Dom 09.03.2014
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MUSICA › ENTREVISTA A JAQUES MORELENBAUM, ANTES DE UNA NUEVA PRESENTACION EN LA ARGENTINA

“La música es, ante todo, conversación”

El notable violoncellista se presentará el próximo martes en el Teatro SHA, en una atractiva interacción con el Chango Spasiuk: “En un mundo donde los malentendidos se multiplican, resulta interesante disfrutar de la interacción de culturas distintas”.

Riguroso, desde algún lugar de Jakarta, Jaques Morelenbaum asegura que cuando, horas después de esta nota con Página/12, se concrete la presentación junto a su mujer y cantante Paula en el Festival de Jazz de Java (Indonesia) estará llegando a su concierto número 2260. “Mucho, ¿no?”, se ríe este músico total brasileño que lleva en sus espaldas no sólo tal cantidad de shows, esparcidos entre los más diversos lares del globo, sino también otro numerazo (693) que indica la cantidad de discos en los que grabó en calidad de productor, arreglador, invitado o “protagónico”. Si a esta estadística –que en frío puede decir poco, mucho o nada– se la ensambla con que buena parte de tales números conectan su violoncello, su guía directriz o su pluma a Tom Jobim, Caetano Veloso, Gal Costa, David Byrne, Pedro Almodóvar o Sting, entonces da –sin dudas– la segunda opción. Y da, de paso, que el Chango Spasiuk pueda descansar tranquilo todas las noches que faltan para “la” noche. Para el concierto, en concreto, que ambos ofrecerán este martes 11 a las 21 en el Teatro SHA (Sarmiento 2255).

“La verdad es que en un mundo donde los malentendidos se multiplican, resulta muy interesante y emblemático que el público pueda disfrutar de la interacción de dos culturas distintas, dando lugar a una tercera más rica y armoniosa: la música es, ante todo, charla y conversación”, sostiene el multimúsico en una primera aproximación a la juntada, la primera que se da entre ellos.

–¿En qué sentido se siente “emparentado” con Spasiuk, sopesando las diferencias estéticas –naturales, claro–, que existen entre ambos?

–Me identifico con el Chango por nuestra búsqueda de la belleza que existe en la expresión más directa, simple y su concomitantemente resumen popular, así como en la forma en que usamos nuestra técnica y experiencia para ofrecer al público una degustación estética y emocional, que combina simplicidad con profundidad. Desde ya que no reconozco ninguna distancia entre la música popular y la clásica, ya que los grandes compositores considerados “clásicos” o “estudiosos” han experimentado la música popular y han bebido –y beben– de ella para crear sus obras más importantes. Esta será nuestra primera reunión y, claro, estoy muy emocionado por esto.

Morelenbaum llegará al país acompañado por Lula Galvao en guitarra y Marcelo Costa en percusión, y su intención es diseccionar el samba para mostrarlo en consecuencia. En todas sus formas y estilos. “Voy con composiciones de músicos con los que he estado compartiendo el arte durante años como Antonio Carlos Jobim, Caetano Veloso, Gilberto Gil y Egberto Gismonti y autores que marcaron y aún guían mi camino musical como Joao Gilberto, Carlos Lyra y Jacob do Bandolim, todo sumado a los pedazos de mi propia naturaleza y los compositores de mi generación”, detalla el músico, que anuncia la edición de un nuevo disco junto a su actual formación, el Cello Samba Trío, para el mes de abril. “Como he dicho antes, la música es el lenguaje, es la literatura y no- sotros, los artistas, estamos en todo momento recibiendo una luz de inspiración de aquellos que nos precedieron. Querría rescatar, en este sentido y puntualmente hablando de mi instrumento, a Pau Casals, por su profundidad, y a Heitor Villa-Lobos, por su creatividad y brasilidad”, completa.

–Muchos de los artistas que nombró seguramente han compartido con usted una parte nada despreciable de los 2260 conciertos que lleva en su historia. ¿Podría rescatar tres momentos puntuales?

–¡Que pregunta difícil! (Risas.) A ver, diría el concierto que dio origen al DVD All this time de Sting, por la carga emocional que nos impactó esa noche del 11 de septiembre de 2001. Después podría ser el primer concierto que di en mi vida con Jobim, que fue el 29 de marzo de 1985. Tampoco puedo dejar de mencionar la gran emoción que me provocó ser elogiado por Leonard Bernstein en Tanglewood, Estados Unidos, el 26 de julio de 1974, cuando representé a Brasil como miembro de la Orquesta Mundial de Juventudes Musicales.

Morelenbaum nació en Río de Janeiro en mayo de 1954 y la primera data musical asociada al violoncello la recibió en el New England Conservatory, de Boston, pero la verdadera explosión estética y popular llegó cuando, veinte años atrás –luego de su participación en el grupo A Barca do Sol–, recibió una invitación sorpresiva y estelar: ser parte de Circulado, el espectáculo de otro titán de la música brasileña (Caetano Veloso), donde pudo plasmar su todo por las partes: dirigió, arregló y tocó, invariablemente. Dos años después, en 1994, y ya como integrante de la Nova Banda de Jobim registró tal vez y participó de un trabajo discográfico nodal: Antonio Brasileiro. Más acá en el tiempo, ensambló su talento con el de Ryüichi Sakamoto y de tal encuentro parieron dos inspiradísimos discos: Smoochy y 1996, que concluyeron en una agitada gira mundial, y una activa participación del pianista y compositor japonés en el Quarteto del mago del violoncello. Y también en un grupo dedicado a eternizar la memoria de Jobim: M2S, que grabó, en la mismísima casa de Tom, el autorreferencial Casa y A day in New York. “Fue una experiencia inolvidable”, sentencia el músico sobre tal mojón en su devenir, que coincidió con su aparición en el film Hable con ella, de Pedro Almodóvar, interpretando “Cucurrucucú paloma”.

–En 46 años de trayectoria le ha pasado de todo, incluso se ha llenado de premios; entre ellos figuran cuatro nominaciones al Grammy y una que lo llevó a ganar el latino por su intervención en el disco Antonio Brasileiro. ¿Qué importancia les da a ellos?

–El verdadero premio para mí es la oportunidad de ejercer mi arte y hacerlo llegar a las almas de mis oyentes.

–¿Y al Mundial que se acerca en su tierra?

–Me encanta el fútbol. Aprecio ver un buen partido y realmente me involucro emocionalmente y creo que la energía creada por los fans en un estadio lleno puede influir mucho en el destino de un enfrentamiento deportivo y eso obviamente me excita, pero también soy consciente de la gran responsabilidad que representa para la selección nacional ganar este campeonato en casa frente a sus propios aficionados, y lo emocionante que será para otros equipos la posibilidad de frustrarles a los actuales pentacampeones esta gran alegría.

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