MUSICA › INTOXICADOS, EN EL ESTADIO OBRAS
En la banda de Lugano, todo giró en torno de la ciclotimia de su cantante.
› Por Roque Casciero
“Remises El Pity” decía la bandera desplegada sobre el bombo de la batería de Abel Meyer. Una porción de ironía acerca del incidente que protagonizó Pity Alvarez, genio y figura intoxicada, hace un par de semanas en Concordia, Entre Ríos. Que te robaste un remís y le disparaste a la policía que te perseguía, que el dueño de la remisería me prestó el auto y el chofer no sabía: la historia fue a dar a la tapa de algunos diarios de tinta roja y se convirtió en la comidilla entre los rockeros argentinos durante unos días. La bandera no fue la única referencia con respecto al episodio confuso. Pero no conviene adelantarse, porque lo primero que hay que decir sobre el concierto en sí es que Pity y los suyos se plantaron sobre el escenario de Obras dispuestos a no tomar prisioneros: puro rock and roll de la estirpe Stones-Chuck Berry-AC/DC, con la única ayuda para el cuarteto de algún piano o una armónica, en un comienzo demoledor que puso al estadio a temperatura de ebullición. Varios temas de Viejas Locas (la banda que Pity desarmó cuando se jugó por otros caminos musicales), una acelerada versión de “Volver a casa”, apenas segundos entre un tema y el otro: quien hubiera visto los desmadrados shows que Intoxicados dio en el Luna hace poco podría haber pensado que se trataba de otro grupo.
Pero fue sólo un rato. Al octavo tema, los cuatro Intoxicados saludaron como si hubiese terminado el concierto y dejaron el escenario, en el que sólo se veían los equipos. Volvieron enseguida y el bajista Jorge Rossi dijo que hacía tiempo que querían armar un show bien crudo. Un poco más de ironía, porque de inmediato se corrió el telón de fondo y apareció una tarima en la que había cuatro caños, otra batería, percusión, corista, la guitarra jazzera de Valentino y los sintetizadores de Ezequiel Araujo, productor del tercer disco del cuarteto (Otro día en el planeta Tierra). Dos temas a puro funk, “Perra” y “Qué vas a hacer” pusieron a Obras a bailar. Y como Intoxicados “no es sólo rock and roll” (así se llama su segundo trabajo), después vino “Felicidad, depresión”, una canción que parece calcada del Dark side of the Moon de Pink Floyd y con una letra que abona a la teoría del yin-yang que Pity suele desparramar en las entrevistas: a veces estoy muy bien, entonces en otras tengo que estar muy mal. O, como dijo sobre el escenario de Obras: “De vez en cuando tenemos que robarnos un auto para demostrar lo buenos que somos”. ¿Eh?
A partir de ese momento, mientras su garganta empezaba a desangrarse y el show, a perder consistencia, Pity hizo un monólogo delirante (e hilarante) tras otro: “A mí no me gustan las papas fritas, para grasa estoy yo”; “Tenemos que irnos porque no sabemos temas de otros y los nuestros nos salen mal”; y así. Para tirarse al piso de risa, pero qué lejos que quedaba el próximo tema... Incluso el bloque de hits del final (“Reggae para Mirta”, “Fuego”, “Nunca quise” y “Una vela”) se vio fracturado. Cerró a toda marcha con “Un gran camping”, “Una piba como vos” y “Blitzkrieg Bop”, de los Ramones, a la que le cambió el célebre “Hey ho let’s go” por “Chau, chau, me voy”. Detrás de la banda se veía una ininteligible representación con putas y cartoneros. Así están las cosas en el planeta Intoxicados, donde Pity es amo y señor del escenario y parece ser el que maneja todo. Hasta los remises.
7-INTOXICADOS
en Obras
Músicos: Pity Alvarez (voz y guitarra), Felipe Barroso (guitarra), Jorge Rossi (bajo) y Abel Meyer (batería).
Lugar: Estadio Obras, sábado 8 de julio (también el viernes y el domingo)
Duración: 2 horas 20 minutos
Público: 4 mil personas (12 mil entre las tres fechas).
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