Lorena Astudillo, Bruja Salguero, Mónica Abraham y María de los Angeles Ledesma son cuatro de las mejores cantantes que tiene la música popular argentina hoy. Cada una, con su carrera solista, ha sabido trazar un recorrido propio a fuerza de talento y convicción, no exento de riesgo. Un riesgo que tiene que ver con elegir cantar canciones bellas, aquellas de los grandes autores de siempre y también de los buenos nuevos poetas y compositores –entre los que está la misma Astudillo–. No es la primera vez que lo hacen, pero sí será una ocasión especial: Astudillo, Salguero, Abraham y Ledesma reunirán sus voces en el espectáculo Cancioneras, mañana a partir de las 21 en el ND/Teatro, celebrando el Día Internacional de la Mujer. Dos artistas –en este caso, hombres– completarán como invitados una noche que promete un encuentro de los buenos: Jairo y Peteco Carabajal.

No se trata, de todos modos, de un espectáculo excluyentemente femenino: el pianista Pablo Fraguela está a cargo de la dirección musical, y las acompañan también Marcos Di Paolo en guitarra, Matías Furió en percusión y Lucas Homer en bajo. “Igual, ¡pobre Fraguela y los hombres que nos acompañan en los ensayos, escuchando si conviene el tono sobre tono o la tintura!”, arrancan ellas divertidas. Queda claro que en la juntada, más allá de la elección artística, sobrevuela un espíritu femenino –un modo de ser y de hacer– que estará muy presente en el escenario. “Esta cosa de la mujer, del compartir, la charla, la picardía, es inevitable”, marca Salguero. “Es algo que tiene que ver con la comadre, con la cosa de pueblo: pasarse fórmulas, consejitos, secretos”, completa Ledesma. “Lejos de esa fantasía popular de que todos los artistas compiten, y que cuando se juntan mujeres, se supone que nos estamos arañando, para mí este encuentro es reparador”, asegura Astudillo. “Yo entro a los ensayos con el estado de la vida: los problemas, los apuros, el mal humor. Y salgo con una sensación de haber estado en algo que me repara. Es muy, muy placentero.”

Con este marco, la propuesta sumará ritmos y poéticas de Argentina y de Latinoamérica toda, en un espectáculo integral en el que habrá tiempo para escuchar a estas cantantes solas, a dúo y en cuarteto. Víctor Jara, Néstor Soria, Rubén Navarro y Raúl Carnota serán algunos de los autores que irán siendo visitados. “Y este 8 de marzo, que tiene tanto que ver con la lucha social y cultural de las mujeres, estarán presentes Chabuca, Violeta, Alicia Crest, entre otras grandes del cancionero latinoamericano. No pueden estar ausentes, porque nosotras llevamos siempre esa bandera, pero más especialmente en este día”, marca Ledesma. “La intención de Cancioneras es unificar en un espectáculo a la patria grande, porque la música es nuestro lenguaje. Habrá obras muy populares y otras menos conocidas; lo que las une a todas es el corazón puesto en ese gran país que es el de la patria grande”, sintetiza Mónica Abraham.

–¿Y cómo fue apareciendo ese repertorio?

Bruja Salguero: –Cantamos lo que sentimos que nos identifica, y ahí inevitablemente está nuestro origen. En la Rioja está la caja, está la vidala chayera, están los grandes maestros como Ramón Navarro y también los jóvenes, como Ramiro González, que está haciendo cosas hermosas, con una poesía muy fuerte, que cuenta lo que está pasando, pero que tiene mucho vuelo. Son chicos que han leído, investigado, que han tomado a Ramón Navarro o a Atahualpa como padres, y que terminan haciendo una música que es de raíz, pero que suena muy actual. Yo creo que es muy sabio lo que dice Ramón Navarro: todos somos un eslabón de una gran cadena que se va formando. Eso trato de ser yo, humildemente.

Mónica Abraham: –En las intervenciones solistas queremos que aparezca quiénes somos: la Brujita con un repertorio popular de La Rioja; yo cantaré un tango y una tonada, representando las dos provincias que me contuvieron musicalmente, Mendoza y Buenos Aires; la Chiqui aborda el repertorio de Ariel Ramírez y la Lore, bueno, ahí vamos a dejar la sorpresa, ¡algo de sorpresa tiene que haber! (risas). Pero no es que cada una hace su bloque y se va, queremos hacer lucir el trabajo conjunto, los dúos, los cuartetos.

Chiqui Ledesma: –Hasta físicamente es así: todas estamos en escena, aun cuando no cantemos. Eso surgió naturalmente, porque esa es la energía de la juntada.

Lorena Astudillo: –El placer básico, y sin esto no funcionaba nada, es lo que sucede con nuestras voces cuando suenan juntas. Cuando se conectan las voces, hay una conexión tan profunda como cuando se conectan las almas. Es tan placentero, me genera tanta felicidad cantar con ellas, no sólo por la riqueza de los arreglos, sino por cómo nos empastamos, de manera tan natural. Lo más difícil en un grupo vocal es el unísono, pero en nuestro caso son como sonidos que se suman, como las mismas voces. De hecho, yo grababa en los ensayos y se lo hacía escuchar a mi marido: jamás reconocía quién era la que cantaba.

De mujeres y festivales

“Algunas nos atrevemos a subir con este repertorio a festivales, sea la hora que sea. Es importante que la mujer ocupe ese espacio. Sin duda alguna el folklore sigue siendo masculino, sigue siendo un lugar un poco hostil. No es el mejor trato el que recibimos en los festivales, o en algunas peñas, pero yo estoy convencida de que las mujeres tenemos que insistir con esos espacios”, dice de pronto enfáticamente la Bruja Salguero. La afirmación viene a cuento de su participación en el último Festival de Cosquín, sin dudas uno de los más discutidos de los últimos tiempos, con lamentables momentos como la censura que sufrieron Juan Falú y Liliana Herrero. Salguero terminó cantando a las seis y media de la mañana. “Muchos me dijeron: ¿Cómo cantás a esa hora?”, cuenta la riojana. “Y sí, yo canto aun a esa hora porque siento que tengo que ocupar ese lugar. Sobre todo con lo que hacemos nosotras, que es algo alternativo. Es mi granito de arena.”

–¿Pero cree que esta hostilidad de los festivales se da exclusivamente hacia las artistas mujeres?

B. S.: –No, claro, hay un manoseo y una falta de respeto generalizado, en el último Cosquín fue terrible. Pero cuando se trata de una mujer, hay una cuota extra que pagar. Yo he escuchado decir a los que organizan festivales: ¿Qué te quejás, si la mujer no vende? Y si llega a cierta edad, si tiene hijos, ¡peor! Es un lugar hostil, tremendo.

M. A. L.: –Creo que lo que hizo la Bruja es de gran valentía y dignidad, llevar su propuesta a pesar de todo. Admirable. También hay que saber que los ámbitos de los festivales no son los únicos donde podemos mostrar nuestra música. La discusión es muy profunda y tiene que ver no sólo con los festivales, sino con qué patria cultural estamos soñando y estamos poniendo en juego acá mismo, cuando proponemos, desde cualquier lugar donde nos paramos sobre un escenario, cantar. No creo que sea casual que La Bruja cante a las 6, o Juan Falú toque a las 4: son políticas culturales, aplicadas de esa manera. Por eso digo que hay que repensar desde otro lugar si es cierto que queremos generar otros espacios para una diversidad.

Juntas para estar juntas

Juntadas como la de Cancioneras, en principio, aparecen como algunos de estos otros espacios posibles y necesarios, no sólo para los artistas, también para el público que ha demostrado estar ávido de otras propuestas. “En este momento de mi vida yo necesito pares, y no sólo yo, creo que es un momento cultural que nos lleva a buscar pares. No es casual que seamos las mujeres las que estamos dando este paso”, advierte Astudillo. “Tenemos una conexión con la vida muy particular, podemos generar cosas muy creativas, yo valoro mucho lo femenino en la generación de propuestas artísticas. La verdad, es un buen momento para hacer Cancioneras.” Salguero se suma: “Sinceramente siento que eso se refleja en este espectáculo que es integral, donde la canción es la protagonista. No estamos sumando un cachito de lo que hace cada una. Acá nos juntamos para estar juntas”.