Dos potencias se saludan. Una es tucumana, hecha a base de neutrones folk, prestigio académico, tacto popular, y juntadas con Mercedes Sosa, Juan Falú y Raúl Carnota, por nombrar algunos. La otra es porteña, curtida en los secretos de la música ciudadana y el tango. Una canta y toca la guitarra, otra toca el piano. Pero las dos componen, arreglan, aman el jazz y son un faro de referencia para los buscadores de la nueva música popular argentina, campera, urbana o “mixta”. Juan Quintero y Diego Schissi, en verdad, son dos potencias que se vuelven a saludar, después de las doce veces que lo hicieron desde que se les dio por fusionar intenciones: por cruzar Aca Seca, el trío que Quintero comparte con Mariano Cantero (percusión) y Andrés Beeuwsaert (teclados) hace catorce años, con el Quinteto Schissi, que completan Guillermo Rubino en violín, Santiago Segret en bandoneón, Ismael Grossman en guitarra y Juan Pablo Navarro en contrabajo. “Detalle medio boludo, ¿no?, pero recuerdo que al principio en las agendas marcaba Schissi + Aca, hasta que, en un punto, se naturalizó poner octeto. Es un detalle trivial, pero pesa, porque ya no estamos pensando en la fusión de los dos grupos por separado sino en un solo grupo”, enmarca Quintero sobre tal amalgama de capos que lleva dos años de recitales y la reciente grabación del disco debut (en vivo), que editarán a comienzos de 2014.

“Adhiero. Mi impresión es que se armó otra cosa, que no es ni lo que hace Aca Seca, ni lo que hace Schissi... obvio que el repertorio es el de cada grupo, pero hay versiones nuevas, tratamientos distintos y una convivencia que da confianza. Se armó algo distinto, un grupo de ocho, un G8, digamos”, ratifica el pianista ante la inminencia de la salida de este intrépido disco de 16 piezas que, entre ellas, recrea “Plegaria”, una de las que grabó Schissi en Tipos y tipas, su disco más reciente, pero reescrita por Quintero para cuarteto vocal y quinteto de cuerdas; “Floja memoria”, otro “hit” del Quinteto Schissi; temas de Quintero, como “Hermanos”; y versiones de “La tristeza”, de Eduardo Mateo; “El huayno del diablo”, de otro amigo de la casa, Jorge Fandermole; y “Comadre Dora”, de Rubén Cruz y Néstor Soria. “Me parece que, más allá de afinidades estéticas que sin duda hay entre nosotros, es una cuestión de mirada hacia la música, maneras de querer hacer la música, ¿no?, enfoques que tienen que ver con determinado manejo de los materiales musicales, determinada sensibilidad artística... porque en general es una locura que un grupo dedicado al folklore y otro dedicado al tango hagan algo juntos. Todos nos preguntaban, ¿qué van a hacer?”

–Esta no será la excepción, entonces...

Diego Schissi: –Bueno, creo que hay un fondo común artístico que nos une y que nos hizo embarcar en esto. Me da la impresión de que es algo que puede durar toda la vida, porque funciona de una manera real. Para mí es un pequeño milagro argentino, un milagro de convivencia humana y musical.

Juan Quintero: –Hay una dinámica de grupo que pasa cuando estamos los ocho juntos, una funcionalidad en la tocada o en el oído, una cuestión de energías en juego muy azarosa, sí.

–¿Se puede hablar técnicamente de octeto, entonces?

D. S.: –Cuesta, pero sí. Ya desde el primer concierto tocamos los ocho juntos, todo el tiempo. Suena raro, pero no pensé que iba a durar tanto... por las agendas, o las susceptibilidades, pero se armó algo tan entrañable, incluso más allá de lo musical, que cada vez que tocamos, nos cagamos de risa. La verdad es que a veces nos importa más lo que pasa alrededor del concierto, que el concierto mismo. Pasa algo que excede lo musical, digo.

–¿Cómo confluyen las estéticas, a trasluz de lo que en y por principio implican Aca Seca y el Quinteto Schissi?

D. S.: –Tomamos ciertos riesgos porque armamos cuatro o cinco temas que no veníamos tocando. Nosotros estamos más bien vinculados con la música instrumental, más asociada al tango, pero tenemos nuestra pata cancionera, ¿no?, temas que cantan Juan o Mora Martínez. Y por otro lado, las canciones que hacemos nosotros tienen mucho que ver con la influencia de las canciones que hace Aca Seca... hay una cosa de admiración metida ahí, una afinidad, un parecido, y eso explica por qué este disco se centró en ese lugar común.

J. Q.: –El lugar común son las canciones, sí. En la parte instrumental del quinteto hay una información que, si la manoseás mucho, la destruís, y entonces en esas cosas primeras que estaban no hemos tocado mucho, pero en el campo de las canciones es donde el laburo de octeto es más fluido.

–Aunque cada uno en su palo, otra coincidencia, visto desde afuera, es que ambos son jóvenes y referentes de los jóvenes que hacen tango, en el caso de Schissi, o folklore, en el caso de Quintero. ¿Se sienten cómodos en ese rol?

J. Q.: –En mi caso entiendo que sí, que es así, pero no tomo medidas de nada, dejo que pase.

D. S.: –De algún modo siento lo mismo, ¡no te vas a andar desconcentrando por eso! Porque si te preocupás mucho, me parece que vas a terminar haciendo boludeces. En todo caso, el mejor mensaje para dar a la gente que está atenta a lo que vos hacés es seguir haciendo. Tomar esa parte de la responsabilidad, pero sin andar pavoneándote.