MUSICA › EN SU PRIMERA VISITA A BUENOS AIRES, TELEVISION DEJó CON GANAS DE MáS CLáSICOS
El cuarteto neoyorquino apenas tocó tres temas de su icónico álbum Marquee Moon, pero presentó cuatro inéditos y cerró con un cover. Hubo momentos en que la conexión con el público se convirtió en algo trascendente y espiritual, guiado por la guitarra de Tom Verlaine.
› Por Roque Casciero
Fue en el tiempo muerto entre “Prove It”, que abrió el concierto, y “1880 or So”. “Por dios, esa viola”, gritó alguien y sintetizó lo que ya casi dos mil personas paladeaban: la guitarra de Tom Verlaine iba a llevar a cada uno por un viaje insólito, repleto de aventuras, y sin prestarle atención a mapas ni a GPS. En el estilo único del cerebro de Television se genera la magia del sonido de la banda, que ya no tiene a Richard Lloyd para ofrecer esos contrapuntos que convirtieron a Marquee Moon en uno de los discos clave de la historia del rock, pero que encuentra en Jimmy Rip un reemplazo adecuado. Pero si bien el “argentino por opción” (vive aquí hace años) es un guitarrista notable, lo de Verlaine es otra cosa: sus dedos no siguen las trayectorias seguras que elegiría la mayoría de sus colegas, de ahí que sus solos y sus líneas melódicas y rítmicas sean tan personales. Según le contó a este diario, el haber tocado antes el saxo y el piano lo guió por otros rumbos. Y eso se notó más todavía que en los discos al ver, por fin, a Television en vivo.
El cuarteto neoyorquino, que fue el primero de la camada new wave/punk en tocar en el legendario CBGB, conserva la base solidísima que grabó sus tres discos: Marquee Moon (1977), Adventure (1978) y Television (1992). Entre el imperturbable bajista Fred Smith y el versátil baterista Billy Ficca también hay un entendimiento de años, que les permite atar a la Tierra a dos tipos que bien podrían perderse entre las nubes en cada gemido o melodía que les extraen a sus guitarras. Rip toca las partes de Lloyd a la perfección, agrega solos en los que el virtuosismo no llega a opacar la potencia, y le da todo el aire que Verlaine precisa para establecer su juego antes de terminar de mostrar las cartas. Su voz ya no es la de antes, eso sí. ¿O será solamente que el sonidista estaba empeñado en que nadie la escuchara? El martes había que imaginar las letras, lo cual no era demasiado problema si las canciones eran clásicas, pero que tiraba para abajo cuando Television mostraba material de su futuro (y siempre postergado) disco.
Un tercio de la lista de temas correspondió a novedades, algunas bien interesantes (“Persia”, “The Drag”, “The Sea”) y otra bien intrascendente (“Choppy Chunga”, que Rip le hizo cantar al público). Si se tiene en cuenta que apenas sonaron tres de Marquee Moon y un par de Adventure, se entiende por qué al final todo el mundo se quedó exigiendo más, pese a que el gesto de Verlaina apagando los amplificadores había sido suficientemente contundente. Tocar tres de los temas nuevos pegados tampoco parece haber sido la decisión más acertada para mantener al público electrificado. El clásico “Venus” sí lo logró y Verlaine no pudo disimular la sorpresa cuando la gente cantó la línea melódica como si se tratara de un estribillo. Eso volvió a suceder en el cierre con “Marquee Moon”, pero allí se produjo algo todavía más intenso y trascendente: la comunicación entre quienes estaban arriba y debajo del escenario se elevó a una dimensión diferente, que alimentó una versión sencillamente descomunal de esa canción icónica. Difícil intentar una aproximación a ese momento sin usar la palabra “espiritual”, por más cursi que pueda sonar, pero el recurso se queda cortísimo.
El bis de rigor fue una versión de “Psychotic Reaction”, de los garajeros Count Five (se recomienda buscarlos en el compilado Nuggets), lo que le agregó un poco de adrenalina al show, pero que dejó todavía más con las ganas a quienes esperaban clásicos como “Friction”, “See No Evil” o “Elevation”. Verlaine no es de los que acostumbran hacer demasiadas concesiones, pero ese contacto esencial en “Marquee Moon” había alimentado esperanzas entre el público. El final fue con algo de decepción, entonces, aunque el repaso de toda la velada haya dejado buenas sensaciones. No podía ser de otro modo con esa viola. Por Dios, esa viola...
7-TELEVISION
Músicos: Tom Verlaine (voz y guitarra), Jimmy Rip (guitarra), Fred Smith (bajo) y Billy Ficca (batería).
Lugar: Teatro Vorterix, martes 23 de abril.
Duración: 90 minutos.
Público: 1800 personas.
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