MUSICA › ADRIAN GOIZUETA PRESENTA SOY, DE SAN TELMO A SAN JOSE EN EL TEATRO DEL VIEJO MERCADO
El cantautor porteño se radicó en Costa Rica en los ’70 y allí desarrolló una notable carrera. “Soy de aquí y soy de allá”, explica él. Esta noche mostrará su disco número 22, en el que cohabitan folklore fusión, jazz, trova, canción, salsa, tango y rock.
› Por Cristian Vitale
Adrián Goizueta nació en San Telmo, pero vive en San José de Costa Rica. Se fue hace treinta y cinco años por razones políticas (era militante del Peronismo de Base) y se quedó por razones artísticas. Primero armó el grupo Experimental, después fue parte de Abril en Managua, compuso para documentales, arregló para orquestas sinfónicas, dio clases de armonía y composición y se mezcló con gente del palo –Víctor Heredia, Silvio Rodríguez, Luis Enrique Mejía Godoy–, que suele aparecer en varios de los veintipico de discos que grabó hasta hoy. Veintidós, si se contempla el último (Soy, de San Telmo a San José, precisamente), que el cantautor presentará en gira nacional con principio en Buenos Aires, hoy a la medianoche en el Teatro del Viejo Mercado (Lavalle 3177). “Soy de aquí y soy de allá, hago el puente permanente en mi razón y corazón. Voy y vengo sin fronteras ni pasaporte, quizá porque crecí en este transitar inherente a tantos argentinos que tuvieron que salir obligadamente al final de los ’70. Pero en la esencia hay un ser latinoamericano real y tangible que sólo hace falta habitar”, afirma Goizueta sobre una identidad que, bajada a música, implica todo. O casi todo: folklore fusión, jazz, trova, canción, salsa, tango, rock. “Por eso soy éste, el que va de San Telmo a San José armando el equilibrio: componiendo y cantando en primera persona, retomando la palabra que opina y la música que propone, busca y experimenta desde el Caribe hasta el sur”, se pinta.
–Lo centroamericano y lo porteño, claro. ¿De qué manera se torna “tangible” ese equilibrio del que habla?
–La primera coincidencia curiosa y muy simpática es que Costa Rica es el único país donde se habla de “vos”, como acá. También tiene su propia pampa en la provincia de Guanacaste, folklórica, ganadera y agrícola, o su urbanidad en las ciudades, también despelotadas y diversas aunque mucho más pequeñas... A tal punto que compuse, para un disco anterior llamado Tangoizueta, un tango que se llama “Sanjochepe” nombre salido del propio lunfardo tico, pues “Chepe” se les dice a todos los José, y es una especie de paseo por la ciudad, con sus pros y sus contras, a ritmo de tango.
El equilibrio –o su búsqueda– se plasma también en parte gruesa de las trece piezas que pueblan Soy..., cuya particularidad (excepto “Libertango”, de Piazzolla; y “Canción de las simples cosas”, de Isella-Tejada Gómez), es que todas parten de su pluma, a dúo (“Compañera”, junto a un Luis Salinas que no es el guitarrista, y “Milonga mentiras”, con Eduardo Guerschberg) o sola, como la “Murga Dolarosa” o el tema que da nombre al disco. “Es una canción en primera persona, autográfica, sin el riguroso ‘bio’ cronológico y curriculesco (risas). Es una confesión en blanco y negro íntimamente pública, sin prejuicios y a calzón quitado, al desnudo. Canto lo que soy a dos extremos... porque así soy, un extremista de la vida. A propósito, éste es un aire de candombe de Balcarce, en el cuore de San Telmo, pero tampoco lo dice. Le da el primer nombre al álbum y en cierto modo lo define, porque esto no es una antología, ni un compilado, todo está aquí fresquito como el pan de cada mañana, las más nuevas, las inéditas y las históricas con nuevos aires.”
–“Compañera”, su “hit”, por ejemplo... ahora la firma también Salinas.
–Es mi canción más obligatoria, y está aquí porque merecía una nueva versión después de haber volado con nosotros y con tantos otros a través del tiempo y la distancia. Es una canción en pie de lucha que nos sigue relatando una historia conocida, de cárcel, de injusticia, de amor, de vida nueva y memorias imborrables. La hice hace mucho tiempo, como parte de los conciertos de exilio donde la voz de los presos era la voz de todos. Varias canciones de entonces me acompañan aún, pero ésta es la luz que sigue enterneciendo el camino. Al principio era la palabra anónima de uno de nuestros queridos presos, después supimos su nombre, el autor de estos versos era Luis Salinas, preso político de la dictadura argentina, entonces la firmamos juntos, y siguió caminando en las voces de tantos.
–¿Qué hay de “Murga Dolarosa”? El dólar es un tema candente y recurrente en la Argentina.
–Hay en ella una pregunta retórica como punto de partida: ¿por qué la gente de todo rincón de nuestra América evita llamar al dinero por su nombre? Ya la vieja denominación de “plata” es un sinónimo “evitónomo”, porque hay una necesidad de evitar su nombre, quizá por desconfianza, tal vez porque no merece nombre, o porque debimos aceptarlo con dudas y a la fuerza, conociendo su peligro y tiranía. Entonces de la sabiduría popular salió la guita, la lana, los verdes, los tucanes, los morlacos, el biyuyo y un millón de sobrenombres. Y la tiranía del dólar está implícita, con la complicidad del euro, por eso canto de todas las monedas que sucumbieron a manos de estos acaparadores financieasesinos. Y brilla aquí la murga uruguaya, ya rioplatense, que nos da la base para el despotrique a troche y moche.
–¿Por qué “Libertango”, entre tantas piezas de Piazzolla?
–“Verano porteño” y “Oblivion” ya han sido nuestras víctimas (risas). Pero hoy y aquí, está “Libertango”, libre e infinito tango, que es más de todos que el “Oíd Mortales”. Es un himno de encuentro, un grito colectivo.
–¿Qué es una canción comprometida hoy?
–Da como para escribir un ensayo intentando la respuesta (risas), sobre todo teniendo en cuenta que nos hemos pasado la vida en esta discusión. Por eso la hago corta y digo que una canción comprometida hoy es igual a las que cantamos en Abril en Managua, quizá con un poco más de esto y menos de aquello, pero la esencia es la misma, las banderas son las mismas: la búsqueda de identidad, el cantar opinando, el decir para transformar. Las canciones nacen de ese estado de conciencia y motivación y, sobre todo, de las puras ganas de hacerlo, porque el panfleto sigue existiendo y sigue no sirviendo para nada.
–¿Y una de amor?
–Para mí son exactamente lo mismo. Que no es lo mismo a pensar sobre esa “trova comercial” que apareció en varios países del continente y que arma tributos a los que tienen éxito para tener un público asegurado, mezclando a Silvio con Arjona, a todo español que suene en la radio con “Sólo le pido a Dios”, o a Sabina con Luis Miguel.
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