MUSICA › DOBLE PRESENTACION DE RAUL BARBOZA EN BUENOS AIRES
El exquisito acordeonista y compositor radicado en Francia actuará mañana en La Plata, en el marco del Fifba, y el lunes en el ND Teatro propondrá un concierto propio, en el que seguirá repasando clásicos y mostrará nuevas creaciones.
› Por Karina Micheletto
“El Morocho es el traductor de mis sentimientos”, sintetiza Raúl Barboza su forma de hacer música, su música misma. Se refiere a su acordeón, y es fácil imaginarlo mostrando su sonrisa benevolente al hablar de su instrumento como si lo hiciera de un amigo, de un hijo. Está en París, donde vive desde hace veinticinco años y desde donde próximamente viajará para dar dos conciertos locales: mañana será parte de la programación del Fifba, el gran festival que organiza la provincia de Buenos Aires en los bosques de La Plata, con una nutrida programación. Y el lunes, a las 21, en el ND Teatro (Paraguay 918) propondrá un concierto propio, en el que seguirá repasando clásicos y mostrará nuevas creaciones, junto a Nardo González en bajo y Roy Valenzuela en contrabajo.
Ambas serán oportunidades para disfrutar, en distintos contextos y propuestas, de la música de este acordeonista y compositor exquisito, capaz de transmitir los diferentes estados del alma y los diferentes paisajes, aun cuando hay un punto de partida identitario que suena fuertemente, el de sus raíces guaraníes. “Nunca dejaré de tocar esos temas que aprendí desde niño. Pero yo sigo componiendo, y en cada melodía cuento una historia”, sigue definiendo la música que hace el acordeonista en la charla con Página/12. “Siempre pensé que la música es el lenguaje del espíritu y que, en mi caso, cuando el acordeón comienza a enviar las primeras notas, las primeras melodías, ellas son la expresión de mis sentimientos... Los de ese momento, que no son iguales a los vividos el día anterior o los del día que vendrá”, advierte. Esos sentimientos se expresan en discos como Luz de amanecer, que el músico editó el año pasado, y se recrean en cada concierto, como dice él mismo, de forma diferente cada vez. “Siendo músico autodidacta, aprendí a tocar solo y me encanta improvisar, crear en el momento un inicio o un final diferente, inesperado tanto para mí como para mis compañeros. Así es como hacemos nuestra música con Nardo y Roy”, sostiene.
–¿Cómo sigue inspirándose para componer su música, qué lo motiva?
–La vida misma hizo de mi humilde persona un caminante, un observador. La vida misma me mostró el dolor de muchos pueblos que carecen de lo mínimo indispensable, de agua, de alimentos, de alegría. Y también me mostró la belleza de la creación, el color del plumaje de los pájaros y de su “música”, los diferentes paisajes de nuestro amado y maltratado planeta Tierra... de todo lo que Ella nos ofrece y del poco amor que le demostramos. En cada melodía intento describir lo que he visto, lo que he vivido, las alegría y las lágrimas.
–El domingo pasado Chango Spasiuk brindó un concierto memorable en el Teatro Colón. ¿Qué le interesa de búsquedas camarísticas o sinfónicas, entre otros cruces, para su música?
–El Chango Spasiuk es un artista con enorme sensibilidad y el concierto del Teatro Colón es uno de los muchos conciertos memorables de su carrera artística. En los últimos cuatro años he tocado con diferentes orquestas sinfónicas: la de Paraná, Santa Fe, Mendoza, Rosario, Corrientes... y es maravillosa la sensación que se experimenta. Pero no es menos agradable tocar con formaciones camarísticas o con formación de trío. No se puede hacer ninguna comparación, en cada caso hay una riqueza propia.
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