Miércoles, 13 de febrero de 2013 | Hoy
MUSICA › ILLYA KURYAKI Y MOLOTOV BRILLARON EN LA úLTIMA NOCHE DE COSQUíN ROCK
Pese a que el cierre correspondió a Las Pastillas del Abuelo, precedidos por Babasónicos, fueron los IKV y el cuarteto mexicano los que lograron los momentos clave del maratón del lunes. Entre las tres fechas pasaron más de cien mil personas por Santa María de Punilla.
Por Mario Yannoulas
Desde Santa María de Punilla
La palabra “groove” es difícil de traducir al castellano, y más aún de explicar. Es un sentimiento, una pulsión, un efecto de realidad, una onda, y, así, una de las claves del rock: hace saltar, empujarse con el otro o agitar las cabezas. Resulta también una explicación de por qué Molotov e Illya Kuryaki and The Valderramas protagonizaron momentos clave sobre el escenario principal durante la tercera fecha del Cosquín Rock 2013: en “Amateur” y “Here We Kum” lo mostraron los mexicanos, en “Chaco” y “Jaguar House” los IKV. Y no es para menos, en una jornada que invitó al balance y la reflexión sobre lo que es, fue y pudo ser. Los números de cierre del festival –con más de 100 mil asistentes entre las tres noches– demostraron lo que el productor general, José Palazzo, admitió en conferencia de prensa: el armado de la grilla tuvo sus defectos, a veces forzados por la inviabilidad de integrar a otros artistas extranjeros como Jamiroquai y Coldplay, y por el estado del rock vernáculo. “Era difícil para lo que significa el programa de venir al Cosquín Rock, que si bien no tiene una entrada popular al nivel de La Mona Jiménez, resulta medianamente barata”, explicó el cordobés, que confirmó la convocatoria record del día sábado, con más de 40 mil asistentes.
Los bajos de Molotov golpearon en el pecho y rejuvenecieron los pergaminos del rock más clásico sobre el atardecer. En el volumen del pogo y en la aparente displicencia de la ejecución se evidenció el groove, un terreno ideal para que los IKV sumaran el aderezo cool al lado de una enorme botella de fernet inflable. En “Funky futurista”, de su nuevo disco Chances, hicieron lucir a su ajustadísima banda, demostrando que el carisma les sobra sobre las tablas. Hubo dedicatoria para Luis Alberto Spinetta con la profunda “Aguila amarilla”, la noche destiló sensualidad, y muchas chicas, encantadas, bailaron en minishorts sobre el pasto.
Lo que faltaba, que en los papeles serían los platos fuertes, no tenía la suficiente conexión con lo anterior, entonces la propuesta quedó algo fracturada. Pero en Cosquín ese tipo de coherencia no es tan importante. Los “chicos feos lindos” de Babasónicos movilizaron el VIP con su rock para promotoras y, con apuestas que huyeron de lo más obvio como “Flora y fauno” y “Once”, el nivel de lo cool se mantuvo bien arriba, no así el groove o la intensidad de los Kuryaki o Molotov. El número final les quedó a Las Pastillas del Abuelo, una presencia que generó polémica por la diferencia de su estilo post-rock barrial con el resto de las propuestas, y por tratarse además de una banda vapuleada por entendidos, aunque la consagración que les permitió cerrar el multitudinario festival se dio exclusivamente gracias a su convocatoria fiel. Su set fue celebrado por la mayoría de los presentes y se trató del único grupo medianamente nuevo al que le fue asignado un lugar protagónico en la grilla de esta edición.
La tercera y última jornada del Cosquín Rock invitó también a los balances. La organización declaró que más de 100 mil personas acudieron al predio ubicado en Santa María de Punilla durante los tres días y que el éxito de la vuelta al mundo hace pensar en la posibilidad de una montaña rusa para el año próximo. “Fue un año en el que había mermado la concurrencia a festivales, pero el Cosquín tuvo record de asistencia. Es muy curioso”, se sorprendió Palazzo.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.