MUSICA › DOBLE PROGRAMA DE SERGEI RACHMANINOV EN EL TEATRO COLóN
Ira Levin dirigirá musicalmente las óperas breves Aleko y Francesca Da Rimini y destaca la importancia del compositor ruso. “No sólo los revolucionarios tienen interés”, destaca.
› Por Diego Fischerman
Algunos aseguran que es un compositor sobreestimado. Otros piensan que se lo subestima. Melodista extraordinario y romántico a ultranza, su estética, capaz de seducir al mundo del espectáculo y de ser imitada hasta el hartazgo por los músicos de cine de las décadas de 1940 y 1950, pareció estar a destiempo en un siglo caracterizado no sólo por las revoluciones sino por encontrarlas a ellas como única fuente de valor. Y Sergei Rachmaninov, claro, no fue un revolucionario sino, apenas, uno de los autores más originales –y más amados, aunque la intelligentsia sostenga que por los motivos incorrectos– de la primera mitad del siglo XX.
“Si uno mira la historia de la música, no sólo los revolucionarios tienen interés. Bach, en muchos sentidos, no lo fue. Y es posible que Mozart fuera menos revolucionario que, por ejemplo, Haydn. Y nadie les restaría valor por ello”, dice Ira Levin, quien dirigirá musicalmente, a partir de hoy, el doble programa dedicado por el Teatro Colón a este compositor. Con funciones también el viernes 17, domingo 19 y martes 21 (siempre a las 21, salvo la del domingo, que será a las 17), Aleko y Francesca Da Rimini, dos óperas breves compuestas respectivamente en 1892 y 1906, contarán con dirección escénica del rumano Silviu Purcarete, diseño de escenografía y vestuario de Helmut Stürmer, coreografía de Karel Vanek, dramaturgia de Rares Zaharia y diseño de iluminación de Jerry Skelton. Levin, que en el Colón dirigió el año pasado Edipo de Georges Enescu y, en 2011, Lohengrin de Richard Wagner, afirma que “hay músicos con un increíble don para la melodía. Schubert, Dvorak, Tchaikovsky, Rachmaninov. Los círculos intelectuales despreciaron este don, en aras de la armonía o la estructura, pero componer una ópera como Aleko, con la que Rachmaninov se graduó en el Conservatorio, pone de manifiesto un talento en absoluto menor.”
Esta ópera, cuyo libreto, de Vladimir Nemirovich-Danchenko, basado en el poema Los Gitanos de Alexander Pushkin, narra las vicisitudes del joven Aleko, quien harto de su vida burguesa se une a una familia de gitanos vagabundos y se enamora de Zemfira, contará en su elenco con el veterano Sergei Leiferkus, que ya había cantado en el Colón en 1994, haciendo el papel del torero en Carmen de Bizet. Leonid Zhakhozhaev, quien tendrá a su cargo el papel del Joven Gitano, tuvo recordadas actuaciones locales, ambas en títulos de Wagner (aunque uno de ellos salvajemente mutilado). Fue el Tristán del Tristan und Isolde del Argentino de La Plata, en 2011, y, el año pasado, un excelente Siegfried en el fallido Colon-Ring. El rol de Zemfira estará en manos de Irina Oknina quien, además, será la protagonista de Francesca Da Rimini. El elenco de Aleko se completa con Maxim Kuzmin-Karavaev como Un anciano y Guadalupe Barrientos como Mujer gitana. El libreto de Francesca Da Rimini es de Modest Thaikovsky, basado en el Canto V del Inferno de la Commedia de Dante Alighieri, y el elenco incluirá, además de Oknina en el papel de Francesca Malatesta, a Hugh Smith como Paolo Malatesta y Leiferkus em el de Lanceotto Malatesta. Zakhozhaev será aquí Dante Alighieri y KuzminKaravaev será el Espíritu de Virgilio.
“Estas óperas permiten ver una cara de Rachmaninov que no es la más popular, pero que es verdaderamente asombrosa”, asegura Levin. “Ambas están magníficamente orquestadas. Pero Francesca Da Rimini, que es tal vez la menos conocida, es absolutamente cromática. Tiene un lenguaje dramático musical que, visto en relación con su época, 1906, es además de una gran modernidad. Aleko es más convencional pero, también, si se la juzga en relación con los estilos operísticos de finales del siglo XIX, es sumamente interesante.” Esta primera ópera escrita por Rachmaninov es, en muchos aspectos, mucho más homogénea y equilibrada estructuralmente que Francesca..., cuya composición se vio alterada por varias cuestiones: su escritura fue primera interrumpida y luego, el proyecto inicial trocó en el de la creación de una ópera más corta, para acompañar el estreno de El caballero avaro, que estaba concebida en un solo acto. Pero, además, el famoso cantante Fedior Chaliapin se quejó del poco peso que tenía su personaje y llevó a que, a último momento, se agregara más música para contentarlo.
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