MUSICA › ENTREVISTA A LA CANTAUTORA URUGUAYA MAIA CASTRO
En su tercer CD incursiona por primera vez en la composición. Castro se escapa de los clichés y prefiere recostarse en la fusión de géneros –tango y en menor medida murga y rock—, pero sin impostaciones ni prejuicios.
Del tango, la murga y el rock, Maia Castro buscó hacer una síntesis que fuera el justo medio del que resultan sus discos. A horas de subirse al escenario de Salta y Resto (Salta 755), donde mañana, a las 21.30, presentará su tercer y último disco, De saltos y otros vientos, la joven cantautora uruguaya se resiste a “encasillar su música”. Es que se propuso escaparles a las etiquetas de los géneros con un estilo forjado al ritmo del 2x4 que esquiva los clichés estéticos y sonoros: “Las etiquetas me chocan. El mío es un tango vinculado con el presente, con la edad que tengo, con la generación a la que pertenezco. Mi actitud arriba del escenario no es la de una tanguera clásica”, sostiene, campera de símil cuero negro en mano.
Con una imagen más cercana a la estética vinílica del rock que a la de una Tita Merello o Libertad Lamarque posmoderna, Castro incursiona en la composición a través de la fusión de géneros enraizados en lo profundo de la esencia musical rioplatense: “Hago canciones que están vinculadas con el tango, la zamba, la milonga. Este último disco no suena como uno tradicional de tango o folclore, sino que mixtura todo eso que está en mi formación y en el lugar del que vengo. Fue una apuesta a buscar un sonido que fuera auténtico y crudo”, sintetiza la cantante charrúa.
En su primer acercamiento a la composición –sus discos anteriores incluyeron varios clásicos del género y hasta una versión tanguera de “Al vacío” (de sus compatriotas de No Te Va Gustar) y otra del hit ricotero “La bestia pop”–reconoce que la tarea más ardua fue poner a punto los temas propios, luego de haber grabado canciones de autores “tan pesados” como Astor Piazzolla, Homero Expósito y Atilio Stampone: “Con la composición estás más expuesta. Fue un flash escuchar mis canciones en los ensayos. En mis temas hablo de vivencias personales o cosas ligadas a mis sentimientos, lo que pasa a mi alrededor. Estoy hablando de mí todo el tiempo, por más que a la hora de interpretar construya un personaje”.
Su tango toma cuerpo “reflejando las vivencias” de este siglo, porque “vivimos en 2013, no en 1940”, argumenta. Desde que decidió lanzarse como solista, la uruguaya entendió que ése era el único repertorio al que le interesaba ponerle voz: “Siempre fue la música con la que más me sentí identificada al cantar. Armé una lista de canciones y me di cuenta de que el 80 por ciento de las que elegí eran tangos”.
Recuerda que el gusto por el género se gestó, cuando niña, en la casa de los abuelos en su Montevideo natal, ubicada en una cuadra poblada por guitarristas tangueros. Otro dato biográfico un tanto menos compatible con lo que canta: a los 15 años se subió a los tablados con la Antimurga BCG, de la que su padre fue uno de los fundadores en 1983, cuando Uruguay todavía sufría la dictadura militar. También salió de gira con otra reconocida murga del país vecino, La Mojigata, entre 2008 y 2009. En el medio, compartió escenarios con músicos como Federico Lima, Ana Prada, Laura Canoura y Mónica Navarro, y hasta se convirtió en vocalista de Malena Morgan, banda que integró el (lamentablemente) ignoto Gustavo “El príncipe” Pena.
–¿Hubo un desembarco de cantautores uruguayos en Buenos Aires?
–Hay una pisada fuerte de artistas uruguayos en Argentina en general, más allá de Buenos aires. No tengo idea de cuál es la explicación para ese fenómeno. Uruguay es un país muy chiquito en el que hay un montón de músicos increíbles. El mercado nos empieza a quedar chico. Somos tres millones y medio de habitantes y tenemos que empezar a movernos y a llevar nuestra música a otros lugares. Acá somos muy bien recibidos.
–¿Existen paralelismos entre los músicos de una y otra orilla?
–Sí, pero también hay una identidad bien marcada. Cuando escuchás a un uruguayo, te das cuenta de que es un uruguayo. Si bien hay una raíz común, también tenemos ciertas cosas que nos diferencian a nivel artístico. Los uruguayos tenemos la cultura afro muy presente en nuestra música con el candombe, lo tenemos muy arraigado en la murga. Es una mezcla que está presente en todos nosotros. Acá todo eso se está tratando de rescatar. Eso nos diferencia de la música argentina, donde lo folclórico pasa por otro lado, que nosotros no tenemos. Hay diferencias y similitudes.
–¿Por ejemplo?
–Acá se mirá más al interior del país de lo que miramos nosotros. Ustedes rescataron sus ritmos y su lado folclórico. Miraron más al interior y el interior vino a la ciudad. Eso en Uruguay no pasa tanto, es complicado. Estamos muy centrados en Montevideo, todo pasa en la ciudad y miramos poco hacia afuera, aunque se está empezando a rescatar eso, que también forma parte de nuestra identidad. En el interior también hay mucha música, es riquísimo todo lo que pasa. Tenemos fronteras con Brasil y Argentina que ni siquiera son geográficas, porque las músicas se cruzan. Ahí no hay uruguayos, argentinos ni brasileños. Se da una fusión y una mezcla de la que no tenemos ni idea. Recién ahora se está empezando a escuchar un poco más.
–Entonces, ¿qué define la nueva escena musical charrúa?
–El nivel y la calidad de los músicos uruguayos son altísimos, me sorprende mucho. Hay muchos increíbles. Montevideo es una ciudad muy musical. El candombe está presente por todos lados. Eso nos forma desde el principio como lo que somos. Hay toda una camada de nuevos compositores que tenemos como referentes fuertes a músicos como Fernando Cabrera y Alfredo Zitarrosa. Se está dando un lugar a artistas que rescatan todo eso, pero también innovan.
–¿De qué manera?
–Los compositores nuevos no se quedan anclados en el pasado. Lo que está bueno es que somos muy distintos. Tenemos una raíz común, pero, a la vez, propuestas distintas. La mía es muy diferente a la de otros. Ahí está la riqueza, en la diversidad de cosas que se pueden hacer a partir de una raíz común. Vamos por caminos distintos, aunque en casi todas las bandas de rock esté presente la murga, una marca identitaria muy fuerte que llevamos.
Informe: Daniela Rovina.
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