De los 42 años que cuenta su vida, una tercera parte, al menos, se la carga la murga. Tabaré Cardozo empezó a jugar bien temprano en los tablados. Debutó joven en Falta y Resto. Después sumó su voz a La Clarinada, Eterna Madrugada, Contrafarsa y Curtidores de Hongos, y cuando llegó el turno de Agarrate Catalina –la más popular del momento–, ya tenía media vida entregada a la causa. Allí llegó hasta director escénico y arreglador coral. Desde allí recorrió el Uruguay profundo, Argentina y España, entre otros lares. Y desde allí también partió, dejando su impronta a Yamandú y Martín –sus hermanos–, hacia un destino solista de notables consecuencias: murga & rock traducidos en cuatro discos, la mayoría simultáneos a la murga, que el cantautor mostrará hoy a las 20 en el Teatro Coliseo (Marcelo T. de Alvear 1125). “Estoy tratando de hacer conocer mi música de este lado del río”, introduce el Cardozo mayor, “pero de cualquier manera sigo muy estrechamente vinculado con Agarrate Catalina, ya que ahí tengo a mis hermanos y mis amigos, y en muchos shows participo como invitado”, indica él, pensando también en el concierto que la murga dará junto a León Gieco el sábado 16 de noviembre en el Luna Park. “Ya recorrimos bastante del interior del Uruguay con León. Fuimos a Salto, Paysandú, San Carlos, Mercedes, Nueva Helvecia y San José de Mayo y fue un éxito total... Gieco es muy querido e idolatrado en nuestro país y para nosotros fue algo soñado.”

–¿Por qué dejó la Catalina? Al menos en términos formales...

–Ahí va, porque en realidad no la dejé, sigo escribiendo y componiendo para la murga, además de participar como invitado. Lo que sí dejé es el rol de director escénico, porque eso implica un compromiso total de presencia permanente. En los últimos años, la Catalina tuvo un crecimiento exponencial de giras y toques. Durante seis años había podido compatibilizar los horarios y la agenda de mi banda y de la murga, pero llegó un punto en el que tuve que dar un paso al costado porque era inviable continuar a la cabeza de dos proyectos tan demandantes. Lo bueno es que la Catalina sin mí igual funciona. Lo malo es que mi banda sin mí, no...

–¿Qué está primero hoy para Tabaré, la murga o el rock?

–A ver... todos somos una resultante del tiempo en el que nos toca vivir. En el caso de los artistas, tenemos la suerte de dejar estampada esa resultante, esa sumatoria de vivencias, conceptos, ideas y cosmovisiones que investimos. El arte es un hecho coyuntural. El rock y la murga son los dos principales factores que tiene mi producto. Y ya es sabido que el orden de los factores, bueno...

El trayecto solista de Tabaré comenzó con el alba del siglo XXI. Su primer disco (Poética murguera) se editó en 2002, y Pobres poderosos –el segundo–, en 2005, luego de su experiencia como director escénico y arreglador coral de Curtidores de Hongos, y de sus roces primales con Agarrate Catalina, agrupación de la que resultó director cuando mediaba el siglo. Pero 2008 fue, tal vez, el año bisagra, cuando a caballo de su tercer disco (El murguero oriental), el Cardozo mayor sumó millas en el palo y convocó a laderos fundamentales como Canario Luna y Freddy, el zurdo, Bessio, que pusieron sus voces al servicio del predecesor de El zoológico en mi cabeza –el cuarto– y Malandra, próximo a editarse. “Este será un disco muy rockero. La paradoja es que el corte de difusión es una mezcla de cumbia villera con murga. Ya hace más de un año que empezamos con las maquetas y quedaron prontas hace dos meses... ya lo estamos grabando”, subraya.