MUSICA › RAúL CARNOTA MUESTRA SUS “VERSIONES” EN EL CAFF
El músico interpretará exclusivamente temas de otros autores, acompañado por amigos. Mañana estarán, entre otros, Rodolfo García, Emilio del Guercio, Lilián Saba y Silvina Orozco.
› Por Cristian Vitale
La dice como una inocente y poco imaginativa “idea de producción”. Se refiere a “Versiones”, el título del ciclo que dará de acá al último jueves de mayo en el CAFF, el albergue musical de Sánchez de Bustamante al 700 en el que, dice Raúl Carnota, juega de local hace años. “No sé, se me ocurrió llamarlo así para darle una vuelta a una costumbre: la de hacer temas de otros, como lo hago desde el principio de mi carrera, por puro gusto, porque si hay algo que tengo claro es que no soy un ‘cantautor’... yo sólo compongo y canto”, arranca el porteño más amado por la patria folklórica, como una manera más o menos presentable de presentar lo que presentará: exclusivamente temas de otros autores, acompañado por amigos. Mañana, por caso, junto a la base del viejo y querido Almendra (Rodolfo García & Emilio del Guercio), más Lilián Saba y la cantante Silvina Orozco, pareja suya, además.
“Cuando organizo estos ciclos con invitados, creo que los uso como pretexto para encontrarme con los amigos en el escenario, hacer música y disfrutar”, despeja él, simple, contundente y sintético, casi o tanto como el sonido de su guitarra. “Versiones” es, pasado a figura, un fogón (acústico e íntimo, claro) con luces, escenario, vino y gente trocando algo de money por canciones, en el que el dúctil Carnota rinde homenaje a sus faros y referencias, sin tocar una nota de piezas propias. Nada de “La casi trunca”, “Pecado de juventud”, “Artesano del silencio” o “La asimétrica”, y mucho de quienes le iluminaron la senda, y no sólo desde el folklore. “Es un material sumamente ecléctico el que reviso: puede haber una zamba y una chacarera junto a un blues, una canción o un tema de bossa nova... todo sin preconceptos”, informa Carnota a Página/12 y pasa a los ejemplos: “Corazón vagabundo”, de Caetano Veloso; “Mensaje”, de Cátulo Castillo; “Aurtxo a Seaskan” (El niño en la cuna), de Gabriel de Olaizola y el blues de Moris, entre ellos. “Nunca me pareció digno especular con las consecuencias que puede acarrear una versión jugada, prefiero hacer lo que me parece. Aparte, es una forma de no limitarme, de dar rienda suelta a la imaginación, a la creación. Un naranjazo de vez en cuando, estimula y sienta bien, como la ginebra... la regla es divertirse y tirarse a la pileta”, explica.
–¿Y qué pasa a la inversa, cuándo alguien toma una composición de usted y la versiona, algo que hicieron desde Mercedes Sosa hasta Liliana Herrero, pasando por Ariel Ramírez, Jaime Torres y Suna Rocha?
–Primero y principal, es una gran satisfacción que elijan un tema mío para tocar, y en cuanto a lo que prefiero, bueno, prefiero que hagan con el tema todo lo que a mí no se me ocurre, igual pero al revés (risas).
A las versiones nombradas, Carnota suma varias más y explica sus porqués afectivos y estéticos. De “La Carbonera”, chacarera de los hermanos Díaz, recuerda que la tocaba en los ’70 con Adolfo Abalos, uno de sus maestros, y que esta vez la hará junto a Lilián Saba y un bombo, “como en aquellos años”. De “Creciente de nueve lunas” –mágica pieza de Chacho Muller que recreará con Silvina Orozco– resalta su temática: la tremenda fortaleza de las mujeres isleñas. De “El salitral” (de Carlos Marrodán) que visitará junto a Rodolfo García, rescata la letra, “basada en la profundidad de las vidalas santiagueñas”, y a “Chacarera de un triste”, tema que registró en 1983 junto a Eduardo Spinassi y Rodolfo Sánchez, la señala como cierre del concierto. “Solo con mi guitarra, imaginando que mis compañeros están ahí conmigo, jugando a hacer música”, figura. El músico también paseará por “Tema de Pototo”, con Del Guercio y García. “Será como volver a la primera juventud, aquélla de Plaza Francia, en fin. Impresionante el gusto que me doy”, sentencia.
–En su discografía solista hay una época muy prolífica, que es la década del ochenta, en la que publicó seis discos; otra, la del noventa, en la que bajó la producción, pero no tanto, y una última –de principios de siglo hasta hoy– en la que ha publicado pocos discos. ¿Tiene que ver con alguna razón puntual o se está dedicando a vivir más y “trabajar” menos?
(Risas) –Creo que tiene que ver con que, conforme pasan los años, crece el nivel de exigencia, por tanto es más difícil pasar el “autoexamen”. Pienso que dedicarse a vivir y compartir con los amigos también es un buen plan... no hay nada que demostrarle a nadie, solo a uno.
–¿Pero tiene planeado algún disco?
–Sí. No tiene título ni fecha de salida, por el momento, sólo digo que contendrá temas exclusivamente urbanos.
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