MUSICA › EVA AYLLóN E INTI ILLIMANI SE PRESENTARáN JUNTOS EL JUEVES Y EL LUNES EN EL SHA
La cantante peruana y el histórico grupo chileno van “a lo esencial” en el tratamiento de piezas clave del repertorio latinoamericano como “Fina estampa”, “Deja la vida volar”, “Ritmos negros del Perú” o “Corazón maldito”.
› Por Cristian Vitale
Origen I. Agosto de 1967. Eulogio Dávalos, guitarrista de sangre boliviana, vio en unos jóvenes estudiantes de la Universidad Técnica del Estado de Chile un ardor musical que relacionó con el Altiplano andino y sugirió un nombre, Inti (sol de) Illimani, tal vez imaginando una quena y un charango incrustados en tal pico nevado de las alturas de La Paz. La historia lo absolvió: la agrupación, numerosa e inspirada, pronto se transformó en referencia obligada de la nueva canción chilena, y bellas piezas como “Alturas”, “El canelazo”, “Simón Bolívar” y “Juanito Laguna” no tardaron en recorrer el continente. Fueron ocho discos entre 1969 y 1972, y un devenir sellado por la dictadura, el exilio, el “desexilio”, la incorporación de sonidos mediterráneos –fruto de quince años de anclaje en Roma–, la grabación de otros discos memorables –Palimpsesto e Imaginación, en especial– y un vaivén de integrantes que transformó a la agrupación, divisiones incluidas, en una especie de orquesta-escuela de música latinoamericana. “Ver hacia atrás y caer que llevamos 45 años tocando significa sentir de golpe que llevamos un buen trecho del camino, pero también que todo empezó antes de ayer”, dice Horacio Salinas, director musical y sobreviviente central de casi todas las etapas del Inti Illimani histórico.
Origen II. Enero de 1970. María Angélica Ayllón Urbina, de 14 años, ya era figura en las peñas criollas de Lima, Perú, y no tardaría en pisarle los talones a su abuela (doña Eva Ayllón, la reina del landó) cuando el grupo Los Kipus la incorporó como voz principal. Esa fue la base de despegue para derivar, décadas y discos mediante, en la principal exponente de la música afroperuana en el Globo. Basta escuchar las versiones de “La flor de la canela” o “Canto a Amador” para sumarle un plus: Eva Ayllón es casi un apéndice de Chabuca Granda, tal vez la progresión necesaria de su voz. “Fue un camino de esfuerzo, lucha, tristeza y alegría. Cómo síntesis, diría que con Los Kipus abrimos caminos en mi tierra y ahora con los Inti seguimos expandiendo esos caminos alrededor del mundo”, resume ella y da la nueva: la unión, el lazo estético, cultural y geográfico común entre ella, la nueva reina del landó, y los chilenos históricos.
Puede pensarse que la reunión entre ambos –ella como cantante del Inti Illimani histórico– que se concretará el jueves 2 y el lunes 6 de agosto en el Teatro SHA (Sarmiento 2255) es casi una decantación natural, un punto de encuentro en una intersección imaginaria entre orígenes. “Tal vez sea recurrente decirlo así, pero la música no conoce fronteras y siento que con los Inti compartimos muchas tradiciones, así que esta unión es simplemente parte de un proceso natural. La sensibilidad y la fuerza son la insignia de nuestra unión. Los Inti, para mí, son el latido de Sudamérica”, determina Ayllón.
Peruana y chilenos prevén, entonces, recrear versiones de autores comunes al perfil de ambos (Víctor Jara, Chabuca Granda, Violeta Parra, Nicomedes Santa Cruz y Patricio Mans, entre ellos) y encontrar nexos entre ambas tradiciones: la afroamericana y la chilena, bajo el unificador título de “Canto latino de América morena”. “Estoy enamorada de Chile, siempre lo he estado, y cuando llego a esta parte del Sur me siento como en casa. Llego hasta los pueblos más alejados, me olvido de que políticamente hemos cruzado fronteras y tengo la suerte de que también me reciban con cariño. La música es un camino a la hermandad”, dice Ayllón. “En nuestro caso, la voz de Eva ha resultado vital como puente de hermandad porque los Inti siempre nos hemos movido en un territorio imaginario, en el sentido de una música que expresa universalidad y, al mismo tiempo, localidad. Creo que cualquier temática regional puede ser tomada por nuestro grupo a condición de poder sentir el pulso de la tradición, la memoria, la comunidad en sus sones”, reseña Salinas.
La juntada encuentra a Eva Ayllón presentando aún sus dos últimos discos (40 años enamorada del Perú y 40 años de clásicos afroperuanos), en una especie de racconto global de su vida musical. “Son dos producciones que se dieron casualmente casi juntas. Por un lado, yo celebraba el 40º aniversario de vida en el escenario y por otro salía de gira con Perú Negro a Estados Unidos. Enamorada... es parte una narración de mi vida musical y los Clásicos afroperuanos... son la fuerza de la tierra de mis antepasados”, reseña. El encuentro también sorprende a los Inti en plena gira mundial por sus 45 años de trayectoria, que incluyó cruces “transversales” con Aterciopelados, Calle 13, Diego El Cigala y Los Jaivas, y una sorpresiva actuación en el Festival Lollapalooza. “Nos sorprendió la invitación. Creo que lo nuestro junto a 31 Minutos, unos monos queridísimos de Chile, fueron la diferencia en cuanto a cubrir aspectos de la música no muy difundidos por la gran industria. Sin embargo, hubo mucho y muy agradecido público. A un nivel general, no hay más remedio que seguir y tratar de completar un discurso, o a lo mejor una palabra, o solamente un buen y cariñoso gesto de amor hacia los demás”, dice Salinas.
La cantante peruana y la agrupación chilena ya han coincidido en Travesura –último disco de los Inti–, realizado juntos una gira por Europa en 2011, y grabado un CD-DVD (Inti + Eva), en el que registraron algunas de las versiones que presentarán en este nuevo capítulo. Según Salinas, se trató y se trata de ir “a lo esencial” en el tratamiento de piezas clave del repertorio latinoamericano como “Fina estampa”, “Deja la vida volar”, “Ritmos negros del Perú” o “Corazón maldito. “Ir a lo esencial no es una cuestión necesariamente fácil. La idea es buscar algo nuevo que no agreda, por supuesto, las diferentes y muy buenas versiones que ya existen. Creo que la suma de criterios interpretativos tanto de nuestra parte como de parte de Eva, que es un momento contundente del arte afroperuano, pueden dar versiones intensas del repertorio de estos maestros”, determina Salinas.
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