MUSICA › JUNIOR CASTELLO SE PRESENTA ESTA NOCHE EN EL MARQUEE
Fue baterista del fugaz y potente trío que armó Pappo junto a Alejandro Medina y que dejó un único disco, incendiario para la época. “Todavía conservo las cintas del primer ensayo, con un sonido potente y espeso”, detalla el músico brasileño.
› Por Cristian Vitale
Lo primero que hizo Pappo, cuando se conocieron, no fue saludarlo. Tampoco preguntarle quién era o qué hacía ahí. “Me pidió permiso para ver el motor del auto, un Maverick V8 de motos canadiense, y se quedó como media hora mirando, metiendo mano”, se ríe Rolando “Junior” Castello, imitando el tono grave del Carpo en un portuñol clarísimo. Después sí, consumada la tentación fierrera, la historia siguió su curso. Era un día de 1976, en un barrio suburbano de San Pablo, y ambos, junto a otro peso pesado del rock argentino (Alejandro Medina), echaban a rodar la efímera pero intensa existencia de Aeroblus, una de las bandas de rocanrol más sanguíneas del período. “Enseguida empezamos a tocar, y sonó bien pesado. Todavía conservo las cintas de ese ensayo”, informa el baterista, cuyo dato agrega al primer, epónimo y único disco del trío, una serie de temas inéditos que el baterista recreará, junto a su banda Patrulha do Espaço, hoy en el Marquee Session Bar (Scalabrini Ortiz 666) y el sábado 15 en el Citybar de Martínez. “Temas como ‘La araña’, por ejemplo, que a Pappo le gustaba mucho, o ‘Detrás de la iglesia’, que él terminó grabando en los ’90”, adelanta Junior, consumada su presencia en el habitual homenaje a Pappo en la plaza de Juan B. Justo y Boyacá.
Junior traerá tales reminiscencias del mítico Aeroblus junto al power trío que fundó el ex Os Mutantes Arnaldo Baptista y que hoy conforman Danilo Zárate en guitarra y Paulo Carvalho en bajo, más Marta Benévolo, su mujer, en coros. “Para que se entienda acá, en Argentina, yo ubicaría el sonido de la Patrulha entre Aeroblus y La Renga, porque no podés hacer algo como Aeroblus si no tenés un violero como Pappo, ¿no?, pero la onda es la misma... rock pesado, loco, hard rock”, agrega, sobre una data que se comprueba sin demasiado esfuerzo en su último disco a la fecha (Dormindo em cama de pretos) y en los temas intensos que serán parte del próximo, Veloz. “Vamos a ver qué onda aquí, porque Brasilia, donde vivo hace seis años, ya no es ‘la capital del rock’. Creo que el show business y la tecnología digital cagaron todo”, señala –a lo Pappo– el baterista que reconoce en Keith Moon y John Bonham a sus musas.
Los inicios de Junior en el rock se remontan a un par de bandas under en San Pablo, su ciudad natal, pero el imperio de la MPB y el carnaval de la época –fines de los sesenta– lo obligaron a mudarse a México. “En el DF, en esa época, había buenos equipos, buenos violeros, buenos bajistas y una escena dinámica, mientras que en Brasil había sólo Os Mutantes y alguna cosita más... entonces me fui al norte, y me instalé, me profesionalicé”, evoca el baterista, que hizo sus primeros trabajos junto a Alex Lora y su banda Three Souls In My Mind, el grupo que derivaría en El Tri. “Tuve la suerte de ser amigo de Alex e incluso de tocar en El Tri en un momento en que el batero se había roto la pierna en un accidente de moto. Pero estuve unos años y volví a Brasil, porque el gobierno de México era muy reaccionario con las drogas. Nos perseguían mucho en los toques, se llevaban 30, 40 pibes en cana, y teníamos que poner plata para que los largaran... era jodido.”
Fue en tierra azteca donde Junior oyó hablar por primera vez de Pappo. En un cabaret, puntualmente. “Una bailarina me dijo que había un blusero impresionante en Buenos Aires, y me consiguió Pappo’s Blues III. ¡Me voló la cabeza! Tanto que después mi hermana viajó a Buenos Aires y le encargué algunos discos de rock: me trajo el de La Pesada, que tiene ‘La maldita máquina de matar’, con Medina y Pappo, y empecé a interesarme por el rock argentino, Crucis, Invisible, Pappo... eran muy buenos.” Pero lo que nunca imaginó Junior era que se iba a ver cara a cara con Pappo y Medina y, mucho menos, que iba a terminar grabando uno de los discos más contundentes del segundo lustro de la década del ’70. “Yo ya había vuelto a San Pablo cuando una groupie, para variar, me dijo que conocía a Alejandro (Medina) y que me lo iba a presentar. En efecto, Medina se me apareció una noche, bien loco, y me dijo ‘tenemos que tocar con Sutano, con Mengano’, qué se yo, miles de propuestas que nunca se concretaban”, se ríe Junior.
Y así fue, todo en el aire, hasta que Medina y Pappo se mudaron fugazmente a una casa ubicada en los suburbios de San Pablo, y Junior se sorprendió ante la propuesta del ex Manal. “‘Vamos a tocar, que estoy con Pappo’, me dijo, y la verdad, no le creí. Me dijo que estaban en una finca, a cincuenta kilómetros de la capital, y pensé: ‘Este está en pedo o se tomó un ácido’, pero, bueno, fui. Por las dudas, llevé una batería vieja y, cuando llegué, estaba Pappo, ¡parecía un Neanderthal, loco!... Alejandro me contó que no tenían un mango, parecía que estaban en el medio de la jungla”, se ríe Junior. El encuentro, que empezó con Pappo, hosco y fierrero, metiendo mano en el motor del auto de Junior, terminó con un ensayo tracción a sangre y determinó el origen de Aeroblus. “A partir de ahí empezamos a ensayar todos los días, y estábamos tan aceitados que el disco se grabó en un día, directo y crudo, nada de ‘me equivoqué en el bajo, lo voy a hacer de nuevo’.”
Ese disco, que se transformaría en un nexo entre Pappo’s Blues y Riff –aunque el disco posterior haya sido Pappo’s Blues VII– expresaba a través de diez temas espesos y venales (“Completamente nervioso”, “Sofisticuatro” o “Vamos a buscar la luz”, entre ellos) la matriz pura de un power trío de rock and roll, en plena época de sesudas fusiones y jazz rock. “Era un sonido potente y espeso, sí. Yo, como decía, tengo unos seis temas que jamás se grabaron en un casete y uno de ellos es una versión de ‘Arboles difusores’, que en el original quedó con un solo de batería al principio, pero el original no era así... era una introducción de batería, viola y bajo, a la que se le quitaron el bajo y la viola. Otro de los temas que canta Medina, creo que es ‘Solísimo’, está cantada por Pappo en otra versión”, desarrolla Junior, que viajó con ambos a Buenos Aires en octubre de 1976, y se volvió a su tierra antes que el disco viera la luz. “El disco se atrasó mucho, sí, pero también pasó que Pappo se casó (risas)... y yo no me sentía bien parando en su casa. Me fui para dejarlo tranquilo, y además porque estaba un poco podrido de la dictadura. Era un bajón. Muy duro. Yo caía con Pappo en cana y, si bien a mí me dejaban ir porque decía que era turista, él quedaba adentro. Además, no se conseguía un porro ni de casualidad... todo bien con Argentina, pero en ese momento era un embole absoluto”, cierra el baterista, que reflotó aquel trío una noche de mayo de 2010 junto al mismo Medina y Chizzo, de La Renga, en lugar de Pappo, y que esta noche intentará recrear, otra vez, parte de la épica.
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