. Aquellos encuentros fueron el punto de partida para una sucesión de nuevos encuentros: viejos valses, estilos, rancheras, milongas, volverán a sonar, respetando sus métricas musicales y sus versos, pero mezclando los sonidos contemporáneos con los de viejas épocas.